Así como el principio de conservación de la energía dicta que la misma no se crea ni se destruye, solo se transforma; así mismo aplica para el mejoramiento y desarrollo continuo de los conocimientos, habilidades, actitudes y destrezas de los seres humanos, la evolución positiva y efectiva de la humanidad.
El concepto del valor agregado también aplica para todas las personas, en todos los campos: laborales, profesionales, familiares, personales. El elemento diferenciador de un proyecto empresarial o personal es precisamente el valor agregado que se aporta, la singularidad que permite la diferenciación positiva respecto a las posibilidades disponibles en el mercado.
La materia prima necesaria está presente en cada una de las personas, la capacidad instalada es prácticamente la misma para todos los seres humanos, la clave es la transformación efectiva hacia un producto final esperado y deseado por cada persona, orientado por sus propias aspiraciones, por su mentalidad de progreso, de aprendizaje y crecimiento.
Uno de los elementos más utilizados por la civilización actual es el hierro, el cual es una de las materias primas de mayor demanda en el mercado actual, muchas empresas principalmente del ramo metalmecánico adquieren los lingotes de hierro, es el input común, la entrada de su cadena de abastecimiento, y al final de la misma entregan al mercado diversos productos: varillas de acero para construcción, barras metálicas para fabricación de herramientas, máquinas de transporte como bicicletas y automóviles, elementos de sujeción como tornillos y tuercas, o elementos de moda como accesorios de decoración, anillos, collares y aretes… la materia prima inicial es una sola, el hierro. El elemento diferenciador de estos productos finales es su valor agregado en la preparación, transformación y adición de otros elementos que permiten entregar al mercado un producto que es ofertado al mercado para cumplir con las expectativas de los clientes.
El ser humano puede y debe aprovechar las capacidades innatas que posee, potenciándose mediante la adecuada preparación, el aprendizaje continuo, la investigación, la solidaridad y cooperación. La decisión de evolucionar y crecer es individual y subjetiva, la motivación para encender la flama interna se debe activar, es necesario tener iniciativa y dar el primer paso. Un diamante, para llegar a ser lo que es, requiere un proceso de transformación, de trabajo, de corte, de tallado, de pulido, de mejoramiento continuo como especifica la filosofía Kaizen.
Una hoja en blanco después de un proceso que requiere recursos de diferentes índoles tales como: humanos, técnicos, financieros, tiempo, entre otros, se puede transformar en la página de un libro, en un periódico, en un manual de gestión, en una tarjeta de navidad, en un artículo de un blog, en una figura de origami.
En esa hoja en blanco se aprovecha su capacidad instalada y mediante una adecuada intervención se puede transformar en un producto diferenciador con un valor agregado siendo aceptado y demandado en el mercado.
El valor de un ser humano se potencializa con la capacidad de reconocer sus falencias y con la determinación para mejorar sus conocimientos, adquirir y desarrollar nuevas habilidades y competencias, cambiando actitudes y comportamientos que permitan con esperanza y motivación seguir construyendo un mundo mejor, sostenible, responsable, solidario, cooperativo y agradable para toda la humanidad.
La hoja en blanco esta lista, ahora es necesario tomar la decisión para realizar una adecuada transformación e imprimirle el sello personal con un valor agregado para cada quien y para toda la humanidad.
¡Es la hora de tallar y pulir el diamante interno!