Santa Lucía se encuentra en la región alto andina del municipio de Tuluá a una altura aproximada de 2.900 metros sobre el nivel del mar. Además, está ubicada sobre parte del territorio natural de la zona amortiguadora del Parque Nacional Natural Las Hermosas en el departamento del Valle del Cauca.
Allí vive Tita, la pata vándala, acompañada de gallinas, bimbos, ovejas, ganzos, gallinetos, caballos y vacas, y en medio de muchas matas y árboles.
Desde que tiene "uso de razón", Tita decidió tener una vida distinta a la de los otros diez patos que conforman su familia y anda en manada con los seis perros de la finca. Al principio se defendía de ellos, picándoles la cola. Con el tiempo fue acogida por ellos y ahora —con cariño— pasa su pico por su lomo.
Como los perros seguían a Álvaro, el finquero, ella también decidió que para donde él va ella también va.
Yo creo que es porque Tita conversa con los otros animales que le han contado la vida de Álvaro.
Le han chismoseado que él es un agrónomo, que fue instructor del Sena y que desde muy joven decidió que su vida estaba en esa finca de sus mayores, cuidando las vacas que con su leche lo sustentan.
También comentan de lo bonita que se ve la finca con los cientos de árboles de especies nativas que ha sembrado, de los miles de aves que llegan allí a alimentarse de sus frutos y bayas.
Como Tita y los perros andan detrás de Álvaro saben de sus reuniones con la cooperativa y las gentes del pueblo para mejorar la escuela, el puesto de salud, la carretera.
Ah y también lo esperan cuando el hombre baja al pueblo por sus aguardientes.
Álvaro a veces se les pierde por ratos, cuando viene a Buga a hacer sus diligencias y hablar cafés con sus amigos o como cuando el Paro Campesino que se vino varios días pa la carretera. Pero esta vez que Álvaro se vino a las marchas del Paro Nacional, Tita se le pegó.
Pero lo que más le gusta a Tita y sus compañeras es saber que les espera una larga vida, que nunca serán sacrificadas para el consumo humano y que disfrutarán de una vejez más que digna.
Es que como dice Álvaro, la finca es para vivirla y disfrutarla. Y allí ejerce su vida rodeado de su compañera, su huerta, sus árboles y sus animales.
