Todos pendientes del primero, pero ¿qué pasa con el último?
Opinión

Todos pendientes del primero, pero ¿qué pasa con el último?

No es intrascendente que, a pesar de sus innegables condiciones, el candidato del Partido Liberal esté portando el farolito, y la colectividad a punto de desaparecer

Por:
mayo 23, 2018
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Como es natural el interés de la población en el momento es saber quién ganará las elecciones. Las de la primera vuelta y lo que sucederá en la segunda.

Sin embargo, el debate presente ha producido un resultado adicional que merece algo de atención. No es intrascendente que el candidato del Partido Liberal esté portando el farolito del último lugar.

Se ha reconocido que el doctor de la Calle tiene las condiciones para ser un buen candidato y para muchos que aún mejor sería como presidente. A pesar de ello, su condición de inscrito por el Partido Liberal lo ha llevado a una situación inmerecida de rechazo por parte no solo de quienes sienten ser parte del verdadero liberalismo sino del conjunto del electorado.

Desde que el neoliberalismo se apoderó del poder en esa colectividad ella perdió su naturaleza y por pasos contados fue desapareciendo.

En manos de una camarilla sumisa a las direcciones de quien impuso el neoliberalismo en Colombia, alienó a sus huestes acabando en el lamentable presente de que un partido que a lo largo de su historia siempre contó con más del 50 % del respaldo popular hoy cae en una vergonzosa aspiración de llegar al 4 % para intentar sobrevivir al último fracaso que sería la quiebra económica.

Lo grave no es la situación personal del Dr. De la Calle. Toca pensar en lo que para el país significa que desaparezca la colectividad que a lo largo del transcurso histórico ha sido la representante por un lado de los sectores sociales que no tienen suficiente poder para representarse por sí mismos; y por otro el actor político que ha ejercido el puesto de vanguardia para adelantar reformas en el país.

Un sistema político que pierde la representación de los sectores progresistas por ausencia de lo que convencionalmente se llama la izquierda, queda en manos de la derecha, la cual en lo positivo defiende los valores tradicionales – y en esa medida cumple una función valiosa-, pero al mismo tiempo es el baluarte del statu quo, reacio a los cambios en un momento en que la Nación más los necesita y más clama por ellos.

 

Para Colombia es una tragedia no solo la desaparición del Partido Liberal,
sino la forma en que se produjo

 

Independientemente de las afinidades de cada uno, la estructura política de un país democrático requiere de fuerzas tanto de derecha como de izquierda. Para Colombia es una tragedia no solo la desaparición del Partido Liberal, sino la forma en que se produjo.

El Partido Liberal había abandonado su condición de respetuoso de la legalidad cuando las maniobras ilegales que  llevaron a que el Consejo de Estado sentenciara “… se vulneraron gravemente los valores e intereses colectivos relacionados con la moralidad administrativa; con fines contrarios a los estatales, por parte del Partido Liberal Colombiano; con violación de los principios constitucionales; la violación de la moralidad iniciada por la Dirección Nacional Liberal, actuando contra el principio democrático”

Perdió sobre todo su ideología al eliminar a los sectores sociales y abiertos de cualquier presencia o participación en los órganos directivos y administrativos, dejando en las manos exclusivas de los políticos el manejo de todos los aspectos del Partido.

Concordante con ello se creó una estructura orgánica autocrática en la cual el director ejerce como dictador atribuyéndose la capacidad de hacer todos los nombramientos, de decidir sobre todos los recursos, de expedir todos los avales, en una palabra acabando con la condición democrática y pluralista que el partido liberal más que cualquier otro defendía.

Pero ahora lo que parece inminente es que si el Dr. De la Calle no logra 780 000 votos el Partido se encontraría obligado a restituir los 8900 millones que le fueron adelantados en principio para ser cruzados con la reposición de 5600 pesos por voto. Incluso si logra ese porcentaje mínimo que establece la ley, se verá obligado a devolver sumas superiores a los 4000 millones de pesos.

A la destrucción ideológica, orgánica, ética y electoral parece adicionarse la quiebra económica. ¿responderá alguien por esto?

 

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