Dos días antes de arrancar el Tour de Francia del 2013, Eusebio Unzúe, director del Movistar, puso al joven Nairo Quintana a hablar al lado del capo absoluto del equipo, Alejandro Valverde. Era el espaldarazo final a una promesa que se iba convirtiendo en realidad. "Este chico será tan grande como Perico Delgado". El impresionante debut en la Grande Bouclé, una etapa ganada, mejor joven, camiseta de pepas rojas de la montaña y su subcampeonato, lo cataputaban a la cima del ciclismo mundial. Se decia que era cuestión de años para que ganara la ronda francesa. Pero la posibilidad nunca se concretó.
Una mezcla de mala suerte y malas decisiones del Movistar hicieron que ese sueño fuera irrealizable. Este año Nairo iba por todo. Se había preparado, tenía un equipo escogido por él. Pero dos caídas lo reventaron y le quitaron la fuerza que quería para destacarse en el Tour y llegar de amarillo a París. El miedo que le tenían los eslovenos era superior al que sentían por Egan. Ayer, en el Gran Colombier, se descolgó faltando 11 kilómetros de una subida que le venía como un guante. No tenía piernas para seguir. Las heridas no se curan tan fácil, ni siquiera en un súper ciclista como él.
Ahora sólo queda esperar mejorar su clasificación general tratar de ganar una etapa. La número 15 fue infernal, así lo relató el propio Quintana: "Las dos últimas caídas han sido muy fuertes y la última me ha provocado una reacción alérgica con ampollas en todo el cuerpo y mucho dolor. Llevo tres días y el dolor sigue como al principio", además afirmó sentir " rabia y tristeza".
Lo único que resta para él en este Tour, según sus propias palabras, es "seguir para adelante. No sabemos si podio o 'top 5', lo importante es hacer una buena general. A pesar de todas las dolencias que tengo hay que seguir, eso es lo que me identifica. Veníamos muy bien para este Tour, todos los días lo habíamos hecho muy bien, pero son cosas que no las eliges, son inevitables, nos ha tocado nuevamente".
Lo increíble es que a sus 30 años todavía tiene por lo menos tres años para intentarlo.