La JEP o Jurisdicción Especial para la Paz hace parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición, creado mediante el acuerdo de paz del gobierno nacional y las Farc-EP. Su función principal es la de administrar justicia transicional y conocer los delitos cometidos en el marco del conflicto armado antes del 1 de diciembre de 2016. La JEP, cuya existencia no podrá ser superior a 20 años, fue creada para ofrecer algo justicia, verdad y contribuir a la reparación de las víctimas; su propósito, el de construir una paz estable y duradera. ¿Pero cómo podemos construir una paz estable y duradera en un país donde tres de cada diez colombianos, según investigaciones científicas, podrían ser psicópatas?
En 1997, Colombia tenía al menos un trastorno psiquiátrico para el 30% de su población (Cifras de Minsalud, 1997); en 2003, aumentamos al 40,1%; y el próximo año (2020) la OMS dice que contaremos con una de las prevalencias de trastornos de trastornos mentales más altas del mundo (Ministerio de Salud y Colciencias, ENSM, 2015). Hace dos años presenté una propuesta doctoral a la Universidad de los Andes que consistía en la aplicación de tres pruebas para hacer un barrido nacional de psicopatía: 1. La prueba PCL-R – Psychopathy Checklist de Robert Hare; 2. Heider and Simmel, sobre ausencia de empatía y posible psicopatía; y 3. Pruebas de cariotipo humano, que se hacen con ayuda de genetistas para determinar trisomía en lo que debe ser el cuarto par de cromosomas (conforme a los trabajos de Turpin, et. al.; Blancharda, Lyonsa, et. al.; Morris, Skuse et al.;, Lake, Baksh, et al.; Kessler & Moos; et. al.).
Según Robert Hare, un poco más del 1% de la población mundial es psicópata (ver video). El psicópata carece de empatía, compasión, remordimiento, está neuropsicológicamente incapacitado para experimentar lo que nos hace esencialmente humanos, es una especie de “daltonismo emocional”… La prevalencia en cárceles está entre el 15% y 25% de su población reclusa, lo que quiere decir que ese 1% de la población en general hace un daño por entre un 15% y un 25%. Esto puede ascender hasta un 40% en la banca, la política, y el ámbito bélico, legal e ilegal. Si tuviéramos un 1%, podríamos hablar de que cerca de 500.000 colombianos serían psicópatas. Pero las pruebas aplicadas, nos hablan de una prevalencia de un 32,93%, es decir, que tres de cada diez colombianos podrían presentar este trastorno.
Nuestras universidades privadas y públicas no resuenan en los índices mundiales de calidad educativa, ni tampoco tienen el impacto deseado sobre nuestros problemas: este es uno muy importante, sino el más importante. Un problema es que muchos políticos se adueñaron de las universidades públicas y el presupuesto de investigación es redistribuido, sobre todo en estas épocas, para pagar personal de bajo costo: contratos de salario mínimo capaces de redundar en una cantidad de votos que no tendrían con los investigadores en las próximas elecciones. Los buenos investigadores colombianos irremediablemente tienen que buscar otros horizontes fuera del país para llevar a cabo estas investigaciones que no producen votos. Colciencias tiene todos los recursos para financiar doctorados que transformen el estado de las cosas en Colombia, así como los programas de Fullbright, pero no hay criterios o lineamientos para esto. Si no es la academia la que debe promover estas investigaciones que tengan un impacto profundo en la sociedad y en la política, ¿quién más? No ha llegado al poder todavía un científico y político como lo quería Max Webber, capaz de lograr este cometido.
En la Universidad de Yale, el Dr. John H. Krystal, presidente del Departamento de Psiquiatría de Yale y Jefe de Psiquiatría del Hospital Yale New Haven, a quien entrevisté recientemente, remitió esta propuesta de investigación a Arielle Baskin-Sommers, quien consideró importante el proyecto, pero no cuenta con la disponibilidad para desarrollarlo en su laboratorio, señalando otras universidades a las que el gobierno colombiano y la misma JEP, podrían presentarlo para hacer una alianza gobierno-academia, creando un laboratorio de paz: Psychopathy Focused Academic Programs
Si esto se hace, tal vez podamos entender que el problema del país no son los índices sintéticos de calidad educativa, ni la polarización entre derecha e izquierda, ni siquiera el mal manejo de la economía o la corrupción del Grupo Aval. Sino que buena parte de estos problemas tienen de fondo otro problema mayor e invisible: trastornos de personalidad y de conducta que comprometen las violencias que tienen en jaque a Colombia.
Dejo esta iniciativa para el gobierno nacional.
Ver: Trastornos de personalidad y violencia. Artículo de Reflexión para el posconflicto colombiano. Revista FACE, categoría C de Colciencias de la Universidad de Pamplona. Volumen 16-N°2 año 2016.