Tributo a una gesta impagable - Aaron Bushnell, un héroe de nuestro tiempo

Tributo a una gesta impagable - Aaron Bushnell, un héroe de nuestro tiempo

Entre tanto héroe con pies de barro, vale homenajear al soldado Aaron Bushnell quien a sus 25 años decidió quemarse en protesta contra el genocidio en Palestina

Por: Luis Carlos Muñoz Sarmiento
marzo 06, 2024
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Tributo a una gesta impagable - Aaron Bushnell, un héroe de nuestro tiempo
Fotografía: Archivo particular

Los sabios hablan porque tienen algo que decir,
los tontos hablan porque tienen que decir algo.
PLATÓN

La juventud es feliz porque tiene la capacidad de ver la belleza. 
Cualquiera que conserve la capacidad de ver la belleza jamás envejece.
FRANZ KAFKA

Nunca hubiera podido imaginar que una ausencia ocupara tanto espacio, 
mucho más que cualquier presencia.
ANA MARÍA MATUTE

Entre tanto héroe con pies de barro, papel, cartón piedra, caucho, en fin, entre tantos héroes de mierda, inflados por el patrioterismo, la superchería religiosa o la estupidez política, bien vale hacer un tributo, reconocer la gesta del soldado/aviador estadounidense Aaron Bushnell, quien a sus 25 años decidió quemar su cuerpo en protesta incontestable contra el genocidio de palestinos en la Franja de Gaza y Rafah, por cuenta del Imperio sionazista/gringo y su atropello sin techo, desfachatez sin nombre, canallada sin medida. Esta es la sentencia tomada de su testamento y que abriga el sonido y la furia del sabio, esta vez no del tonto: “Deseo que mis restos sean cremados. No deseo que se esparzan mis cenizas ni se entierren mis restos, ya que mi cuerpo no pertenece a ningún lugar de este mundo. Si llega un momento en que los palestinos recuperen el control sobre su tierra y si la gente nativa de esta estuviera abierta a la posibilidad, me encantaría que mis cenizas fueran esparcidas en una Palestina libre”. (¡!)

En tal sentido, todo nuestro reconocimiento, el de Santiago y Carolina, Marthica, María del Rosario y Gonzalo y el mío, al soldado Aaron Bushnell, quien se inmoló el 25.feb.2024 en protesta contra el genocidio del Imperio sionista/gringo en Palestina: acto que acometió frente a la embajada de Israel en Washington, hecho significativo por partida doble. Un hecho tan memorable como el del monje vietnamita Hòa Thượng Thích Quảng Ðức, quien se quemó hasta morir en una calle de Saigón el 11.jun.1963, en protesta contra la guerra de Vietnam. Sin ignorar que ahora se diga que fue por “las persecuciones que sufrían los budistas por parte del gobierno de Ngô Đình Diệm”. Todo cambia con el tiempo, parecen decir los farsantes del periodismo, encabezados hasta hoy por Jacob Rothschild, quien acaba de morir no sin dejar al planeta lleno de falsas noticias. Que a nadie le dé por alabar sus ‘hazañas’, como hace poco quisieron hacer con Kissinger, tan genocida como Pinochet, Videla o Uribe.

En medio de la tragedia que esto significa para poder conservar la lucidez, la salud mental, la ética y, cómo no, la integridad, vienen en auxilio de la gente decente del planeta (no de ‘la gente de bien’ que durante el Paro Nacional 28A [1], en cabeza del paraco urbano Andrés Escobar, ayudó a eliminar a cientos de integrantes de las Primeras Líneas: hoy, más de 300 son judicializados por ‘terrorismo’), rechazos y demandas de ministros como Ione Belarra, de España (2), historiadores como Gideon Levy, periodistas como Chris Hedges. Todos ellos, dejan claro que lo que niegan en coro Netanyahu, Biden y, en Colombia, Moisés Wasserman (exrector de la U. N. de Colombia, lo cual, por contraste, envilece aún más su exabrupto), es justa y simplemente un genocidio, de acuerdo con la Convención para la prevención y la sanción del crimen citado adoptada por la Asamblea General de la ONU, el 9.dic.1948 y puesta en vigor el 12.ene.1951, de conformidad con los Art. I, II y III que señalan las causas.

