La orientación del presidente Petro de trabajar con los alcaldes y los gobernadores en las localidades y regiones con el fin de darle curso a la implementación del Plan Nacional de Desarrollo, en armonía con los planes de desarrollo locales y regionales, es una política correcta que debe asumir la Unión Patriótica (UP) y el Pacto Histórico (PH) en todo el País, sobre todo en aquellas territorios donde los problemas de salud, educación, desempleo, inseguridad, movilidad, inequidad y violencia, son más protuberantes.
Los últimos desarrollos de esta política están expresados en los encuentros del primer mandatario con los llamados grandes “cacaos”, grandes empresarios, gobernadores y alcaldes, con el fin de concretar acciones prácticas y su correspondiente financiación e implementación institucional, para poder resolver con eficacia y eficiencia los graves y urgentes problemas que aquejan a poblaciones enteras de la Guajira, Cauca, Nariño, Chocó, la costa pacífica, Catatumbo y la costa atlántica, para cerrar la brecha profunda que existe no solo entre hombres y mujeres, sino también entre las regiones y dentro de las grandes ciudades de Colombia.
En este marco de condiciones políticas, sociales y económicas, y de la correlación de fuerzas que estamos viviendo, a la UP y al PH no le queda bien políticamente, asumir una oposición a toda costa a las nuevas administraciones locales y regionales, sin tener en cuenta el panorama político nacional e internacional, en vez de asumir una posición de independencia que le permita llegar a acuerdos en algunos de los puntos programáticos de la administración, que coinciden con las líneas del programa de gobierno nacional, departamental y municipal del PH, por los cuales votaron no solamente los partidarios de la alcaldesa electa sino también los seguidores de la UP-PH, como es el caso de la paz total, la salud, la educación, la seguridad, el empleo, etc, contra los cuales no se pueden oponer las fuerzas progresistas.
Esta posición no riñe de ninguna manera, con el control político que le corresponde ejercer al concejal de la UP-PH, en alianza con otras fuerzas progresistas y democráticas, tanto de la implementación del Plan Nacional de Desarrollo como de Plan de Desarrollo local, así como del Presupuesto Municipal y de las políticas públicas, programas y proyectos que se pretenden impulsar a favor de las comunidades.
No es cierto que la posición de independencia signifique entregar los principios fundacionales de la UP-PH y olvidar la lucha por la realización del programa del gobierno del cambio, como pretenden hacerlo creer algunas personas aisladas de las masas, que no tienen vínculos con las organizaciones de los trabajadores; todo lo contrario, la posición de independencia permite tener un espacio para la unidad de acción con todos aquellos que estén de acuerdo en compromisos programáticos sobre puntos concretos que beneficien a las comunidades de base del municipio, no solo desde el concejo municipal sino también desde la organización, movilización y concientización de los sectores populares para que se empoderen y jueguen su papel protagónico en defensa de sus derechos constitucionales, legales, e institucionales, y en la defensa de el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno del cambio.
Tarea que se debe hacer no solamente desde el control político en el concejo municipal sino también desde los espacios de poder en la administración pública del municipio, con el fin de llegar a las comunidades para hacerlas partícipes de la solución de sus problemas concretos.
Hay que ubicarse en la coyuntura política nacional para saber situarse en los espacios que trae el estatuto de la oposición, distinguiendo con claridad qué significado tiene y que papel juega la oposición, la independencia y ser partido de gobierno, y como se puede maniobrar con cada uno de los tres durante un año, dependiendo de las circunstancias políticas concretas, y sabiendo utilizar los espacios de poder para avanzar en la organización y desarrollo del movimiento político, con miras a la creación de una base social de masas en el escenario municipal que permita avanzar en las elecciones del 2026.
No tener claro estos principios y estas bases teóricas y políticas para enfrentar esta situación, es estar propenso a entrar en un debate bizantino que desgasta a la dirección mientras se olvida la organización del movimiento real de masas, la movilización de los trabajadores, y la concientización del movimiento popular.
Hay que volver al gran estratega de la revolución bolchevique en Rusia, Vladimir Ilich-“Lenin”, quien da lecciones sobre la participación de los revolucionarios en los sindicatos reaccionarios y en los parlamentos y en las administraciones de la burguesía, con su libro “La Enfermedad Infantil del izquierdismo en el comunismo”, y con el texto “Acerca de los compromisos”, escrito el 3 de septiembre de 1917, donde dice con claridad: “Llamase compromiso en política a hacer concesiones respecto a ciertas demandas, a renunciar a una parte de las reivindicaciones propias en virtud de un acuerdo con otro partido
La idea habitual del vulgo acerca de los bolcheviques, sostenida por la prensa que los calumnia, consiste en que jamás aceptan compromiso alguno con nadie.
Tal idea nos alaga como partido del proletariado revolucionario, pues nos demuestra que hasta los enemigos se ven obligado a reconocer nuestra fidelidad a los principios fundamentales del socialismo y de la revolución. Pero, con todo, hay que decir la verdad: esa idea no corresponde a los hechos.” Lenin. Septiembre 3 de 1917.
No hay que agotarse en discusiones bizantinas sino ponerle atención a lo fundamental: el trabajo en el concejo y en la administración municipal debe estar dedicado a organizar, movilizar, y concientizar a los sectores populares del municipio para que defiendan organizadamente sus derechos, y asuman el protagonismo político en la defensa del programa del PH, el Plan Nacional de Desarrollo, y el programa de gobierno agitado durante la campaña electoral.
Lo anterior sin abandonar los principios fundacionales, y sin olvidar que la concejalía tiene como función principal el control político en la implementación del Plan de desarrollo, del Presupuesto, y del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), como vocero de las comunidades en defensa de las reformas democráticas del gobierno del cambio.
Siguiendo los lineamientos del Presidente vamos a trabajar con la administración en los temas prioritarios de la construcción de la paz, y de empezar a resolver la tremenda brecha de la desigualdad social, como lo acaba de afirmar el primer mandatario en el reciente foro económico de Davos.
Desde la concejalía y desde los espacios de poder en la administración municipal, vamos a organizar, movilizar y concientizar a las comunidades, para que asuman el protagonismo en la defensa de sus derechos y en la implementación activa del Plan Nacional de Desarrollo a nivel municipal.
Sobre todo y en primer lugar, vamos a desplegar toda la capacidad de gestión en lo que tiene que ver con el desarrollo del trabajo del arte y la cultura para la población del municipio de Bello, especialmente para la niñez y la juventud, y para los sectores de la tercera edad, desde los espacios de la Secretaría de Cultura en el territorio municipal.
Como lo dijo el presidente en el foro de Davos: “Necesitamos un pueblo movilizado que defienda la democracia”, y en Bello la UP-PH, no va a ser inferior a este compromiso.