Los cóndores en algunas culturas como la Inca son animales sagrados, símbolos de poder y de inmortalidad, además, se creía eran mensajeros de los dioses por la sorprendente altura que alcanzan en sus vuelos; estas aves, hacen parte de una leyenda que se transmite de generación en generación, según la cual, cuando están muy longevas repliegan sus alas y se lanzan al vacío como simulando una muerte, pero, realmente vuelven al pico de la montaña para empezar un nuevo ciclo de vida.
Como quisiera que la historia de los tres cóndores del Páramo El Almorzadero, fuera una de tantas leyendas de culturas milenarias y no la realidad de tres asesinatos; estás aves majestuosas fueron halladas hace unos meses sin vida a causa de envenenamiento, y, además, una de ellas, tenía un impacto de bala; fueron arrebatadas del cielo por la crueldad humana, que parece no tiene límites, lo que fue confirmado recientemente por la Corporación Universitaria Remington.
¡Qué dolor, cóndores no entierran todos los días!
Recuerdo cuando León María Lozano en la novela de Gustavo Álvarez Gardeazabal confiesa su mayor miedo que fue profetizado en su niñez por un brujo nativo: “Morir en la calle, solo, rodeado de desconocidos y sin su familia”, está parece también la profecía que terminó en el asesinato de los tres cóndores arrancados de su hábitat y su familia andina y la del homicidio del líder social Carlos Salinas, defensor de la “Ruta del Cóndor” cuyo deceso ocurrió el 9 de noviembre de 2019.
Este líder social luchaba por facilitar el avistamiento y conservación de esta imponente especie a través del turismo comunitario; no obstante, a dos años de su asesinato, sus luchas se ven opacadas por la tragedia ambiental, ojalá, que el espíritu de estos tres cóndores cubra con sus enormes alas al Páramo que tanto cuidó en vida, “Cejas” como era conocido Carlos Salinas. Y, es que en la cultura Inca, se cree que estas aves son el puente entre lo divino y lo humano.
Ojalá que la ruta del cóndor no siga siendo profanada por asesinos por naturaleza que todo lo matan; acaban con ríos, montañas, flora y fauna; exterminan vigías ambientales, líderes y lideresas sociales. Ojalá que la “Libertad y el Orden” que representan los cóndores en Colombia, sea un día una realidad y no sólo un símbolo mancillado.
¡Tres Cóndores no entierran todos los días!
Abogada/Defensora de Derechos Humanos