Art. I: ‘Las partes contratantes confirman que el genocidio, cometido en tiempo de paz o de guerra, es un delito de derecho internacional que se comprometen a prevenir y a sancionar’. Art. II: ‘En [esta] Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos [citados enseguida], cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial [sólo hay una raza: la Humanidad] o religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Atentado grave contra la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo’. Art. III: ‘Serán castigados […]: a) El genocidio; b) La asociación para cometer genocidio]; c) La instigación directa y pública a cometerlo; d) La tentativa de hacerlo; e) La complicidad en el genocidio’.

Ione Belarra destapa el horror, el dolo, la tragedia generada por la complicidad entre EE.UU e Israel, y España, por vender armas para atacar al pueblo palestino: “Yo no sé, […] si ustedes son conscientes de que la crudeza, el terror, la [desvergüenza], la crueldad tremenda del Estado de Israel [genera] que haya millones de personas en todo el mundo [con el aliento contenido]. La desvergüenza de sus soldados haciéndose una selfie frente a los escombros de un barrio entero, soldados disparando a mujeres mayores y a niños que ondeaban banderas blancas, bombardeos masivos de población civil, hospitales, escuelas de la UNWRA, asesinatos de periodistas, 72 en cuatro meses, 158 trabajadores de N. U. aniquilados, bebés prematuros desconectados de las máquinas que podrían salvarles la vida. El personal sanitario, […] amputando piernas y brazos sin ningún tipo de anestesia, [más de] dos millones de personas desplazadas, cientos de miles de personas muriendo de sed, de hambre”. Y sigue.

“De enfermedades que serían perfectamente evitables. Camiones llenos de ayuda humanitaria que están atrapados en el paso fronterizo de Rafah porque el Estado de Israel no los deja pasar. El ministro de defensa israelí afirmando que los palestinos son animales humanos y como tales hay que tratarlos [3]. Si esto no es un genocidio, señorías, entonces díganme Uds. qué es. Cómo es posible que estemos viendo un genocidio ante nuestros ojos y nadie haga nada. Y lo triste, es que la respuesta a esa pregunta es tan cruel y tan inhumana como simple. Y es porque Israel es el aliado de los [EUA]. […] ¿Por qué el Gobierno de España no rompe inmediatamente relaciones diplomáticas con Israel? Para no molestar a los EE.UU. ¿Por qué no respalda la denuncia de Sudáfrica para llevarla a la [CIJ]? Para no molestar a los […] ¿Por qué no acuerda cumplir con la Ley española de Comercio Exterior que dice embargo de armas a la compra y venta y transporte de armas a un país en conflicto”?

“Para no molestar a los EE.UU. El problema es que para no enfadar a EE.UU, el Gobierno y la UE están limpiando el suelo con nuestra credibilidad internacional, ese es el [lío]. Y la causa palestina no sólo es relevante por el terrible sufrimiento de un pueblo, […] uno injusto, terrible, sino porque con nuestra inacción estamos destruyendo toda la arquitectura internacional e institucional que construimos tras la [II GM] para que nadie volviera a hacerle a nadie lo que los nazis les hicieron a los judíos, lo que le hicieron a la población LGBTI, lo que le hicieron a la población gitana, discapacitada, y también a la gente que pensaba como nosotras. Para que nadie volviera a hacerle a nadie eso, y sin embargo Israel ha convertido la Franja de Gaza en un campo de exterminio a cielo abierto. Pregúntense, señorías, quiénes hubieran querido ser Uds. ante la Alemania nazi. Pregúntenselo porque lo que estamos viendo es lo mismo, está volviendo a pasar. Y lo peor es que estamos volviendo a dejar que pase”…

