Duélale a quien le duela Uribe ha sido el presidente que más defienden con la frase “duélale a quien le duela”. Basta con revisar unos cuantos comentarios en redes sociales de sus defensores más acérrimos para encontrar la frase.
Y hay que decirlo, Uribe es un antes y un después en los últimos 40 años para Colombia, en lo personal le agradezco su labor como servidor público (así como también a Gustavo Petro, a Enrique Peñalosa, a Andrés Pastrana, a Ernesto Samper, a Sergio Fajardo, a Lucho Garzón, etc. ser servidor público es una gran labor).
El problema surge cuando aparecen los fanáticos que a pesar de los incontestables hechos se niegan a aceptar que Uribe ha cometido errores, que hubo corrupción y malos manejos (como en la mayoría de las administraciones de Colombia) y que su oposición a la paz, aunque justificada también en hechos, se ha convertido en una bomba de tiempo.
Ahora las estrategias típicas para lidiar a los fanáticos son:
• Mostrémosles los hechos: error, no funciona, ya que si una persona ya está decidida a creer algo cualquier evidencia será vista como ataque no como un hecho irrefutable.
• Tratémoslos como idiotas: error, usar el insulto solo crea más tensión y aumenta las divisiones.
•Ignoremos sus locuras: error, los dejamos que se junten solo entre ellos, dándoles el poder de una secta, haciéndolos más obstinados en sus principios.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Como exuribista sacado del redil lo que funcionó conmigo fue muy simple y a la vez muy pocos lo aplican:
• No atacarme por mi error: en lugar de acusarme de estúpido por no ver los hechos se ponían en mis zapatos, o sea me comentaban cosas como “bueno hombre yo entiendo su admiración por Uribe en ese tiempo, era un gran estadista, pero usted cómo iba a saber lo de agro ingreso seguro, eso se supo después, estando en su situación yo hubiera cometido el mismo error”
•No me echaban en cara las víctimas: en lugar de hacerme la retahíla de las pobres víctimas que solo hacía mantenerme en mi posición me mostraban los beneficios de no estar en guerra, por ejemplo me decían “hombre si no hay más guerra sus hijos no van a tener que presentar servicio militar obligatorio” o “la paz va facilitar que podamos salir del país sin tantas restricciones” ambas cosas de mi interés ya que tengo hijo varón y viajo mucho fuera del país y sé lo que es ser colombiano entrevistado en la salida de un aeropuerto.
• Me invitaban a reuniones para conocer gente con distintos puntos de vista: esto es fundamental, cuando uno conoce que hay muchos matices, que no todo es blanco o negro, facilita entender mejor los errores en nuestras creencias, yo iba a una cámara de comercio donde los empresarios en su carácter pragmático comentaban sus puntos de vista sin atacar, sin mucha emoción y con amplitud de mente para acomodarse a cualquier filiación siempre y cuando respetara su labor.
Por tanto, a su amigo uribista no lo ataque, no lo insulte, no lo atiborre de datos, dele más bien el chance de perdonarse a sí mismo por ignorar los errores de Uribe, hágale entender que ser uribista no es pecado, invítelo a conocer nuevos amigos con otros puntos de vista y muéstrele con claridad porque la paz es de beneficio para sus intereses personales.
Por cierto, sigo tomando lo bueno de Uribe (como también lo bueno de Petro, Timochenko, Castaño, Mockus, Fajardo, etc.), pero sin fanatismos, con claridad sobre sus aciertos y desaciertos y sin dejarme llevar por pasiones políticas, si usted se deja llevar por pasiones políticas, cuidado: o ya es o está en camino a ser un fanático, hágase revisar por un buen amigo que piense distinto y sin fanatismos