El título de esta columna de alguna manera sugiere ya sea tres suculentos jamones de bellota (los de ‘pata negra’ por supuesto), o en su defecto tres vinos tintos de la Rioja o de Ribera del Duero. Pero no se trata ni de jamones, ni de vinos: se trata, lamentablemente, es de tres pajarracos españoles, todos tres de extrema izquierda (un socialista, un marxista y un comunista) que le han causado un enorme perjuicio a los venezolanos y a los colombianos.
El primero y posiblemente el más conocido de ellos es el ex primer ministro socialista, José Luis Rodríguez Zapatero. Este soplagaitas se ha convertido en el mayor defensor del criminal régimen de Nicolás Maduro. Un reciente editorial del diario El País de España, diario conocido por sus posturas a favor de la izquierda, afirma que Zapatero le está aportando oxigeno a Maduro: “Zapatero confunde su rol mediador y aporta un apoyo crucial al chavismo…en vez de acercar a las partes en el conflicto, la falta de imparcialidad de Zapatero es especialmente escandalosa, con una oposición oprimida, perseguida y encarcelada frente a un Gobierno abusivo entregado a la demolición de la democracia y la economía en Venezuela.” Zapatero es un lo que llaman en España un auténtico ‘gilipollas’. Pusilánime hasta el tuétano de sus huesos, sin carácter, sin principios y sin escrúpulos, lo que es un verdadero misterio es por qué se aceptó que este pobre diablo fuera mediador entre la oposición venezolana y el gobierno de Maduro.
Santiago, quien será el próximo secretario general del Partido Comunista Español.
fue asesor legal e internacional del grupo narcoterrorista Farc en La Habana,
y barrió y trapeó con la Delegación Oficial del Gobierno
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El segundo rojo ibérico es el habilísimo abogado Enrique Santiago quien casi con seguridad se va a convertir en el próximo secretario general del Partido Comunista Español. Santiago, a sueldo del Reino de Noruega, fue el asesor legal e internacional del grupo narcoterrorista Farc durante las conversaciones en La Habana. Con inusitada habilidad Santiago barrió y trapeó con la Delegación Oficial del Gobierno: imponía los tiempos y la agenda; decidía los temas; y controlaba la totalidad del contenido de las conversaciones. Una vez firmado el Acuerdo, los decretos reglamentarios los redactaba Santiago y el papel del Gobierno se limitaba a firmarlos. El principal daño que le hizo Santiago al país fue el haber obligado al gobierno de Santos a pasarse por la galleta la Constitución. Santiago impuso la peregrina tesis que un Acuerdo con las Farc era un Tratado Internacional y por ende estaba por encima de toda norma constitucional. Logró además que la totalidad de los crímenes, incluyendo los de lesa humanidad, fueran considerados delitos ‘conexos a la rebelión’ y por ende sujetos a impunidad. Los pobres comisionados del gobierno, unos acoquinados borregos, nunca tuvieron la menor posibilidad ante este zorro encubierto en piel de oveja.
El tercer rojo ibérico es el economista marxista Alfredo Serrano Mancilla quién al haberle comido el coco al ignorante de Maduro, hoy maneja la totalidad de los hilos de la economía venezolana. Para dar una idea de los resultados catastróficos de la gestión de Serrano y su equipo, bastan unas estadísticas: la economía de Venezuela sufrió un desplome de 15 % en el 2017 y la inflación del 2400 % es la más alta del mundo. La economía del que en su día fue el país más rico del continente experimentaría una contracción de casi el 50 % en los últimos seis años. La crisis de Venezuela, según los expertos, es resultado de "significativas distorsiones microeconómicas y desequilibrios macroeconómicos exacerbados por el colapso de la exportación petrolera". Las estimativas señalan que la inflación “ronde 13 000 % en 2018, alimentada por el financiamiento monetario de profundos déficit fiscales y la pérdida de confianza en la moneda nacional".
En resumen, estos tres rojos ibéricos le han causado más daño a Colombia y a Venezuela que tres siglos de conquista y mala administración por parte de los ‘chapetones’. Lo que no se entiende es que habiendo hoy centenares de miles de españoles de altísimo nivel intelectual, profesional y ético nos haya tocado sufrir estos tres badulaques, todos tres más letales que el arsenal nuclear de Kim Jong - un.
