TPP: tres letras para recordar
Opinión

TPP: tres letras para recordar

Por:
julio 13, 2015
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Guarde estas tres letras en su cabeza; lo que ocurra con ellas le compete. Es una sigla más que se suma a los negocios internacionales de Colombia. El Acuerdo Trans Pacífico (TPP por sus siglas en inglés), es un contrato económico entre 12 países que tiene 29 capítulos, liderado por Estados Unidos y que, según ese gobierno, “busca proporcionar un nuevo y significativo acceso a mercados para los productos y servicios estadounidenses”.

A pesar de que las negociaciones —que comenzaron en 2008— son secretas, Wikileaks ha filtrado varios documentos en los que se muestra el interés por implementar medidas mucho más profundas en la desregulación del comercio de bienes y mercancías. En cuanto a los inversionistas privados, el TPP expresa que estos tienen derecho a exigir un marco regulatorio que se ajuste a sus expectativas, además de otorgarle a las empresas extranjeras la misma categoría que un gobierno nacional en cuanto a la expedición de leyes y la conformación de tribunales para la solución de controversias.

Uno de los aspectos que más preocupa del TPP es su capítulo sobre propiedad intelectual. Los informes filtrados develan la intención de “proporcionar protección más extensa” en patentes, al tiempo que se refuerzan las medidas que restringen el acceso a medicinas, internet, y diseños industriales. Se otorgan derechos de autor hasta por 70 años y se toman decisiones en contra de la posibilidad de asimilar y transferir tecnología para el desarrollo industrial en los países subdesarrollados y en contra de la libertad de expresión, con consecuencias civiles y penales.

El TPP es un TLC ‘recargado’, elaborado por y para el beneficio de grandes grupos económicos, especialmente de Estados Unidos y Japón, que avanza en la construcción de un marco legal en el que estas compañías tienen más derechos que los ciudadanos.

Desde 2012 el presidente Juan Manuel Santos ha expresado al gobierno norteamericano el interés de ser invitado a las negociaciones. Inicialmente se hizo a través del actual candidato a la alcaldía de Bogotá, Rafael Pardo, en ese entonces Ministro de Trabajo de Santos I. Después el mismo presidente se lo manifestó al Secretario de Estado John Kerry. Como las negociaciones ya están a punto de concluir, la única opción consiste en adherirse cuando haya sido aprobado. Una señal de voluntad fue la firma del acuerdo de la Alianza del Pacífico(AP) con México, Chile y Perú, quienes ya son parte del TPP.

A los colombianos les presentan estos acuerdos como una genialidad para crear más empleos, promover las exportaciones y la inversión. Sin embargo, la realidad prueba que, lejos de estos logros, el país atraviesa la peor crisis en sus relaciones económicas internacionales en la historia.

Insistir en este tipo de acuerdos no es una equivocación teórica. Es una acción deliberada para que las pérdidas de la nación se conviertan en ganancias de un pequeño grupo de funcionarios del gobierno,consultores y lobistas. Uno de ellos es Rudolf Hommes, quien lleva más de dos décadas promoviendo estos negocios, lesivos para la nación pero lucrativos para él.

Es urgente un debate sobre la forma en que el país se estárelacionandocon el mundo. El Congreso de la República debe ejercer su función de control político y evaluar los resultados del modelo de los TLC, AP, TBI, OCDE, FMI y otras siglas funestas.

Twitter: @mariovalencia01

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