Bajo cualquier prisma que se le mire, el salario de los congresistas en Colombia, comparado con el salario mínimo, es escandaloso. Mientras hace 30 años un legislador ganaba 27,6 veces más dinero que un colombiano que devengaba el salario mínimo, hoy esa diferencia está en 34,4 veces más, según cifras del Congreso de la República y del Departamento Administrativo de la Función Pública (analizados por la Unidad de Datos y publicados por el periódico El Tiempo). Un cuadro publicado por dicho diario explica cómo en Colombia el salario mínimo sube por las escaleras y el salario de los congresistas sube por el ascensor.
Comparado con los otros países de la OCDE, la brecha entre lo que ganan los congresistas colombianos y los parlamentarios extranjeros es abismal. La siguiente es la cifra del número de veces que el salario supera al mínimo, que corresponde a 12 países representativos de dicha organización a la que Colombia pertenece:
España: 3,96
Francia: 4,22
Inglaterra: 5,74
Holanda: 4,97
Alemania: 7,29
Nueva Zelandia: 5,26
Portugal: 6,63
Irlanda: 6,15
Canadá: 7,24
Estados Unidos: 11,54
Colombia: 34,4
Dentro de los países en América del Sur que pertenecen a la OCDE, el único que nos supera en la brecha salarial es Chile con treinte y ocho veces.
Los intentos de limitar la brecha salarial han sido un rotundo fracaso. Un proyecto que buscaba congelarles el salario a los congresistas hasta 2022, y a partir de ese año, cuando ya llegan los nuevos legisladores, reducírselos “de inmediato” a 25 salarios mínimos, es decir cerca de 22 millones de pesos, se hundió sin pena ni gloria. Según informe del diario El Tiempo en el 2020, “Alrededor de esta reforma constitucional, discutida a finales de 2018, se formó todo un enredo jurídico porque 36 de los 38 miembros de la Comisión Primera de la Cámara se declararon impedidos para discutir la iniciativa, al considerar que había un conflicto de interés porque estaban legislando sobre su propio salario. Luego de ese espectáculo, de congresistas saliéndose uno tras otro para evitar votar la norma, se hizo una modificación al régimen de conflictos de interés y se determinó que, en esos casos, los congresistas solo se pueden declarar impedidos si una norma los beneficia, más no si los afecta”.
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Uno esperaría que este nuevo Congreso tuviera el carácter y la entereza para entender que sus sueldos son abusivos
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El pasado 20 de julio se posesionó un nuevo Congreso con amplias mayorías que hacen parte o apoyan irrestrictamente al Pacto Histórico. Uno esperaría que este nuevo Congreso tuviera el carácter y la entereza para entender que sus sueldos son abusivos y que limitaran la brecha entre el mínimo que ganan los colombianos y lo que ganan ellos, a 25 veces como máximo. Las posibilidades que esto ocurra son cero. Es más, al final del cuatrenio estaremos viendo que esa brecha va a aumentarse a 40 veces. En el Congreso se discutirán hasta el cansancio las enormes desigualdades que reinan en el país, al igual que la imperiosa necesidad de redistribuir los ingresos por medio de impuestos, con seguridad muchos de ellos confiscatorios. Poner encima de la mesa que los congresistas son parte integral de esas desigualdades, con seguridad no va a estar en la agenda.