Todos somos Brandon

Todos somos Brandon

"Un joven soldado que ofrenda su vida por sus ideas debería ser tan digno de compañía a su última morada como cualquier otro héroe de la patria"

Por: Óscar Emilio Bustos Bustos
noviembre 28, 2019
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Todos somos Brandon

Me tiene muy preocupado el suicidio de Brandon Cely, el joven soldado que se quitó la vida en una guarnición militar de Cundinamarca, porque no aguantó el bullying que le hicieron sus superiores por haber manifestado su simpatía con el paro nacional. En plena formación, el viernes en la mañana, lo tacharon de izquierdista extremo, cuando él solo manifestó su opinión. Los colombianos lo conocimos por este video que grabó antes de quitarse la vida. Al escucharlo, aun con el canto de los pájaros de fondo, se siente la angustia que vivió en solitario, en esas horas previas a su muerte. No soy psicólogo, pero por el tono que utilizó siento que era un joven noble y sincero, que además creía en la misión que como militar defendía. En sus palabras finales expresó también algo muy digno, que lo pone muy alto como colombiano, al identificarse como pueblo antes que como militar.

Pienso que deben ser muchos, muchísimos, los jóvenes militares que en los batallones y brigadas viven dilemas semejantes al que vivió Brandon. El mismo día que él sacrificó su vida en la instalación militar, claramente por defender su opinión en un medio tremendamente castrador de todas las voces diferentes, otro suboficial publicó otro video expresando su apoyo "al hijueputa paro". Con tonos desafiantes, éste se identificó con todos sus nombres y apellidos y dio el nombre de la base y la escuadra a la que pertenece, y dijo también que si por expresar su opinión de defender "el hijueputa paro" tenía que ir a la cárcel lo aceptaba. También cuestionó la violencia con que la policía ataca a la gente en las manifestaciones de protesta y manifestó su sueño de estudiar una carrera universitaria, tan pronto como saliera del Ejército. Pero se preguntó: ¿dónde estudiar si no hay cupos para la gente humilde?, ¿a dónde acudir cuando uno se enferma si los hospitales viven en crisis permanentes?

Recordemos que dos días después del 21N vimos a otro agente de policía en Bogotá en un video publicado por un grupo de jóvenes, en el que ofreció disculpas a la gente por la violencia de sus compañeros contra los manifestantes, y agregó que "nosotros no podemos protestar, gracias por hacerlo por nosotros, este también es nuestro país, no todos los policías somos iguales". Esas frases las pronunció en tonos amables, mientras en sus manos sostenía un aparato tecnológico en el que se alcanzaba a leer: "Sin violencia, lo sentimos".

Las expresiones de Brandon, del otro militar y del policía, son consecuencias directas de los mensajes del paro nacional que se adelanta en Colombia desde el 21 de noviembre y que ya va por su octavo día. Los claros y contundentes mensajes que están enviando al mundo los jóvenes colombianos que participan activa, creativa y pacíficamente en el paro, se vuelven poderosas ondas críticas que penetran las instituciones más cerradas, como cerrados con cerrojo y con candado son el Ejército y la Policía colombianos.

No sé si los lectores pudieron ver el video que publicó Mafe Carrascal de las exequias de Brandon Cely en Jardines del Apogeo, en Bogotá. Hecho que ocurrió al mismo tiempo que con otras manifestaciones y cacerolazos se despedía a Dilan Cruz, el otro joven que el sábado 23 fue asesinado por un agente del Esmad, al dispararle por la espalda con un arma letal. Como se trataba de Brandon Cely, un soldado suicida que había sido estigmatizado por sus superiores, la mayoría de sus compañeros lo dejaron solo en el momento de la despedida a su última morada (o no asistieron por el riesgo de ser señalados de extremistas por sus superiores) y, salvo la presencia de algunos familiares cercanos que caminaban al lado del coche fúnebre, el lugar estaba casi desolado. Solo su madre pudo expresar el desamparo en el que quedó con sus otros hijos.

A Brandon no lo acompañaron los medios de comunicación, ni estuvieron a su lado las personas que al descubrir que la opinión nacional está con los jóvenes manifestantes, durante todos estos días han cacareado que hay que ponerse en los zapatos de los policías heridos durante los disturbios. Y menos estuvieron allí los superiores que lo ofendieron y que ocasionaron su muerte. Yo creo que un joven soldado que ofrenda su vida por sus ideas debería ser tan digno de compañía a su última morada como cualquier otro héroe de la patria.

Para los colombianos que trabajamos a diario por construir un país que se parezca a nuestros sueños, va a ser muy difícil olvidar a Dilan Cruz y a Brandon Cely, dos jóvenes colombianos que, estando en esquinas opuestas, murieron violentamente casi a la misma hora del mismo día, en hechos distintos relacionados con el 21N. Hay que destacar que el paro nacional contra el paquetazo uribista y neoliberal esté enviando unas señales muy claras y críticas que cuestionan el statu quo y que penetran en los entes y las instituciones más cerrados. Lo que tenemos que pedir es que esos entes sean más tolerantes y permitan que la Colombia joven se exprese en cualquier lugar y pueda debatir en libertad sus dilemas y sus sueños, antes de que haya que suicidarse por esas limitaciones. Solo así el paro habrá sido efectivo.

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