Fácil despotricar de un rival político, enrostrarle lo que a uno le venga en gana y decirle hasta de qué mal va a morir. ¿Un ejemplo reciente? Rodolfo Hernández, excandidato a la presidencia: vulgar, sin pelos en la lengua, más ordinario que yogur de yuca, burro mascando chicle o marrano con diente de oro.
Es así que un provocador senadorcillo de pacotilla le puede decir a zutano, mengano o “petroncejo” que es un delincuente, sin que esto implique mayor falta. En esto el parlanchín congresal está blindado, guarecido y ultradefendido por la Reyal Academia Española, RAE. Digo "reyal" porque se refiere a la figura decorativa, chambona y despilfarradora del rey chapetón. Úsalo. Así lo distinguiremos de "real", que solo debe quedar como adjetivo realista de nuestra cruda, aciaga y crítica realidad en la que los precios de los alimentos de la canasta familiar han subido como aviones hasta alcanzar negros nubarrones.
Baso lo anterior en lo que trae la controvertida RAE. Delincuente: que delinque. Delinquir: cometer un delito. Delito, según la 2ª acepción, es: “Acción o cosa reprobable. Comer tanto es un delito. Es un delito gastar tanto en un traje.” Si de troglodita devoras opíparas comilonas, eres delincuente. Si te vistes con enteros de marca, eres delincuente. Aclaro, esto lo pontifica la olímpica RAE. ¿O no es así?
Atendiendo el significado que acaba de saltar a tus ojos, podría considerarse un delito que un político use costosos zapatos Ferragamo mientras habla hasta por los codos de la lucha contra la pobreza. Es algo que algunos podrían calificar de reprobable.
Caso en el que estuvo el presidente Petro hace rato, cuando era candidato. Luego cambió los caros azotadores de baldosas por un par de finos “pisos” dados por empresarios antioqueños. Qué bien. “Solo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores”, dijo Benjamín Franklin. Véase: Los paisas le quitaron los ferragamo a Petro
Lucir lujosos tacones Christian Louboutin es algo similar. Los ostentó la primera dama de la nación en su reciente visita al Papa Francisco. Véase: Tacones de cuatro millones: no para el derroche de Verónica Alcocer en zapatos caros.
Mejor dicho, todas y todos somos delincuentes si hacemos algo que pueda considerarse reprobable. Que puede ser relativo. Verbigracia, recién el papa Francisco dijo que el homosexualismo no es delito, pero sí pecado, es decir, reprobable. Para los LGBTI+ no es ni lo uno ni lo otro.
Hablo por mí en cuanto a vestimenta: uso zapatos de cuero calidad estándar de Calzado Bucaramanga. Los tenis los compro en la calle, baratos, de contrabando. Camisas: calidad de Mr. Pat Primo, Alberto VO5 y Kosta Azul. ¿Pantalones? De cualquier marca. Eso sí, que sea made in Colombia.
¿Quiénes son delincuentes en esta relatividad de “lo reprobable”?
- Aquellos que tratan de delincuentes, guerrilleros y corruptos a miembros del gobierno, escudados en las acepciones de la RAE.
- Quienes no participan en actividades políticas, cívicas y comunitarias, tal como lo propone el numeral 5 del artículo 95 de nuestra Constitución Política. Por lo menos para mí eso de ser apático es muy reprobable.
- Padres e hijos que no cumplen con sus deberes. Vecinos ídem.
- Los de los medios chismorreros que sabemos, que desinforman.
- Comentaristas deportivos que pelean hasta con la sombra.
- Infractores consuetudinarios de tránsito.
- Borrachones que no pelan parranda.
- Estudiantes que se rajan en un examen, o pierden el año o el semestre. Que no es nada del otro mundo. Yo perdí dos años y bien que me ha ido.
Uno también es guerrillero, según la RAE.
Resulta que "guerrilla" es sinónimo de escaramuza. Todas y todos nos involucramos en discusiones o escaramuzas políticas.
Petro, si le siguen diciendo así, podría responder:
─Damas y caballeros de la oposición: a mucho honor soy guerrillero porque estoy en estas refriegas ideológicas contra ustedes. Igual ustedes son guerrilleros con neoliberales, neonazis y neochabacanas ideotas (ideas grandotas). Sigan con la criticadera. Les cabe derecho por su recto proceder.
Para completar, también todos somos corruptos.
¿Quién diantres nunca ha alterado algo? Corromper da patente de corso en su primera acepción: “1. tr. Alterar y trastrocar la forma de algo. U. t. c. prnl”. Si el gobierno trastoca la estructura de los impuestos, la educación o la salud, tú puedes decir que las está corrompiendo. De tal forma que las reformas son actos corruptos, y nadie puede decir lo contrario. Según la RAE, insisto.
También asesinos. Hemos causado aflicciones en algún momento. Asesinar… “2. tr. Causar viva aflicción o grandes disgustos. 3. tr. Dicho de una persona en quien se confía: Engañar en un asunto grave.” Otra vez, RAE.
Si al acusado de injuria, calumnia, hostigamiento agravado o lo que sea respecto a lo anterior, se le pregunta si dijo lo que dijo en una acepción incriminatoria y de valentón contesta que sí, entonces ahí sí que podría ser conminado a presentar pruebas.
Ya para terminar, debo informarte que todo esto pasa con otras palabras como matarife, criminal, mafioso, ladrón, etc. Que a veces se rematan con el epíteto malsonante más utilizado del mundo entero, ¡triple h¡!§Wp#%a!