Actuaciones y críticas de millones de colombianos que protestan, han dicho desde hace años que el sistema colapsó. Nadie escucha, están sordos o son ineptos e incapaces quienes están encargados de administrar y ordenar este servicio por respeto a quien paga el servicio. ¿Tendrá que ver algo en este caso la Superintendencia de Servicios Públicos, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría o un ente de control que vigile a quienes no trabajan sobre este tema de movilidad en Bogotá?
Desde que nació el Transmilenio, ha sido un problema que no solo ha generado daños estructurales en las estaciones, sino en la malla vial de todo Bogotá. Ver los ríos de gentes trepados en las entradas y puentes de Transmilenio, arriesgando la vida, es una demostración de incapacidad de gerentes o funcionarios que se nombran para que organicen y paren esta monstruosidad que atenta contra la vida de millones de personas. ¡Son personas, humanos, no animales salvajes!
Las gargantas de quienes inauguraron el Transmilenio, gritó hasta los países vecinos, que creyeron que ese era un sistema muy adecuado y lo pondrían en práctica en sus países ante la publicidad mentirosa y manejada que decía que era lo mejor del mundo. ¿Qué pensaran ahora ante el evidente fracaso que mueve miles de billones de pesos al año, y que seguramente dejarán felices a unos socios que posiblemente están en el Congreso, en los ministerios, etc., y esperan las ganancias anuales? ¡Que vergüenza!
Posiblemente el sistema es bueno y se ha implantado en otras ciudades colombianas con otros nombres, pero cumpliendo la misma función. La verdad es que en todas partes se cuecen habas, y en todas existen problemas mientras no existan pensadores que en lugar de volver a la policía una necesidad para controlar lo que ellos no pueden, se dediquen a hacer que todo funcione.
¿Cuántos investigados por corrupción ha dejado este sistema de transporte masivo? ¿Serán castigados o no?
La solución, es subir las tarifas; meterle la mano al bolsillo al ciudadano sin buscar erradicar los problemas que está generando el sistema, no solo en Bogotá sino en otras ciudades.
Alcaldes, gerentes y funcionarios de medio pelo, que se echan la culpa de unos a otros disculpándose o salvándose del problema, solo demuestran que son unos incapaces y faltos de conocimiento administrativo y temas de movilidad ciudadana. ¿Qué aprendieron en las universidades?¿Estarán buscando a quien darle un contratico para que estudie el problema porque en Colombia somos incapaces?
Lo que se necesita es que quienes ganan sumas millonarias en su empleo para solucionar problemas, se sienten y con celeridad, honestidad y como dicen por ahí verraquera, no se paren hasta solucionar este que es un grave problema social que arreglara muchos otros.
El Transmilenio está muriendo, sus buses se deterioran, las calles se deterioran, los portales se dañan, la gente reclama y protesta y los incapaces terminan diciendo ¡fue qué fue aquel anterior; así las cosas, entonces nunca habrá quien le de solución a un problema que llevara hasta la chatarrización a los grandes y costosos buses articulados, que se están acabando mientras todos los incapaces se disculpan.