El éxito de un crecimiento vertiginoso y la imagen de prosperidad que Tostao proyectaba se desmoronó. Aunque la pandemia y la cuarentena obligatoria fue el puntillazo que puso en evidencia que el negocio no iba bien –incumplimiento en el pago de arriendos, cierre de locales-, el proceso de crisis venía de atrás, nunca tuvo una rentabilidad operativa positiva (EBITDA positivo), lo que llevó a pedirle a la Supersociedades autorizarle la reorganización para intentar salvar la compañía que llegó a crecer a un ritmo de doce tiendas mensuales. Las ventas también alcanzaron a crecer exponencialmente, pasaron de $ 7.930 millones en 2016, a $ 87.433 millones en 2017 y $ 212.638 en 2018 (último dato público).
Lo sorprendente, y esto no se sabia, es que estas cifras no alcanzaban para cubrir los costos del agresivo programa de expansión que completó más de 500 puntos de venta en cuatro años. Lo cierto es que la empresa no puede cubrir sus costos y gastos, según información de la Superintendencia de Sociedades, y las obligaciones pendientes por concepto de retenciones en la fuente a favor de la Dian alcanzan los $ 3.074 millones. Está será la primera deuda que por ley deberá pagar.
El modelo de negocio implicaba una inversión constante para la apertura de nuevos locales, lo que daba la impresión de prosperidad, pero que requería un alto flujo de caja. Un modelo similar a algunos emprendimientos que queman caja para obtener un mejor posicionamiento, logrando valorar la marca a costa de sus estados financieros. Los $ 27.000 millones que vendieron en el mes de febrero de este año, antes de la pandemia solo le alcanzaban para cubrir sus gastos de operación.
Un modelo de alto riesgo pues se requiere que las ventas crezcan permanentemente. Aunque no es algo anormal, los Almacenes D1 por ejemplo, requirieron 10 años de operación antes de lograr utilidades. Según Pedro Muñoz, la proyección estimaba llegar en mayo de este año a un EBITDA positivo, pero apareció la pandemia.
En el mes de marzo debido al covid-19, las ventas se redujeron a un 67 %, en abril a un 18 %, en mayo a un 28 % y en junio a un 35 %. A pesar de las medidas tomadas de reducción salarial del personal administrativo y la reubicación de 4.200 empleados (principalmente con su aliado Justo & Bueno), los 3.200 empleados que permanecen pesan un 24 % de las ventas.
En abril por lo tanto, las ventas no alcanzaron a cubrir los costos laborales y en mayo un poco más, pero hasta la fecha, la empresa ha cumplido con los pagos a sus trabajadores. Ante las limitaciones legales para reducir mas personal, y los costos de servicios públicos que debían ser pagados so riesgo de ser cortados, el paso siguiente fue suspender el pago de arriendos. Durante los últimos cuatro meses Tostao ha dejado de pagarle a los propietarios de los locales. Lamentablemente sin dar la cara.
La comunicación solo ha sido a través de tres cartas oficiales que la empresa envió a los propietarios solicitando condonación de los arriendos, mecanismo con el que consiguieron un 45 % de condonación en abril y un 20 % en mayo. Los arrendadores, no han podido contactar a los representantes de la empresa para negociar o pedirles que les devuelvan sus locales.
Pedro Muñoz dio a entender que por ahora no habrá pago de arrendamientos, estos entrarán como parte de las obligaciones a negociar con los acreedores en el proceso de reorganización a través la Supersociedades. Lo que normalmente significa: pago parcial y a plazos.
La dueña de Tostao, es la compañía panameña Bakery Business International (BBI), creada en marzo de 2014 y cuyo mayor accionista es el Grupo Reve. Este grupo es uno de los fundadores originales de las Tiendas D1 o Koba International, cuya participación le fue vendida a Valorem, del grupo Santo domingo. Posteriormente el Grupo Reve fundaría los mercados Justo & Bueno o Mercadería S.A.S. en una apertura que trajo enfrentamientos de competencia desleal y presunta restricción de la competencia, demanda y contrademanda, entre Koba y Mercadería SAS.
La ubicación de los locales de Tostao en varios de los casos coincide con los puntos de Justo & Bueno, pues inicialmente existía un acuerdo dados los intereses comunes de sus propietarios. Entre los socios de los cuatro fondos dueños del Grupo Reve se encuentran, Pedro Gasca quién fuera la imagen de BBI antes de su retiro hace más de un año, Alejandro y Michel Olmi exfundador de D1 y Alejandro Abrego Dávila, financista y socio del Grupo Reve.
En abril se encontraban cerradas el 40 % de las tiendas y en forma definitiva 93. Aunque Tostao continúa abriendo tiendas nuevas con contratos ya acordados (cuyos primeros tres meses de arriendo son normalmente gratis), el pago de todos estos arriendos deberán pasar por procesos de negociación y ser presentados para confirmación ante el Juez en los próximos tres meses.
El Superintendente de Sociedades, Juan Pablo Liévano Vegalara, admitió a la empresa el pasado 3 de julio para iniciar formalmente el trámite de negociación de emergencia de un acuerdo de reorganización empresarial y que busca en lo inmediato poder flexibilizar el pago a pequeños acreedores.
El diagnóstico es complicado: según el Auto de la Supersociedades, la firma se encuentra en incapacidad de pago financiero y operacional. El año pasado cerraron con causal de disolución, momento financiero en que su deuda es mayor que el patrimonio, lo cual confirma que el meteórico crecimiento de un negocio creativo que logró poner al alcance de todos una taza de café o un capuchino acompañado de un croissant fresco, terminó siendo un espejismo, aunque por el momento los clientes puedan seguir disfrutando.