Gideon Levy, en su texto Crímenes de guerra – Una incursión israelí sobre Rafah será una catástrofe humanitaria sin precedentes (4) permite unir el genocidio al gesto de Bushnell de modo casi natural. Para el historiador judío (no, sionista) tanto la opinión pública israelí como la Admón. Biden deben ‘despertar’. Suplica que no entren en Rafah; eso será un ataque al mayor campo de refugiados del mundo; ello conlleva unos crímenes de guerra que el ejército israelí ni siquiera ha logrado aún. Recuerda que en la devastada Franja de Gaza no queda lugar adónde ir. Imagínense ustedes, meter a un millón de personas en 16 km2, el área del aeropuerto Ben-Gurión, con una densidad de 62.500 hab./km2. Esto sería en Al-Mawasi, donde no hay agua, infraestructuras, electricidad ni viviendas. Sólo arena para absorber sangre, aguas residuales y epidemias: ‘Pensar en esto no sólo hiela la sangre’; además, ‘muestra el nivel de deshumanización’ al que ha llegado Israel en su genocidio planificado…

Por último, Levy invita a ver imágenes de Rafah en cualquier cadena del exterior, pues en Israel nada se verá, y ahí se comprende por qué es imposible evacuar, eufemismo por echar. Imagínense la proliferación de los crímenes de guerra. El 10.feb.2024 se halló el cadáver de Hind Hamada, de seis años. Su caso se hizo tristemente célebre tras el terror vivido por ella y su familia frente a un tanque sionista: quedaron grabados en una llamada telefónica con la Media Luna Roja palestina, hasta cesar los gritos de terror de su tía. Murieron los ocho miembros de su estirpe. Hind apareció en el carro quemado de su tía en una gasolinera de Khan Yunis. Cubierta por los cadáveres de aquéllos, estaba herida y murió desangrada antes de poder salir del auto. Todos respondieron al llamado humanitario sionista para evacuar. Gideon Levy: ‘Quien quiera miles de Hinds más, que invada Rafah, cuya población será evacuada a Al-Mawasi’. En el solo caso de Hind, Bushnell pudo hallar razón para su proeza.

El periodista gringo Chris Hedges, ganador del Pulitzer (premio que, no en su caso pero sí en el de muchos otros, debería producir vergüenza por lo que él mismo, Joseph Pulitzer, dijo y jamás practicó: “La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público. Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota del bien público)” (5), en su artículo La violencia divina de Aaron Bushnell (6) sostiene que su inmolación ‘fue […] un acto religioso’, aunque quizás lo diga por él mismo. La verdad, los milicos por lo general son ‘religiosos’ sólo en la medida en que lo son los políticos y la Iglesia en especial: para meterle miedo a la gente. Mientras el clero le maneja el miedo a la sobrenatural, las autoridades civiles y militares manejan el miedo a lo natural. Prefiero darle un trato laico a dicho texto…

Bushnell, para Hedges, hacía parte de ‘la vasta maquinaria’ del genocidio’ en Gaza; así, no era menos culpable que ‘soldados, tecnócratas, ingenieros, científicos y burócratas que engrasaron el aparato del Holocausto nazi’. Subraya: ‘Era un papel que ya no podía aceptar. Murió por nuestros pecados’. Por eso, no fue más cómplice del genocidio: ‘Estoy a punto de participar en un acto de protesta extremo. Pero [comparado] con lo que la gente experimenta en Palestina a manos de sus colonizadores, no es extremo en absoluto. Esto es lo que nuestra clase dirigente ha decidido que sea normal’. Luego, Hedges pregunta en modo sensato y utópico: esto, en tanto se trata del dúo pacifista Israel/EUA: en un mundo justo, ¿no debería la flota gringa romper el bloqueo de Gaza y suministrar comida, refugio y medicinas, suspender cargamentos de armas, miles de millones de USD en ‘ayuda militar e inteligencia dados a los sionazistas, no deben rendir cuentas quienes cometen genocidio o los secundan?

