Tres movimientos –partidos– que estaban congelados en el tiempo fueron sacados del armario y desempolvados para darles un nuevo aliento. Movimientos todos con un norte y una hoja de ruta clara, por sus mentores.
Iniciemos con el Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán Sarmiento. En similitud con el Movimiento de Salvación Nacional de Álvaro Gómez Hurtado. Ambos líderes asesinados para silenciar su voz. Ambos líderes se apartaron del oficialismo de los dos partidos, y como disidentes, resultaron incómodos para las maquinarias del bipartidismo; y, para los objetivos de quienes vieron amenazados sus intereses y poderes.
La pregunta: Por qué fracasaron en el intento sus delfines, ¿qué pasó? Claramente en ambos casos no representaban las banderas ni de Galán, ni de Gómez. Ambos distan de los criterios de sus inspiradores.
La forma como fueron educados los hermanos Juan Manuel y Carlos Fernando Galán, protegidos del oficialismo, y su trayectoria política. Y en la otra esquina, Enrique Gómez Martínez, y su hermano Miguel, la antítesis de su tío, tampoco representaban las banderas que quisieron agitar. En otras palabras, en ambos casos, se presentan con postulados de los que no eran congruentes con sus aspiraciones. Y que además, lo demostraron en los debates y alianzas.
No era obligación para ninguno definir su apoyo a Petro, pero, fue totalmente incongruente exponer las banderas del N.L. y del MSN para terminar en la campaña de Rodolfo, expresando que tenían puntos programáticos en común, cuando Rodolfo, no tenía programa alguno.
En conclusión: El intento de revivir el N.L. terminó en divisiones y abandonos de sus nacientes miembros y alianzas. En otras palabras, faltó timonel para no verse como limosneros apostándole al clientelismo ante la derrota que los dejó por fuera de la cancha.
Del otro lado, Enrique Gómez Martínez hace otro tanto con el MSN; surge como un fantasma, sin un solo mérito que lo acompañe. Y de la nada pretende ostentar el derecho a las banderas de Gómez Hurtado, cuando hay un profundo abismo ideológico y ético que los separa.
Resulta curioso que, en ambos casos, los delfines Galán y Gómez hayan pretendido rescatar las banderas de estos dos líderes asesinados en similares circunstancias, y que una vez estuvieran enfrentados en debates de gran altura –altura que no tienen sus delfines– por la aspiración presidencial. Y más curioso, ambos terminaron pidiendo pista en la campaña de Rodolfo, que no representaba nada en común con las banderas que pretendieron izar.
Del Oxígeno de Ingrid, pues, no hay mucho que decir, es demasiado evidente el show que armó, su mezquindad y su fracaso. Termina enfilada con todo lo que crítico, y en todo lo que dijo que no representaba, aterriza con el ingeniero. Ingrid no necesitó que le dieran un empujón, ella misma se lanzó al fracaso.
Estos tres se refugian en Rodolfo para huir de Petro, y Rodolfo termina en alianza con Petro inmediatamente después de perder la contienda.
¿Qué cosas, no?