Todo es veneno, hasta el té
Opinión

Todo es veneno, hasta el té

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abril 17, 2015
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 “En todas las cosas hay veneno… la dosis las hace veneno o medicamento”, decía aquel iluminado médico renacentista Paracelso. No todo lo “natural” es necesariamente bueno, no todo lo “artificial” es necesariamente malo. ¿Cómo establecemos la diferencia entre bueno y malo para nuestra salud? Tras complejos estudios clínicos controlados. En el caso de lo que ingerimos es bien difícil vigilar la dieta de un número grande de individuos por un tiempo largo entonces estas investigaciones son costosas y a veces casi imposibles. Además mentimos habitualmente, a los demás y a nosotros mismos, sobre lo que comemos y bebemos. De todas maneras la nutrición es un factor importante en muchas enfermedades por lo que debemos tomar decisiones y recomendar ciertas limitaciones.

La semana pasada se conoció una comunicación corta (N Engl J Med 2015; 372:1377-1378 April 2, 2015) que ilustra muy  bien aquella observación de la tradición paracelsiana sobre el efecto tóxico de algunos alimentos “naturales” dependiendo de la dosis.  Pongo natural entre comillas porque es discutible su definición.  ¿Quién ha tenido la naturaleza en la mano?, se preguntaba Fernel, otro médico renacentista.

Antes que nada uno de los autores es la doctora Alejandra Mena-Gutiérrez, internista colombiana exalumna de la Universidad del Valle. Doy esos datos personales pues es un alto honor publicar algo en el New England Journal of Medicine y la noticia del caso descrito se ha difundido en los últimos días por la prensa internacional (UPI, Washington Post y otros) Kudos, aplausos y felicitaciones en inglés y griego clásico, a la doctora Mena-Gutiérrez.

Se trata de un hombre de 56 años que acudió al médico con malestar general y debilidad. Los datos de laboratorio mostraron una clara insuficiencia renal. No existían datos anteriores de daño en los riñones en su historia personal ni antecedentes familiares relevantes y se decidió hacer una biopsia renal. Esta mostró inflamación y edema tisular con cristales de oxalato. En la orina se midió una excreción de esta molécula el doble de lo normal.  Sorprendentemente el señor bebía unos 16 vasos de té al día. Lo que llevó a los investigadores a llamar esta patología Nefropatía (enfermedad renal) por Té Frío.

El té es juzgado generalmente una bebida saludable. Sobre todo comparado con gaseosas de alto contenido calórico que son los grandes villanos de la dieta contemporánea.  Pero el té negro, más del 80 % del consumido mundialmente, tiene un alto contenido de oxalatos de calcio como los maníes, el ruibarbo, la espinaca, la carambola o fruta estrella y otros comestibles vegetales.  Todo contiene veneno repetiría Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim (a) Paracelso. Hasta el agua es veneno pues ocurre intoxicación hídrica por beberla excesivamente en atletas tras grandes esfuerzos físicos y en algunos concursos o bromas fatales. Incidentalmente la sobrehidratación en un hospital fue la causa aducida de muerte del artista Andy Warhol (The New York Times, 5 de diciembre, 1991)

Volviendo al té, no se consideran completamente comprobados todos sus efectos benéficos pero este caso demuestra que beberlo excesivamente puede causar daño renal. Por lo general es difícil concluir con certeza que algo es bueno, se necesitan muchos casos seguidos por largo tiempo, siendo más fácil probar que algo es malo tras uno o varios casos fatales bien estudiados. En la misma vida la bondad es cosa de fe difícil de confirmar mientras la maldad se ve y comprueba detectivescamente.

La evidencia que un complemento dietético es perjudicial puede ocultarse por motivos económicos pues el mercado de estas sustancias en los Estados Unidos, por ejemplo, es más de treinta mil millones de dólares al año. Además la regulación e inspección de suplementos y fármacos “naturales” es laxa. Creo que esto se debe en gran parte a la idea cultural que lo natural es bueno, siempre bueno. Si el terremoto con tsunami de Lisboa en 1755 ayudó a Voltaire a no creer en la providencia divina, hoy tenemos una fe inconmovible en cierta providencia natural.  La “diosa” Naturaleza, gran aliada de alguna publicidad, nos aseguraría vidas equilibradas, sanas y largas.

Otro caso interesante es el de la carne de pescado y las cápsulas de omega-3, tercer complemento dietético vendido en EE. UU. tras vitaminas y minerales. Su efecto benéfico en la salud cardiovascular no está probado (EL País, 3 de abril, 2015). Hace más de veinte años fueron recomendados para prevenir la trombosis coronaria.  Algunos médicos reportan pacientes que los toman habitualmente y se presentan a consulta con morados en la piel o sangrado por la nariz. Recuerdo lo que me decía años atrás un internista: tomando aceite de pescado con omega-3 uno puede estar escogiendo entre morir por accidente cerebrovascular hemorrágico por su efecto anticoagulante o morir por infarto coronario si no lo hace. Nada “natural” es siempre y necesariamente bueno, debemos contar y medir efectos.

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