Hedges señala que el gesto bonzo (monje budista en Asia oriental) de Aaron delimita de modo radical el bien y el mal y exhorta a resistir. Antes del suicidio publicó lo que muchos se preguntan a diario: ‘¿qué habría hecho yo si hubiera vivido en tiempos de la esclavitud? ¿O en el sur de Jim Crow [leyes de segregación]? ¿O durante el apartheid? ¿Qué haría si mi país estuviera cometiendo genocidio? La respuesta es: lo está cometiendo. Ahora mismo’. Hedges afirma que durante la invasión de EE.UU a Irak en 1991, la ayuda humanitaria salvó a los kurdos de hambre y muerte por males infecciosos o frío, pero era otra época y otra guerra: ‘El genocidio es malvado cuando lo ejecutan nuestros enemigos. Se defiende y se sostiene cuando lo ejecutan nuestros aliados’. En su Crítica de la violencia, Benjamin analiza la violencia cometida por sujetos que se enfrentan al mal radical y que todo acto que lo desafía ‘quebranta la ley en nombre de la justicia’ y ‘afirma la soberanía y la dignidad del [sujeto]’.

Cualquier acto que desafía al mal radical, dice Benjamin: “Condena la violencia coercitiva del Estado. Implica una voluntad de morir. Benjamin [dice Hedges] denominó a estos actos extremos de resistencia, ‘violencia divina’.” Y recuerda que los amigos del filósofo Fritz Heinle y Rika Seligson se suicidaron en 1914 para protestar contra el militarismo alemán y la I GM, lo que de paso ratifica el valor de la hazaña realizada por Bushnell. Su imagen postrera, igual que la del citado bonzo Thích Quảng Ðức o la de Mohamed Bouazizi, joven tunecino vendedor de frutas (2010), ‘es un potente mensaje político’ para Hedges: ‘Saca al espectador de su somnolencia’. Lo obliga a cuestionar sus suposiciones y le induce a actuar. ‘Es teatro político, o quizás ritual religioso, en su forma más potente’. Monje Thích Nhất Hạnh: ‘Expresar la voluntad quemándose, por tanto, no es cometer un acto de destrucción, sino realizar un acto de construcción, es decir, sufrir y morir por el bien del propio pueblo’.

Para terminar, Hedges relata que, en 1969, con motivo de la Revolución de Terciopelo, asistió a la conmemoración de la epopeya del universitario Jan Palach, de 20 años, quien se plantó en la escalera del Teatro Nacional de la Plaza Wenceslao, se roció gasolina y ardió. Era su protesta contra la invasión soviética a la Checoslovaquia de A. Dubček, ocurrida cinco meses antes. Dos décadas después, en 1989, el rostro de Palach cubría las paredes de Praga: su muerte, 20 años atrás, fue elogiada como ‘el acto supremo de resistencia contra los soviéticos y el régimen prosoviético puesto tras derrocar al citado Dubček. Miles de personas fueron a la Plaza de los Soldados del Ejército Rojo y la rebautizaron Plaza Jan Palach: ‘Ganó. Algún día, si se desmantelan el Estado corporativo y el Estado de apartheid de Israel, la calle donde Bushnell se prendió fuego llevará su nombre’. Como Palach, será honrado por su coraje. Para los palestinos, traicionados por la mayor parte del mundo, ya es un héroe de nuestro tiempo.       

