A principios de los ochenta ninguna telenovela colombiana podría tener el impacto de Topacio o de Cristal. Era la fiebre absoluta por los novelones venezolanos lo único que podría hacerle sombra a los reyes del melodrama latinoamericano, los mexicanos. Desde los años 40 cuando el Indio Fernandez inmortalizó el rostro de Maria Félix, los aztecas mandaron la parada en eso del amor cursi. Este talento se trasladó a la radio cuando Albertico Limonta enamoraba a todo un continente con El derecho de nacer y en la televisión con clásicos como Los ricos también lloran. Pero los venezolanos en los ochenta pisaron duro y fue gracias a Delia Fiallo.
Nacida en Cuba en 1924, esta leyenda de la televisión en Latinoamerica es la autora de las novelas más rutilantes que se hicieron en Venezuela, desde Topacio hasta Leonela. Murió el pasado 28 de junio a los 96 años de edad. De su pluma nació Cristal, la célebre telenovela con Carlos Mata y Lupita Ferrer que acá en Colombia paralizaba los mediodias. La casa productora era Radio Caracas Televisión, de celebre recordación en todo el continente y que fue borrada por Hugo Chavez en el 2006 por no plegarse a las exigencias de fidelidad que se debe tener en Venezuela con la Revolución Bolivariana.
Su canción, en la voz de Ruddy Lascala, el cantante italovenezolano que puso a sonar durísimo en Colombia con la balada Mi vida eres Tu. De Fiallo también es la recordada Leonela con la actriz Mayra Alejandra. Su canción, de Gualberto Ibarreto, marcó también una época:
En los noventa y gracias a Fernando Gaitán la ecuación se cambió por completo y fueron las novelas colombianas las que empezaron a verse masivamente en la televisión mundial, pero antes fueron los venezolanos que nos enseñaron a hacer televisión, por eso se celebraba a rabiar que estrellas como Ruddy Rodriguez vinieran al país a realizar telenovelas.
Hoy en día intentar ver una novela como Topacio, donde una ciega se enamora perdidamente de un hacendado, es algo completamente obsoleto pero, en su tiempo, era lo único que se veía en televisión. Así era la ingenuidad de nuestros televidentes hace 40 años.