Hoy sábado 2 de noviembre se inaugura en el Centro Cultural Museo del Atlántico de Barranquilla una exposición de pintura titulada como esta columna, que reencuentra a tres pintores del Caribe colombiano de la misma generación. Tres lenguajes distintos. Tres temáticas. Tres estéticas.
Eduardo Visbal Amador
Maestro en Artes Plásticas de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico. A pesar de que su padre hubiera querido que fuera arquitecto terminó estudiando en la academia musical del maestro Rafael Campo Miranda de Barranquilla. Sin embargo, fueron las artes plásticas las que ganaron su voluntad de artista, aunque nunca ha dejado del todo la música y siempre se la ha visto acompañado de la guitarra, el bombardino o el saxofón haciendo de este arte una presencia permanente en su vida. La trayectoria artística de Visbal ha estado atravesada por diferentes intereses expresivos. Se recuerdan sus extraordinarios dibujos a lápiz o carboncillo, de pequeño, mediano y gran formato de rostros y cuerpos negroides que fueron ampliamente celebrados a finales de la década del 70.
Más tarde, sin dejar el dibujo transita hacia el color y hace una interesante exposición de dibujos y acrílicos en los que aparece ya una asunción temática que va a estar siempre vigente en su trabajo: los colores y las formas de la naturaleza Caribe. Unos años más tarde aparecen las formas volumétricas en tallas y esculturas de pequeño y gran formato en madera, época de la que se recuerdan curiosas miniaturas mecánicas y enormes tótems de temáticas antropológicas y culturales.
En esas tres líneas fundamentales de su trabajo plástico sus obras han sido expuestas en importantes galerías de Barranquilla, Nueva York, Miami y Maracaibo. El también artista Osvaldo Cantillo destaca la contundencia espiritual de su trabajo con estas palabras: “… una buena obra, ejecutada con anchas pinceladas, irrepetibles, cargadas con el color preciso, armonioso, contundente, creando imágenes que dejan suponer la velocidad y el movimiento de su diestra mano, como la de un director de orquesta dirigiendo una pieza de Arnold Shoenberg. También es evidente al escudriñar sus lienzos, ese estado anímico del artista en el momento de la ejecución que nutre al espectador sensible con la experiencia del goce estético.”
Germán Grisales
Nacido en Santa Ana (Magdalena) y formado en Barranquilla. Arquitecto y Sociólogo. Diplomático de Carrera del Estado colombiano. Combina las Artes Plásticas con la investigación científica. Es miembro del grupo de investigación de la Universidad Nacional, Etnología y Lingüística Amazónica. Doctor en Antropología Social (EHESS, París) y Estudios Amazónicos. (U. Nacional de Colombia). En la actualidad, cursa una estancia postdoctoral en la Universidad Nacional de Colombia. Ha vivido 11 años en el Amazonas.
Por su particular manera de expresar sus pinturas de una forma libre y aleatoria, fuertemente matéricas, fue conocido durante muchos años como “El Pintor de la Morisqueta”, por propia autodenominación. Sus primeras exposiciones las realizó a mediados de la década del 70 en Barranquilla mostrando desde un comienzo una decidida inscripción en el lenguaje del expresionismo abstracto, modalidad estilística en la que se ha mantenido desde entonces, con naturales progresiones y variaciones que le han permitido consolidar un interesante desarrollo en la expresión de una propia modulación de esa estética.
Ha realizado múltiples exposiciones individuales y colectivas en diversas galerías de arte de nuestro país en Barranquilla, Bogotá, Medellín, Cartagena y Santa Marta, así como en el ámbito internacional en países como Panamá, Costa Rica, Jamaica, Ecuador, Perú, Nicaragua, Francia, Canadá, Brasil y la antigua Yugoeslavia. El crítico y poeta inglés Edward Lucie-Smith, uno de los tres críticos más importantes de Europa dijo en 1986, en la Revista Semana y en el periódico El Tiempo, a propósito del XXX Salón Nacional de Artes Visuales, lo siguiente: “Aunque hay un artista que me gusta particularmente y que no estaba ni bien colgado y no recibió premio ni mención alguna y es Germán Grisales”.
Nithto Cecilio
Su nombre es Alberto Escobar. Un pintor que ha estado siempre indagando en el universo cultural del Caribe colombiano, especialmente en la temática del Carnaval de Barranquilla. En la obra de Nithto, se manifiesta una búsqueda permanente que implica la investigación de nuevas técnicas de aplicación del color, de nuevas relaciones entre pintura y dibujo, de indagaciones en otras posibles variantes colorísticas, de nuevos materiales y procesos, de experimentación en los formatos, en el sondeo de nuevos filones temáticos en la materia de su realidad artística, en fin, un oficio que demuestra que estamos en presencia de un artista seriamente asumido. Después de pasar por muy distintas etapas y procesos en su pintura, Nithto Cecilio ha tomado con respetable resolución el toro del Carnaval de Barranquilla por los cuernos, de tal manera que en su carrera se cuentan más de 20 exposiciones, en las que las formas escultóricas también tienen una especial importancia. Su versatilidad se expresa en los más diversos términos con las técnicas y los materiales: al óleo sobre lienzo convencional, relieves escultóricos, series de toritos en metal y plata sobre granito natural, un congo en plata y oro con aplicaciones en piedras preciosas, monstruosos proyectos de dibujo a lápiz sobre papel, polípticos exhaustivos, miniaturas preciosistas, en fin, todo un repertorio de formas que exploran en el carnaval de Nithto múltiples aproximaciones: el humor, la parodia (caso de aquella recreación de La Cámara del amor, de Luis Caballero), lo erótico, el drama social, lo político, lo poético, lo profundo y lo anecdótico. Su trabajo propone una comunión pagana con su arte a través de un carnaval que nos une en la vida, en la historia cultural, en el escenario tremendista de la Barranquilla de siempre, pero también en una ceremonia estética que aquí asciende a niveles de curiosas sorpresas simbólicas.