El negacionismo de Netanyahu y Biden frente al genocidio ya es proverbial. Pero, lo que muchos deberían conocer es el tuit del exrector de la U. N. de Colombia, Moisés Wasserman: “La respuesta de Israel fue y sigue siendo legítima y necesaria, consistente con el derecho internacional e invirtiendo esfuerzos sin precedentes para mitigar el daño civil. No hay ninguna intención genocida aquí”. Se nota que Wasserman conoce el derecho internacional, la Convención sobre el Genocidio de la ONU (1948-1951), a quién se le causa el daño civil. Tal vez tenga razón apenas en que no hay intención genocida, pues en sí se trata de genocidio. Por ello, con razón, Palestina Hoy le respondió al ‘informante del Mossad’, de acuerdo con Gloria Gaitán en charla que tuvimos sobre El día del odio, de Osorio (7), así: “VERGÜENZA: Para el exrector y profesor de la [U. N.] aniquilar al 1% de la población palestina, incluidos 10.000 niños y niñas, es una respuesta ‘legítima y necesaria’ y no un genocidio’. Pena ajena.

Aaron Bushnell, quien antes de partir de ese mundo que no era el suyo dijo: “Soy un miembro en activo de la Fuerza Aérea y no voy a seguir siendo cómplice de genocidio”, nos dio a todos, sin querer, un soberbio bofetón: contra la desidia, el silencio (ineficaz), la complicidad, el consabido me-importa-un-culo frente a las cosas que afectan a todos, pero que a nadie le importan a la hora de actuar. Y ya se sabe, por Martí, que la mejor forma de decir es el hacer. Lo demás es comodidad, ardides, componendas de filántropos, poderosos, élites y dueños de medios masivos, como hacía el sionista/alemán J. Rothschild (1936-2024) y lo siguen haciendo R. Murdoch y BlackRock, que sólo buscan el exterminio de la Humanidad sin decir nada o, peor dicho, haciendo avances del guion deliberado que a diario escriben, no por ser visionarios, magos o adivinos, como tanto se dice, sino para anunciar la próxima Al Nakba ya no sólo palestina sino orbital que se viene. Todo, vía medios prepagos del mundo entero.

Los que de modo desinteresado les colaboran, porque saben que es la forma más discreta de hacerse a una pauta comercial robusta, así sea la más enclenque desde la ética, una pauta montada sobre el escándalo y el dolor de personas, familias, pueblos enteros. Como pasó aquí, con don Raúl Carvajal, otro héroe de nuestro tiempo, que le gritó a Uribe en la cara y lo responsabilizó del asesinato a sangre fría de su hijo: “Ojalá le mataran un hijo a usted para que supiera lo que duele la muerte de un hijo, cuando un hijo es bueno. Pero Uds. son unos asesinos, porque si Uds. no tuvieran que ver con [su] asesinato, hubieran dejado que se investigara, y yo [en persona] le entregué una carta en la finca El Ubérrimo, ¿sí o no […]?”, le dijo como parte de los reclamos al genocida (8): don Raúl Carvajal, murió, dicen que de Covid, el 12.jun.2021, en la madrugada, pero las razones del crimen de su hijo siguen en la sombra, tal vez por tratarse de otro más de los soldados anónimos víctimas de la aporofobia.

O pasó con las Madres de Soacha (9), a quienes Varito primero calumnió y luego se retractó sobre que sus hijos ‘no estarían cogiendo café’. En reunión con aquellas, dijo el entonces senador, ‘varias me expresaron que sus hijos estaban infortunadamente involucrados en actividades ilegales, lo cual no es excusa para asesinarlos, pero la hipótesis no fue examinada por la justicia’. Lo cual le costó un proceso en su contra por injuria y calumnia. La CSJ fue el lugar en el que Matarife, como lo bautizó en justicia G. Guillén, se retractó ante ellas por un tuit de jun.2015. Al salir de la conciliación, el hoy exsenador dijo que lo hacía por el dolor de las madres y que en su familia ha habido madres ‘que han tenido mucho dolor’ y que si conciliaba con las de Soacha lo hacía ‘por razones humanitarias’: ‘Me retracto además porque lo que escribí no me consta en nada diferente a lo que escuché’. Por su petición para resarcir el daño causado a la memoria de sus rectos hijos, cita los nombres de los jóvenes asesinados.    

