Todo indica que el acto protocolario de la firma oficial de la paz entre el Presidente Santos y Timo León Jiménez será en Naciones Unidas en el escenario de la Asamblea General. La del 20 de septiembre será la última cumbre presidida por Banki Moon quien ha respaldado desde el día uno la negociación en Colombia y a quien le interesaría especialmente que el fin del conflicto en Colombia se lograra durante su mandato. El acto seria en presencia de los representantes de 193 países del mundo.
Para que el jefe el máximo comandante de las Farc, Timoleón Jiménez pueda estar presente los Estados Unidos tendrían que retirarlo de la lista de terroristas por cuya captura ofrecen 5 millones de dólares y tendría que ser retirada de la circular roja. Todo esto es posible diplomáticamente.
Aunque el Gobierno Santos y las Farc barajan tres opciones para la firma protocolaria (Colombia, Cuba o Nueva York) las recientes declaraciones de la canciller María Ángela Holguín hacen pensar que el asunto está zanjado y que la firma se dará en la Gran Manzana por petición de la misma ONU. "Nos han pedido que si el acuerdo se puede firmar allá, porque sienten que es algo completamente extraordinario que le está pasando al mundo", afirmó la ministra de Asuntos Exteriores.
Se aspira a que el Presidente Barack Obama sea también testigo de la firma. Tanto para las Farc como para el gobierno Santos la formalización de su transición a la vida civil sin armas –después de 52 años guerra–, la presencia del mandatario norteamericano, el socio del gobierno colombiano en la guerra y el Plan Colombia, tiene una significación especial. Para alcanzar ese propósito el Gobierno tendrá que gestionar un espacio en el cronograma de la Asamblea, cosa que no será muy difícil teniendo en cuenta que Naciones Unidas es garante del proceso y no le vendría nada mal mostrar que gracias a sus oficios se ha logrado apagar el último conflicto de este hemisferio. Pero tendrá también el Gobierno de Santos que hacer varias e importantes gestiones para garantizar que Timochenko no será capturado al pisar suelo gringo.
Contra el jefe de las Farc, cuyo verdadero nombre es Rodrigo Londoño Echeverry, hay una circular roja de Interpol, la policía internacional lo busca por crímenes de secuestro, terrorismo y narcotráfico. Además, por parte de los tribunales de justicia de Estados Unidos hay solicitud de extradición y el Departamento de Estado ofrece hasta cinco millones de dólares por su cabeza.
En la alta diplomacia hay mecanismos para que Timochenko pueda acudir a la probable cita en la sede de la ONU. La Organización de Naciones Unidas podría expedirle un documento de inmunidad diplomática temporal que se impondrían cuando los computadores de los agentes de migración norteamericana empiecen a titilar en rojo. De hecho, no sería la primera vez que algo así ocurre.
Fidel Castro visitó por primera vez Nueva York, justamente para intervenir en la Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre de 1960, incluso revestido de traje militar y con el cargo de Primer Ministro de Cuba, tras haber derrocado al gobierno de Fulgencio Batista el 1 enero de 1959. Para entonces el comandante de la revolución ya había tomado medidas contra los intereses estadounidenses en Cuba nacionalizando algunas industrias. Y su debut ante la ONU aún se recuerda no sólo por lo que dijo en su discurso, sino porque este duró cuatro horas y media, un record que se mantiene.
Y a pesar del veto legal de muchos países, empezando por Estados Unidos e Israel, también pasó por el recinto de Naciones Unidas el líder de la Organización para la Liberación de Palestina Yaser Arafat en 1974, cuando pronunció su inmortal frase: “Hoy he venido portando una rama de olivo en una mano y el arma de un luchador por la libertad en la otra. No dejen que caiga de mi mano el ramo de olivo. La guerra estalla en Palestina, pero es en Palestina donde nacerá la paz.”. Y más recientemente, en septiembre de 2009, el dictador libio Muamar Gadafi considerado por Estado Unidos como “promotor del terrorismo” también tuvo su intervención en la plenaria de la ONU. Apenas tres años antes de que aviones de la OTAN lo eliminaran al bombardearan, en Libia, el convoy militar en que se movilizaba, terminando su régimen dictatorial de 42 años.
Obviamente todos los riesgos serán sopesados pero el respaldo del gobierno Obama ha sido tan explícito que además de haber nombrado un Enviado Especiado para las negociaciones, autorizó la reunión del Secretario de Estado Kerry con la delegación de las Farc en La Habana, que seguramente facilitará el traslado seguro a Nueva York del comandante de la organización guerrillera.
