¿Usted que cree? depende, ¿cierto?, depende de muchas cosas, de muchas circunstancias vividas, depende de la persona a la que se le pregunte, de su edad, de las experiencias acumuladas y según el momento por el que esté pasando. Pero si uno “se asoma” por la ventana de la casa, del apartamento, del bus urbano, de Transmilenio, de su carro; si uno se asoma por la ventana de los mass media, de las vitrinas de los centros comerciales, de las ventanillas de urgencias de los hospitales, de los centros de estética, de los múltiples garajes y “templos” de marketing religioso, de los sitios clandestinos donde se reúnen los barristas; si uno se asoma por las ventanas de las comisarias de familia, de los juzgados, de las Uris, del Instituto de bienestar familiar, de medicina legal, de los parques públicos de barrio; si uno se asoma debajo de los puentes vehiculares y peatonales, de las cárceles para mayores y menores, para mujeres y hombres; si uno se asoma por las ventanas de los burdeles, de las clínicas de reposo, de los centros de protección animal, de los swinglers, de muchas fábricas, de muchas entidades públicas, de los anfiteatros; si uno se asoma por las ventanas de la bolsa de valores de Colombia, del congreso, del senado de la República, del palacio de justicia, de la casa de Nariño; si me asomo y si te asomas por la ventana que nos permite ver el presente y el “futuro”, “lamentablemente” debo decir que: ¡Todo tiempo pasado sí fue mejor!.
La historia actúa como una tabla de multiplicar mire usted: Antes eran sólo 2 compañeros de trabajo los indiferentes por los problemas sociales de nuestro país, hoy son 4; antes eran 5 los casos de matoneo en un colegio, hoy son 10; antes eran 3 las menores de edad embarazadas, hoy son 6; antes era un habitante de la calle en los alrededores de mi domicilio, hoy son 2; antes era solo un vendedor ambulante quien se subía a trabajar en un bus, hoy son 2, 3 y hasta 4; antes se ubicaban vendedores ambulantes y artistas en 2 semáforos, hoy se ubican en casi todos los semáforos; antes los jibaros y consumidores eran clandestinos y contados, hoy están aquí, allá y por todas partes; antes eran 2 los divorcios de mi lista de conocidos, hoy son 4 pues antes el amor era sólido “para siempre”, hoy es líquido: “Hasta nunca y suerte es que te digo”…en fin, parece que la explosión demográfica trajera consigo por cada habitante de más, un problema de más; parece que ése síndrome multiplicativo de la historia hiciera gala de su poder de expansión y difusión en todos los aspectos de la vida, pues son hoy más: Los programas de farándula rosa, las fotos dónde se exhibe una felicidad fingida, los partidos políticos fugaces, las iglesias de garaje, la variedad de productos en las vitrinas, las prendas de vestir pero “de marca”, los centros de estética, las posibilidades de adquirir un carro o una moto sin cuota inicial; hoy son más los noticieros las 24 horas del día, los patrocinadores en los intermedios de los programas de televisión, los productos farmacéuticos que controlan la depresión, calman la ansiedad, te permiten dormir y hasta te dan por unos instantes la llave de la felicidad; hoy son mucho más los escándalos políticos, los casos de corrupción, los productos alimenticios de preparación instantánea; Hoy, ¿Qué haríamos sin su majestad horno micro-ondas? ¿Sin la sandwchera? ¿Sin el exprimidor eléctrico? ¿Sin la faja moldeadora? ¿Sin el plan de datos? ¿Sin la USB con 500 canciones? ¿Podríamos sobrevivir a una caída de 24 horas de Internet? Hoy estamos permanentemente observados, vigilados, supervisados, monitoreados, porque hoy nuestra presencia y existencia se reduce sólo a un simple chip, sin él “no vales nada”, lo debe tener desde el preso en su brazalete electrónico de detención domiciliaria (porque ya no dan abasto las cárceles) hasta el simple abuelito en su tarjeta personalizada del sistema integrado de transporte, dónde puede comprar virtualmente los pasajes que quiera y por adelantado.