En conclusión, la juventud es infeliz cuando está en impotencia frente a la fealdad y por eso un acto de valor, de entrega por los demás, de asco ante las injusticias del ‘todopoderoso’ Imperio sionista/gringo, tiene que verse como la rotunda negativa a seguir viendo la belleza y, por contraste, renunciar a seguir en la vida: a no envejecer. La lección, sin intenciones, de Bushnell es la forma más noble de repudio a la alevosía, al atropello, a la deshumanización, y un llamado urgente a la acción de los pueblos de cara a la desidia frente a lo insoportable, a lo que en sí es intolerablemente intolerable: el desprecio de élites, poderosos y filántropos por la vida humana. En este caso, el desprecio por todo un pueblo, el palestino, desde comienzos del XX, cuando los Rothschild empezaron su puerca cruzada de apoyo al sionismo hasta hoy cuando se verifica la segunda Al Nakba o Catástrofe de dicho pueblo palestino, pasando por la de 1948, cuando 700.000 palestinos, o más, fueron expulsados de su tierra…

Sin duda, parte de lo dicho, pudo servir de acicate para la decisión final del aviador Aaron Bushnell, un auténtico ser humano de la época (no un impostor como tantos otros de los medios corporativos/prepagos que obedecen el diktat de Jacob Rothschild, Rupert Murdoch y BlackRock), un auténtico mártir de la modernidad que nos asalta, en tanto testigo/víctima de su tiempo, un sujeto dueño de sí, de su dignidad, de su voluntad de poder hasta el último segundo de su vida, que gritaba ‘¡Palestina libre!’ mientras el fuego lo abrasaba, es con sobrados méritos e indiscutible seguridad un ser humano que indica el pésimo andar del statu quo, la situación que atraviesa la Humanidad: por decir lo menos, lamentable. Este ensayo emitido desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños, no es más que un humilde tributo a su memoria, a la gesta impagable de ese otro héroe de nuestro tiempo. Fácil es imaginar que su ausencia ocupe tanto espacio, por contraste con tantas otras viles presencias.

A Santiago y Valentina, hijos adorados, mis héroes de todos los tiempos.

Notas, enlaces y bibliografía:

(1) https://rebelion.org/paro-nacional-28a-la-revancha-de-la-historia/

(2) https://www.youtube.com/watch?v=2BwURzhCPWI

(3) https://rebelion.org/genocidio-sobre-los-palestinos-no-guerra-de-israel-contra-hamas/

(4) https://rebelion.org/una-incursion-israeli-sobre-rafah-sera-una-catastrofe-humanitaria-sin-precedentes/

(5) https://www.mundifrases.com/frases-de/joseph-pulitzer/

(6) https://rebelion.org/la-violencia-divina-de-aaron-bushnell/

(7) https://rebelion.org/la-sociedad-de-control-en-los-dias-del-odio/

(8) https://www.wradio.com.co/noticias/sociedad/murio-don-raul-hombre-que-le-reclamo-a-uribe-verdad-sobre-asesinato-de-su-hijo/20210612/nota/4142661.aspx

(9) https://www.semana.com/nacion/articulo/alvaro-uribe-le-pidio-perdon-a-las-madres-de-soacha-por-afectar-la-memoria-de-sus-hijos/525896/

* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine, de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín Cultural de EE, 5.jun. 2012; columnista, 23.mar.2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre MZO y su novela Changó, el gran putas, fue lanzado por UFES, el 20.feb.21. Invitado por Pijao Editores al Encuentro Nacional de Narrativa Colombiana vista desde las Regiones (Ibagué, 1º a 4 nov.23) Invitado por UFES al Congreso Literatura, Soberanía Nacional y Multipolaridad (Vitória, Brasil, 25.nov.23). Autor en ARC, traductor y coautor, con Luis E. Soares, en Rebelión, Magazín EE, Las2Orillas. E-mail: [email protected]      

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