Muy positiva la movilización que se dio con motivo del secuestro del padre del futbolista Lucho Díaz.
Operativos por tierra y aire, un ofrecimiento de $200 millones de recompensa por parte del Gobierno, y finalmente la liberación del secuestrado sano y salvo. Excelente reacción con excelentes resultados. Sobre eso no hay la menor duda.
Pero ¿qué pasa con los demás secuestrados que no son personas de renombre ni familiares de famosos? Pareciera que los secuestrados, así como las víctimas de otros muchos delitos están estratificados.
Muchos ni se mencionan, los noticieros dicen que liberen a los otros secuestrados, otros que tratan como si no tuvieran nombre, como si fueran NN. Debería existir una lista que incluya a todas las víctimas de este flagelo y cuyos nombres se publiquen todos los días, en todos los medios de comunicación y que se vayan borrando en la medida que vayan apareciendo.
Bienvenido Mane Díaz a la libertad, pero tengamos presente que no es el único. Libertad para todos los secuestrados!