La Modernidad líquida te hace tener el mundo y todo lo quieras a tu alcance, pero ¡ya parcero!, instantáneamente, se trata de poner a tu disposición todo lo que desees así no lo necesites, rindiéndole culto a la moda, dando a luz un nuevo tipo de religiosidad que te sumerge en un mundo de fantasía dónde viviendo en el 2018, puedes comprar una moto, automóvil o celular modelo 2019, difícil de explicar…¿Personas que en el 2018 pueden andar en un vehículo modelo 2019?, es decir: Magia-magia el dinero te puede traer y hacer rendir el futuro a tus pies, solo debes tener el poder adquisitivo y consumir, sin embargo, también puedes pagar vía on line tus indulgencias, solo acércate a la ventanilla y realiza tus aportes, Dios en 8 días hábiles te enviara de vuelta la respuesta a tu petición, entre más dinero más seguro serás el elegido del señor, el beneficiario y afortunado ganador de un “baloto espiritual”, pero -haga la fila por favor-…
Esta es la realidad, donde reina la Cultura de lo fácil, “de la mediocridad” ¿Para que esforzarse? ¡Qué pereza!, para que desgastarme y “perder tiempo” si tengo el dispositivo electrónico que agiliza mis diligencias, tengo la calculadora en el celular que me evita gastar papel en esa “maldita” y tediosa división por dos cifras; si solo se trata de ponerme la faja y sin necesidad de moverme hace solita el trabajo; tampoco es necesario pararme, pues por bluetooth puedo ordenar en mi impresora las hojas que necesite y en la tienda comprar mi coca-cola personal; puedo agrandar mi pedido de hamburguesa y los niños se autorealizarán solo pidiendo la cajita “Feliz” de Mac Donalds, serían tristes con la bolsita de papas a la francesa de la esquina, que pecado: ¡Es que mi hijo se merece lo “mejor”!, así sea fiado.
Señoras y Señores Bienvenidos a la modernidad líquida, es difícil de explicar, pero si tienes dinero así no la entiendas, la sentirás: Es el hedonismo x el hedonismo, se trata de una especie de operaciones básicas en matemáticas: Sumar dispositivos que me proporcionan placer y felicidad; restar caminos y procedimientos, pues la tecnología me lo hace todo más fácil, evita mi fatiga; multiplicar los accesorios y toda cuanta mercancía último modelo salga al mercado y dividir mi tiempo, otorgándole una mayor y definitiva franja a las múltiples pantallas que permiten “asomarme” al mundo, al otro mundo donde no se vive, pero se navega.
La modernidad líquida trae consigo una brújula con “otro norte”, se trata de otro norte para los jóvenes y para aquéllos que nunca han tenido norte y tal vez ni siquiera sur, pues el polo magnético de antes (político, social y moral) no es el mismo, ese polo ya es “anticuado y obsoleto”, o sea, a ver….el campo magnético moral y cultural de la tierra ha cambiado, la brújula señala que “sin tetas no hay paraíso” y sin celular y wi-fi sólo hay infierno. El tiempo se monta en otro tipo de meridianos y paralelos y las coordenadas geográficas son determinadas por el mercado, por el consumo, por la apariencia; simulo estar feliz por que utilizo cuanto emoticón ofrezca mi celular y los criterios para seleccionar mis amigos, quedan reducidos a los clic para etiquetar conocidos y aparecidos; no sé en últimas quien lea esto, si usted es de la vieja guardia tal vez tendrá el privilegio de comparar entre aquélla modernidad sólida y ésta modernidad líquida que se escurre por dónde pasa; si usted es de la nueva guardia, tal vez no tiene la fortuna (o el infortunio) de comparar lo que fue, con lo que intenta ser y a veces no puede ser.
De todos modos lo voy a decir: Desde mi óptica, desde el iceberg sobre el cual me intento parar pero me deslizo, para mí “¡todo tiempo pasado fue mejor!”, pero quiero sembrar la esperanza, que depende de todos nosotros, de todos nuestros esfuerzos para hacer lo que esté a nuestro alcance para evitar que todo tiempo que viene ¡Sea peor!, es difícil pero no imposible, ¿Usted que cree?