Falcao, Rodallega, Guarín, Abel Aguilar, Zúñiga, Cristian Zapata, Edwin Valencia, Wason Rentería, Dayro Moreno, Sebastián Hernández, Marrugo… la lista parece interminable. El Suramericano Sub-20 de 2005 fue la primera manifestación de una de las mejores generaciones de futbolistas que ha dado este país. Pero entre tantos cracks había uno especial, uno diferente a los demás. Un zurdito bogotano que nos impresionó con su técnica excelsa. Cuando lo vimos jugar, creímos que no tendría techo.
Aunque ya había debutado en Santa Fe, antes de salir campeón del Suramericano, Juan Carlos Toja era un desconocido. Sin embargo, sus actuaciones con la Selección muy prontamente lo llevaron a la élite. A los 21 añitos, después de jugar la Libertadores 2006 con Santa Fe, River Plate se lo llevó.
Todo parecía sobre ruedas. En su primer partido con la ‘Banda’, Toja hizo un gol de antología. En Argentina se enamoraron de él y por eso costó trabajo entender por qué dejó de contar para el técnico Daniel Passarella. En seis meses jugó tres partidos y tuvo que regresar. Volver al país para tomar impulso.
Hizo escala en Santa Fe y de ahí migró a Estados Unidos. Con menos de dos años como profesional, Toja se fue a una liga a la que la mayoría de los futbolistas van a retirarse. Todos nos lamentamos, pues sabíamos que Juan estaba para cosas más grandes. El FC Dallas tuvo el privilegio de hacerse con sus servicios.
En la tierra de las oportunidades la apuesta no salió tan mal. Después de dos años jugando soccer, el Steaua Bucarest de Rumania le cumplió el sueño (americano) de ir a Europa. “De Rumania saltará a una liga más poderosa”, nos repetíamos convencidos los que sabíamos de su talento, los que admirábamos su zurda mágica.
Con el Bucarest cantó el himno de la Champions y por primera vez pudo tener continuidad. Pero aunque en 2008 fue llamado a la Selección Colombia y jugó contra Brasil en un partido de Eliminatorias para Sudáfrica 2010, lo cierto es que allí nunca terminó de explotar. Toja no pudo dar el paso a la élite europea y lo que al principio parecía un trampolín terminó siendo un rodadero.
En 2010 ya no podíamos negarlo, Toja comenzó a decepcionarnos. Mientras muchos de sus contemporáneos ya brillaban en Europa, Juan Carlos nos seguía debiendo. “¿Qué le pasó a esa zurda mágica?”, nos preguntábamos incrédulos, y mirábamos al cielo, como reclamando. De Rumania pasó al Aris Salónica, un equipo griego con serios problemas económicos en el que le alcanzaron a deber hasta seis meses de sueldo en los dos años que estuvo.
Y llegó el fin del sueño europeo. En 2012 Juan Carlos volvió a Estados Unidos a probar suerte en el New England Revolution. Pero allí una lesión crónica en la espalda le impidió jugar con continuidad y a finales de 2013 rompió contrato.
Desde entonces deambula solitario. Nadie sabe dónde está. Algunos dicen que se está preparando para reaparecer en el fútbol colombiano. En 2016 lo vieron por Fortaleza y lo último que se supo de él es que estuvo entrenando en La Equidad. ¿Sabe dónde está? ¿Lo ha visto? Queremos que vuelva. A los cracks la magia nunca los abandona.
*Enlace del artículo original de Habla el Balón
