Increíble, en estos años donde la basura televisiva y farandulera invade el planeta Mario Vargas Llosa es portada de los tabloides más amarillentos de España. Su fama, que trasciende más allá de su prestigio literario, se vio incrementada por su tormentoso amor con Isabel Preysler, la mamá de Enrique Iglesias, una de las socialités más reconocidas de Europa. Su abrupta ruptura, ocurrida a finales del 2022, es la comidilla de todas las mesas en España. A sus 86 años sigue teniendo la suficiente fuerza espiritual como para desatar tormentas. Con Isabel Preysler habría perdido la cabeza hasta el punto de haberse ido de Villa Meona, la casa que tiene su pareja en uno de los sectores más exclusivos de Madrid, a media noche, víctima de un ataque de celos. La inseguridad ataca, incluso, a un hombre que ha producido unas de las mejores obras de la historia de la literatura universal. Por Isabel rompió una relación con Patricia Llosa, su prima, que había empezado en 1966, justo cuando dejó a su primera esposa, nada más y nada menos que Julia Urquidi, una boliviana 12 años mayor que él que se había casado con su tío. Varguitas no había cumplido 18 años cuando un cura los casó a escondidas en un remoto pueblo peruano. Su papá incluso lo buscó con una escopeta para matarlo. Al final un premio lo sacó del Perú y lo puso a vivir en París, la ciudad en la que soñaba vivir este aprendiz de escritor. Todas las infidencias están condensadas en La tía Julia y el escribidor, una de las novelas más importantes del Boom latinoamericano.
El joven escribidor con su tía Julia en una tarde en París. Todo se acabó muy rápido
Vargas Llosa, hombre de pasiones borrascosas, dejó de sentirse atraído por su tía y se fijó en Patricia Llosa, su prima, con quien duraría casado cincuenta años. La pobre Patricia tuvo que soportar más de una infidelidad. A finales de la década del sesenta, cuando estaban viviendo en Barcelona, fortaleciendo la amistad con García Márquez, de quien era vecino –en los próximos días Jaime Bayly lanzará Los genios, donde contará las infidencias de este par de compadres- Vargas Llosa terminó enredado con su editora, Beatriz de Moura. Patricia, al enterarse de la infidelidad, le pidió a su esposo irse de Barcelona. En el barco de regreso a Lima, donde viajaba con su esposa y sus tres hijos, dejó a su familia porque en el bar conoció a una mujer de la que se enamoró de manera irrevocable. Abandonó el cuarto familiar para irse al camarote de su nuevo crush.
Vargas y su prima Patricia. Un amor que se rompió cuando apareció la Preysler
En uno de los episodios más escandalosos de la historia de la literatura latinoamericana, Vargas Llosa terminó pegándole un puñetazo a Gabo. Todo ocurrió en México, en medio del estreno de una película llamada Los sobrevivientes de los Andes. Después de la proyección García Márquez intentó abrazarlo pero el peruano le espetó: "¡Cómo te atreves a abrazarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!" y después le propinó severo puñetazo en el ojo. La propia Elena Poniatowska buscó un pedazo de carne cruda para ponérselo en el ojo al colombiano y detener la hinchazón. Las versiones sobre el incidente pertenecen a la mitología literaria pero, al parecer, Patricia buscó desesperada al autor de Cien años de soledad después de enterarse que su esposo la engañaba con una exuberante azafata sueca.
Gabo y su ojo morado después del puñetazo de su amigo
Las infidelidades se sucedieron una a una hasta que apareció la Preysler por quien el escritor, después del furtivo encuentro en un hotel, decidió acabar su matrimonio. Ocho años después Vargas está a punto de publicar un libro en donde contaría infidencias del último de sus romances, ¿incluirá el disgusto que le produjo su última visita a la mansión en Miami de Enrique Iglesias y Ana Kournikova en donde, según su círculo más íntimo no encontró un solo rincón para escribir? No lo sabemos, sólo el tiempo lo dirá.
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