El 9 de marzo fue un día diferente para tres familias de la vereda Alto Junín, a 10 minutos de Mocoa. Berselia Riofrío, Argelis Ramírez y don Rafael Fajardo recibieron en horas de la mañana las llaves de sus casas a manos de los miembros del Club de Leones de Mocoa.
En un acto sencillo que contó con una homilía hecha por el obispo de la diócesis de Mocoa-Sibundoy, Albeiro Donado, y con el acompañamiento de la Asociación Voluntarias Vicentinas de la Caridad, sumado a algunos de los miembros del Club de Leones, estas tres familias recibieron sus casas construidas con techo de Eternit y con acabados y enchapados en un área de construcción de 6.60 metros de frente por 9 metros de fondo y con un área de 6 metros de patio.
A pesar de las penurias que los miembros de estas familias han tenido que afrontar, no solo por la extrema pobreza sino por una serie de enfermedades que los médicos no han podido determinar, ayer las sonrisas en sus labios y el brillo de la felicidad reflejadas en sus ojos destellaron como luces en la navidad.
Jorge Eliecer Mustafá Erazo, presidente del Club de Leones de Mocoa, aparte de entregar las viviendas, anunció que por un año ellos asumirán el pago de los servicios públicos. Igualmente dijo que don Rafael, quien es un hombre sin familia, recibirá una ayuda en alimentación.
La Asociación Voluntarias Vicentinas de la Caridad, ayudaron a escoger a las familias beneficiadas luego de un proceso de investigación que tardó casi 17 meses, ya que eran muchos los casos de personas que urgen de una vivienda, como lo indicó una de las asociadas, la señora Amanda Rivera de Ortega.
El Consorcio Vial del Sur, firma que adelanta los trabajos de la construcción de la variante vial Mocoa-San Francisco, hizo un aporte en dinero a una suma cercana a los 11 millones de pesos, los cuales el Club determinó usarlos para pagar por 17 meses el sostenimiento del señor Fajardo, mientras le entregaban la casa. El señor Fajardo vivía solitario en un cambuche que había levantado a un lado de la carretera en construcción.
Entretanto la señora Berselia Riofrio, madre de 11 hijos de los cuales 6 padecen de una enfermedad huérfana, agradeció primero a Dios y luego a los “leonistas” por el regalo, ya que ella vivía en una casa de madera en un barrio de invasión en donde pagaba un arriendo de 120 mil pesos los cuales hace tres meses no podía pagar.