Soy Vera Grabe, exmilitante del M-19, hoy dedicada a la paz en la educación, y no voté por Petro, a pesar de regaños y burlas de los que esperaban que me alineara.
Rompí filas hace muchos años y con la paz tengo la libertad de optar, sin renunciar a mis ideas. Valoro su coraje y haber despertado en miles la esperanza y el entusiasmo. Comparto muchas de sus ideas, pero no las polaridades y su pretensión de partir la historia en dos. Tampoco voté por Fajardo a pesar de que me gusta su obsesión por la educación y el no pretender sabérselas todas, que en un país de lógicas tan partidas se lee como indecisión. Ni a pesar de que se volvió tendencia de último momento voté por Humberto De la Calle, no por ser del Partido Liberal, sino por él como estadista y persona, por su estatura política y humana, porque ha hecho de la paz su modo.
Creo que ahora para que triunfen la paz y la democracia no se trata de una simple unidad de ustedes tres, menos de una adhesión al ganador, ni de una renuncia del perdedor. Lo que las elecciones mostraron fue que los ciudadanos se mueven con libertad, por eso también se quemaron las maquinarias. No van a correr simplemente a donde ustedes les digan. Ya no se trata de defender un programa, ni de las pasiones que animaron la primera vuelta, ustedes tienen la oportunidad y la posibilidad de ir más allá de ustedes mismos y crear algo diferente.
Una propuesta de gobierno entre diferentes pero iguales, independientemente de su votación. Una opción que los trascienda, y que recoja lo común y mejor de cada uno. Una oferta creíble y viable por el cuidado en cómo se construya y la transparencia con que se presente. Con la paz, la libertad y la democracia como un modo, un método. Una oferta para nosotros que no queremos votar desde el miedo el 17 de junio. Tampoco por un solo candidato sino por un país.
Desde el corazón.
