Que el colonialismo español todavía persiste en la mente de muchos ibéricos no es noticia nueva. Lo que me sorprende es ver cómo esta percepción todavía persiste en la mente de muchos colombianos. El éxito de la serie española La Casa de Papel, en Colombia, es prueba de ello. No es posible que aplaudamos una serie que nos muestra como si fuéramos una selva.
La visión que deja la Casa de Papel de Colombia es la misma que en 2005 tuvo Señor y Señora Smith, protagonizada por Angelina Jolie y Brad Pitt. La diferencia es que en ese entonces se armó todo un escándalo que hasta el entonces alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, se quejó públicamente de la forma en que la película retrataba a la ciudad ¿Por qué esta vez nadie se pronunció al respecto? ¿Por qué esta vez en lugar de quejarnos, recibimos al elenco de la serie como si fueran los mismísimos virreyes del nuevo reino de Granada?
El final de La Casa de Papel debió ser cuando acabó la segunda temporada. Sin embargo, Alex Pina, guionista de la serie, prefirió acabar con una gran serie porque el cheque de Netflix lo tentó. Después de todo, no es lo mismo trabajar con Netflix que con Antena 3, canal que originalmente produjo la serie que al ser comprada por la plataforma se disparó en toda Hispanoamérica. Me produce bastante curiosidad saber por qué si el señor Pina, que escribió parte de la serie en las playas de Barú y tuvo la oportunidad de pasear por Colombia ¿Por qué nos muestra de esa manera?
Por cierto, un comentario generalizado de quienes tuvieron la oportunidad de asistir al lanzamiento de la tercera temporada de la serie en el Teatro Colón, de Bogotá, fue el divismo del elenco. La periodista Mabel Lara comentó en radio sobre la actitud con que los actores trataban a quienes querían una foto o un simple saludo. Es apenas comprensible; 500 años después, los españoles todavía nos miran como su pequeña colonia. Nosotros mismos les permitimos que lo hagan. Bastante paradójico que hasta hace pocos días celebramos nuestra independencia un 20 de julio.