El distrito aseguró que la nueva flotilla de buses que ingresarán al sistema TransMilenio comenzarán a funcionar en las fases I y II a finales de este año. Se esperaba que el proceso licitatorio exigiera innovaciones con respecto a los articulados que actualmente transitan en la ciudad, pero al parecer para el alcalde Enrique Peñalosa la novedad más marcada será la eliminación de las sillas en su conformación original, dándole paso a unas bancas colocadas longitudinalmente para poderle meter mucha más gente en cada bus.
La administración distrital planea, con la implementación de esta medida, optimizar el espacio que según ellos está subutilizado en los buses rojos, para pasar a ser de siete personas por cada metro cuadrado, es decir, 14 centímetros cuadrados por usuario; se nota que poco han utilizado TransMilenio quienes realizan estos cálculos, ya que esa barrera se pasó hace mucho tiempo, por lo que es pan de cada día ver buses donde perfectamente van diez o más personas por metro cuadrado.
En un tuit publicado a finales de la semana pasada, Peñalosa expresó lo siguiente:
TransMilenio es transporte masivo, que moviliza más pasajeros / hora / sentido que casi todos los metros. Por eso los nuevos buses tendrán las bancas a lo largo del bus, como los metros.
— Enrique Peñalosa (@EnriquePenalosa) April 14, 2018
O sea que él decidió no copiar la infraestructura de un metro o la rapidez de un metro, sino la disposición de las sillas de un metro: ¡Qué ideota!
Justamente las bancas en un metro están pensadas de esa manera poco ergonómica debido a que la mayoría de los usuarios de dicho sistema no permanecen dentro de la máquina mucho tiempo, sino que, por la velocidad en los trayectos que este ofrece, salen de manera rápida de cada uno de sus viajes.
Según un informe publicado por Moovit.com, la distancia promedio que las personas hacen en un solo viaje en transporte público en Bogotá es de ocho kilómetros, pero el 53% realizan recorridos de hasta 12 kilómetros por trayecto, las mismas que pasan dos horas al día metidas en un bus. Si a esto le sumamos la lentitud de TransMilenio debido a semáforos, trancón de articulados y en general por la ineficiencia misma del sistema lo que se plantea con los nuevos buses es acabar con la poca dignidad que tenían los usuarios.
La ecuación es sencilla para los dueños de los buses, cuanto más espacio tienes dentro, más personas puedes movilizar en un mismo trayecto sin importar las condiciones en las que vayan, es decir, menos gasolina, menos desgaste, menos choferes para pagar, pero eso sí, más ganancia para ellos.
Y el planeta que se joda, porque esta nueva licitación, que, si bien tiene un punto sobre la inclusión de combustibles menos contaminantes en la nueva flotilla para los proponentes, es apenas un consuelo de tontos porque se sabe de antemano que no será tenida en cuenta por los grandes fabricantes de buses; cabe aclarar que en toda la actual flota del sistema apenas hay un, óigase bien, un bus impulsado por energía eléctrica.