Frente a los recientes hechos de promoción y provocación al odio y la continuación de la guerra hacia nuestras candidaturas políticas tanto en Quindío como en Risaralda y el Caquetá, quisiera manifestar mi preocupación por dichos ataques.
Quiero recordarles a los ciudadanos y ciudadanas colombianas, que las Farc ha cumplido con cada uno de los puntos acordados en La Habana. Tuvimos la iniciativa de comenzar el desescalamiento del conflicto con la apertura al cese unilateral del fuego y hostilidades indefinido el 20 de diciembre de 2014 para la generación de un ambiente de paz en la mesa de negociación. Posteriormente, continuamos las negociaciones buscando siempre la superación del uso de la violencia para resolver la conflictividad social de la desigualdad económica y política en Colombia por medio de la palabra, del diálogo. Finalizó el conflicto armado por la vía de la solución política negociada.
Las mujeres y hombres que conforman hoy la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, perdimos el miedo y abrazamos el diálogo, la palabra. Nosotras y nosotros le apostamos a resolver nuestras diferencias sin ningún tipo de agresión y negación de la diferencia. Eso lo hemos demostrado tanto en La Habana, como a un año de la firma del Acuerdo. Hoy, el sueño nos lo quita el proceso de reincorporación y la implementación total del acuerdo de Paz, un acuerdo para las gentes del común en Colombia.
Desde los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación todas y todos estamos aprendiendo a leer, a escribir, a cocinar, a pintar y dibujar, a hacer memoria histórica de una guerra a la que al menos nosotros, ya le pusimos un punto final. Cerramos el libro de la sangrienta guerra colombiana.
Por todos estos sentimientos de paz, reconciliación y perdón de los cuales nos alimentamos desde nuestros territorios en la actualidad, hacemos un llamado al pueblo colombiano, a quienes están participando con violencia en las asonadas a nuestros candidatos y candidatas, a quienes seguramente no desaprueban un país en paz, pero se dejan provocar con discursos de odio y guerra que son absolutamente innecesarios.
Estamos transformando la historia, hemos puesto fin al ciclo de violencia en el país, estamos construyendo nuevas formas de hacer política que entonen la voz de miles de personas que han sufrido los estragos de la guerra y elevan un clamor popular por generar una cultura de paz y reconciliación que nos permita avanzar hacia una nueva Colombia donde las diferencias políticas no se resuelvan con el lenguaje de la violencia, los gritos, patadas, persecuciones y estigmatizaciones.
Yo espero que en el futuro de paz que estamos construyendo desde este presente en Colombia, podamos avanzar en la implementación completa del acuerdo de paz. De esos seis puntos que en su mayoría le proponen a Colombia transformar las duras condiciones de sobrevivencia que enfrentan las mujeres y hombres del común tanto en las zonas rurales del país como en los centros urbanos.
Estoy segura de que enfocaremos todos nuestros esfuerzos para mantener nuestro Partido unido, fuerte y seguro en todo el territorio nacional, ya que somos promesa de la construcción de un poder alternativo con grandes sueños y alegrías. Nuestros propósitos son además la ampliación de la democracia y el desarrollo local en las regiones, que sigan posibilitando transformaciones estructurales para el país, donde contaremos con un papel protagónico de las mujeres de nuestra organización
Quiero invitar a la sociedad colombiana a continuar construyendo desde el respeto, la dignidad y la reconciliación, a desarmar las conciencias y los corazones y a no dejarse incitar por discursos que lo único que pretenden es sumirnos en la violencia y negarnos la oportunidad de avanzar hacia un país en paz.