En las cumbres internacionales sobre cambio climático, IPCC, en sus tantas versiones no han logrado concretar metas coherentes contra la amenaza climática y menos que las naciones de mayor desarrollo y mayores generadoras, de las causas del fenómeno, se comprometan y cumpla metas y adopten políticas concretas, destinadas a la reversión y supresión, de las causas del problema.
Las fechas y cifras planteadas y supuestamente asumidas como objetivos a alcanzar, hasta el presente, no son más que simple retórica. El IPCC, del 2018, fijó como punto de inflexión de crecimiento de la temperatura, respecto a la media preindustrial, en 150C, para poder conjurar el riesgo de una catástrofe ambiental a final de siglo.
En el COP21 (2015), consideraron que el crecimiento de la temperatura media del planeta, no debía superar los 2.C°, sobre la temperatura media de finales del siglo XX. Y hasta precisaron que, al superar los 2.0C, diversas regiones de la tierra se tornarán inaptas para la sostenibilidad de la vida. Adicionalmente se ha establecido que en los últimos 30 años, la temperatura media ha aumentado 0.8 0C.
Son resultados, conclusiones y advertencias que deben preocupar a todo ciudadano del planeta, pero en particular a quienes disponen de poder para tomar decisiones.
La amenaza climática es real. Cualquier ciudadano puede observar efectos concretos relacionados con el aumento de la temperatura media y sus efectos. Calores sofocantes durante mayores periodos del día, del mes y del año, reducción de fuentes superficiales de agua y de manantiales, derretimiento de glaciares, efectos nocivos sobre, producción agraria, alteración de ciclos climáticos tradicionales, desbordados y frecuentes fenómenos naturales, etc. Todos, efectos imputables al crecimiento incontrolado de la temperatura global.
Si se analizan, técnica, científica y honestamente las causas de la alteración climática, es posible identificar y cuantificar con precisión, las causas y efectos más relevantes.
La mayor generación de gases de efecto invernadero, en particular CO2 y CO, ocurre por el consumo de carburantes de origen fósil, específicamente, petróleo y gas y producción de energía eléctrica a base de consumo de carbón.
Cálculos indican que los productos energéticos de origen fósil, derivados del petróleo y carbón, generan 98.9% de CO2 y CO, del total de gases que produce el efecto invernadero.
El consumo de petróleo crudo, en el planeta, en 2023, ya alcanzó los 110 millones de barriles/día. De esa cantidad, el 80% se destina a producción de combustibles para motores. El volumen de consumo global de combustibles/día, ronda los 62 millones de barriles diarios (un barril 42 galones), equivalente, entre gasolina, diésel y jet a, 2.604 millones de galones/día.
La demanda de carburantes, es hasta hoy, continuamente creciente, debido al sostenido crecimiento de la oferta y demanda de equipos automotrices, consumidores de carburantes fósiles.
La producción de energía eléctrica global, con base en consumo de carbón, equivale al 30% del consumo total global.
El consumo de carburantes de origen fósil, en el proceso de transformación de la energía calorífica, en energía mecánica, produce calor que expelen los motores, por el tubo de escape de gases.
Ese calor se difunde en la atmósfera, no desaparece como arte de magia. “Nada se crea nada se destruye todo se transforma”.
Ese calor, se puede cuantificar, por unidad de combustible consumido. En unidades de medidas del sistema inglés, es usada la unidad BTU (Unidad Térmica Británica = 252.2 calorías). Y 10C (como unidad de calor)= 0.000293 Kcalorías.
Mediante conversiones diversas, se llega a concluir que un galón de gasolina, genera 125.000BTU o 31.525 Kcal.
Esto nos indica que la carburación de 62 millones de barriles diarios, genera una cantidad de calor medible, cuantificable, a través de las leyes de la Termodinámica. Igual que los gases de efecto Invernadero. Esos factores, son los responsables directos de la amenaza climática, que puede hacer imposible la vida en la tierra, en el próximo futuro.
