Ha sido un año luctuoso para muchos, que han perdido familiares, amigos y compañeros por cuenta de ese extraño COVID-19.
Además, los impactos económicos, sociales, políticos y de salud, sobre todo mental, están por verse en los próximos meses y años. Sin duda, serán más fuertes que el mismo virus.
Sin embargo, hemos llegado con vida al diciembre más trágico de la historia moderna. Y en medio de tanta confusión y miedo, ese solo hecho es digno de celebración.
Para los católicos y creyentes cristianos del mundo, la celebración de esta atípica navidad será la mejor oportunidad para dar gracias al creador por mantenernos con vida y conservar la esperanza de que el apocalipsis cese.
Así mismo, será el chance para hacer que el amor en todas sus dimensiones florezca en el 2021, sobre todo en la búsqueda de un mundo mejor, más justo y equilibrado con el otro y la misma naturaleza.
Hemos resistido casi todo el 2020 con fe, cariño y autocuidado, ¡ya es hora de que llegue el anhelado abrazo de los seres que apreciamos!
Por lo pronto, las luces de esta época y la aparición de las vacunas alumbran este túnel oscuro.