Por estos días, hasta los más leales defensores de las alcaldías y gobernaciones van tomando vuelo y buscan su mejor posición, aquella que los ubique cerca de quien vaya a ganar.
Medellín, posiblemente sea un caso único en el país. La mala imagen que hoy tiene el alcalde Daniel Quintero ha llevado a sus más cercanos “amigos políticos” a ir dando pasos al costado que los alejen del daño colateral que puede representar que los asocien con él.
Dos casos llaman la atención: por un lado, Alejandro Arias, exsecretario de Desarrollo Económico, del grupo político de Gabriel Jaime Rico y que controlan Plaza Mayor, la otra gallina de los huevos de oro después de EPM, decidió no estar en la lista al Concejo del alcalde por el partido Independientes.
Esto ha sido un golpe bajo para Quintero, quien esperaba que Arias, después de manejar esta secretaría, le agradeciera en campaña y empujara para que Independientes logre por lo menos una curul, tarea nada fácil para un partido nuevo y que carga un lastre nada liviano.
Por otro lado, y esta nadie la veía venir, se ubica el exsenador Iván Darío Agudelo. El hoy rector de Unisabaneta y que en los primeros dos años del gobierno de Quintero tuvo cientos de cargos en la administración, se ha ido diluyendo e incluso, parece ser, olvidado que es el padrino de una de las hijas del alcalde.
El golpe sufrido por Agudelo al no lograr reelegirse en el Senado, quien en parte culpa a Quintero por no habérsela jugado al 100% por él sino por su amigo Alex Flórez, lo llevó a replegarse y a buscar nuevos horizontes.
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Hoy, como rector de Unisabaneta, controla aun parte de lo que sucede en las Terminales de Transporte, entidad en la que tiene al gerente, la secretaria general, el jefe de contratación, la jefe de comunicaciones y el asesor de control interno, personajes de los que ya hablé en publicaciones anteriores y que empezaron una cacería de brujas buscando a quienes informaban de sus malas prácticas.
Agudelo lanzó a su candidato al Concejo de Medellín por la ASI, dejándolo inhabilitado por doble militancia para apoyar a los candidatos de Quintero, así le paga el diablo a quien bien le sirve, diría mi abuela, porque llegó la campaña y el exsenador junto a sus consejeros toman la decisión de darle la espalda al alcalde, mientras siguen haciendo de las suyas en las terminales.
El candidato de Agudelo, que parece tener ojo pa’ un sucio, es un trovador con mala fama en el medio porque, según colegas, organizaba concursos con el fin de promover la cultura, pero que solo ganaban quienes se metieran la mano al bolsillo, logrando así tener exposición mediática.
Las cuentas indican que el trovador/candidato, al que se le conoce como Dinamita, prendera la mecha, estallará y se quemará. Quizás por esto dicen que Quintero está tranquilo y que por respeto a Agudelo dejará que termine su periodo controlando las terminales. En fin…
La traición es una moneda de cambio común en política, pero no deja de sorprender que Rico y Agudelo, quienes ha sobrevivido políticamente por la alcaldía hoy nieguen a Quintero.
Esto, seguramente tendrá efectos en sus resultados electorales, pues sin el respaldo de la administración, para que su estructura haga campaña, está casi cantado que no lograrán sus objetivos políticos.
El 29 de octubre a las siete de la noche hablamos, señores Arias y Agudelo.