Ante la amenaza cierta del crecimiento del calentamiento global y sus consecuencias, la Transición o sustitución del consumo de recursos energéticos de origen fósil, es un imperativo ético y moral y en consecuencia, la comunidad mundial y en particular, las organizaciones de naciones, conglomerados y organizaciones empresariales, los gobiernos y sociedad de todo el planeta, deben asumir responsabilidades y tomar decisiones al respecto, consistentes en fijar y cumplir metas que respondan a la magnitud del problema.
En el corto plazo debe suprimirse 100% el consumo de carbón, para la generación de energía eléctrica en todo el planeta. Esta demostrado que es responsable del 50% del efecto invernadero.
La sustitución de esas fuentes, puede hacerse a través de generación eléctrica fotovoltáica, eólica, hidráulica e hidrógeno. Todos los Gobiernos del planeta, Empresarios del sector automotriz y del transporte, deben fijar y cumplir metas para sustituir el uso y producción de vehículos de combustión interna, por vehículos impulsados por energía eléctrica o hidrógeneo, de cero emisiones de CO2.
Es confortante que algunas naciones demuestren con hechos, la sustitución de fuentes de energía de origen fósil por fuentes limpias, como lo hace ya, la República China. Esta se fijó y esta cumpliendo metas de sustitución de generación de energía eléctrica con base en consumo de carbón y carburantes de origen fósil para consumo automotriz, por energía eléctrica mediante uso de acumuladores y producción de hidrógeno. Y ha decidido que a partir de 2030, solo producirá vehículos, consumidores de energías limpias.
Shenzhen, ciudad China de más de 12.500.000 habitantes provee el transporte público con 16.500 buses (tipo padrón Bogotá), 100% eléctricos a base de baterías y además, del 40% de los vehículos pequeños, particulares y públicos son impulsados por energía eléctrica a base de baterías.
A manera de ejemplo, en el caso colombiano: cálculos y registros recientes indican que un articulado tradicional de TM (Bogotá), consume en promedio 1400 galones de ACPM por mes y produce 11.25 toneladas equivalentes de CO2, en el mismo período. La sustitución por el sistema Euro 6, no corresponde a los objetivos que se deben y pueden lograr con el uso de energías limpias.
Son cifras para analizar, respecto al consumo de carburante motor global, regional y local y en Bogotá, específicamente cuando el Distrito Capital y capitales departamentales, deciden renovar el parque automotor. En todos los casos, deben ordenar hacerlo con equipos de cero emisión de CO2 y otros gases.
El consumo de energías de origen fósil, es la principal fuente del calentamiento global. Sorprende que hasta el presente, hayan evitado el debate, análisis y decisiones al respecto, en los IPCC.
Quizá obedece a que la responsabilidad recae, en sectores de la producción de altos rendimientos económicos, que disponen de condiciones de cogobierno, en la mayoría de naciones y de protecciones especiales del modelo económico neoliberal, como la Industria Petrolera, del carbón y la mega industria automotriz.
Parece que en las cumbres climáticas globales, hubiera propósitos deliberados de evitar el debate de ese determinante factor.
Es un imperativo que se asuma el cálculo de esa fuente de calentamiento continuo de la atmósfera.
De otra parte, esta probado que la vegetación o vestido de la tierra, en el proceso continuo de fotosíntesis, succiona CO2, y libera oxígeno a la atmósfera.
Son conclusiones y resultados, que deberían convencer a todos los gobiernos, empresarios y ciudadanos del mundo en general, a reforestar y proteger la vegetación existente y a fijar metas de restitución de los millones de hectáreas perdidas por deforestación, en todo el planeta y a impulsar decididamente las investigación e implementación de la logística necesaria para el suministro de recursos energéticos limpios, para poder implementar la sustitución de carburantes fósiles y proyectar la intensificación de la producción de medios de transporte impulsados por energía eléctrica e hidrógeno.
Si toda la comunidad global y las grandes productoras de vehículos, de todas las naciones y sus representantes en el poder, se concientizan y se apersonan de la problemática climática, es posible responder positivamente a los presagios y amenaza catastróficos, derivados del apocalíptico calentamiento global.