Ya es común en la Ministra de Educación hacer uso de frases coloquiales que se vuelven en su contra. Esta no es la excepción. Es cierto que “la magia está en el aula”. Esta vez, porque últimamente no ha tenido un solo comentario afortunado, tiene la razón Ministra.
Las/os maestras/os públicos de este país hacen algo más que magia cada vez que ingresan a un aula de clases, si es que la tienen, ¡claro!; porque no en pocos lugares de Colombia se adecua cualquier espacio para hacer posible un ambiente formativo: desde una sala de billar como en Salahonda Nariño, pasando por ranchos improvisados o a la intemperie en varios municipios chocoanos, hasta algún patio trasero de la casa de algún buen vecino en Antioquia, la Costa Atlántica o los Llanos Orientales, se convierten en los escenarios para educar. Por eso tiene razón Ministra, lo primero que se hace aparecer es el aula y eso es más que un simple acto de magia. Y no pongamos en cifras (que es lo que a usted le gusta aunque ha demostrado que no puede ni calcularlas) las instituciones educativas al borde del colapso y en condiciones indignas, allí también se hace magia y se reza para que no se caigan.
Las/os estudiantes que reciben sus clases en alguna institución medianamente acondicionada también disfrutan de la “magia” que usted pregona. Se hace magia con aquellas/os niñas/os que llegan con hambre o maltratadas/os o cansadas/os porque salen de sus casas muy de madrugada después de algunas labores propias de sus dinámicas familiares, ya es un logro de alta estima que ellas/os estén ahí, dispuestas/os a aprender lo que puedan. Tiene la razón señorita Parody se hace magia para que aparezcan ahí.
También se hace magia cuando se obliga a que todas/os las/os estudiantes aprendan competencias y desempeños estandarizados siendo seres humanos tan diversos. Sin embargo, el acto de magia es sublime cuando las/os docentes de Tecnología e Informática deben cumplir con las orientaciones del MEN en lugares donde ni siquiera hay energía eléctrica, donde no hay un solo computador o la mayoría son obsoletos. Es más, la magia ha tendido últimamente a transformarse en milagro cuando obligan a Instituciones Educativas (como en Pasto) a “montarse en el bus de la Jornada Única” sin el dinero necesario para la alimentación escolar, entonces se acude a la multiplicación de los panes, los huevos, la leche, la harina porque no habrá almuerzo para los miles de estudiantes que lo requieren; ¡y claro! sus propuestas también parecen de otro mundo cuando concibe la maravillosa idea de que las madres de los niños (¡ojo! las madres, Ministra patriarcal) abandonen sus trabajos para llevar el almuerzo a sus hijas/os. Lo único que le falta es expedir una resolución ministerial en la que obligue a las instituciones educativas públicas a elaborar la lista de útiles escolares en la que se incluya un horno microondas para calentar lo que muy de madrugada “sus madres” les hayan preparado; recuerde que en algunas veredas de este país todavía no llega electricidad y que muchas/os estudiantes de este país, desafortunadamente, no tienen madre.
Pero sigamos, señorita Parody, no puedo sino reconocer su razón. En la IEM Ciudadela Educativa de Pasto se hace magia con los más de 80 estudiantes con serias dificultades de aprendizaje que esta Institución ha acogido en diferentes grados. Las/os maestros hacen magia atendiendo uno o dos estudiantes con estas deficiencias en su periodo de clase mientras, a su vez, atienden el proceso de estandarización de los otros 40, 41 o 49 que tienen a su cargo en el aula. Y tampoco se trae a cuento la magia de la falsa inclusión que disminuye las reales posibilidades de aprendizaje que pudiesen tener estas/os estudiantes si se decidiera atenderles adecuadamente, ¡pero claro! para eso no hay presupuesto, así que ¡ánimo maestros, que la magia está en el aula! Nada que decir, Gina María, es un milagro que se logré algún resultado medianamente satisfactorio cuando el hacinamiento en muchísimas aulas de nuestras instituciones va asimilándose a la de las cárceles de esta ingenua nación. Lo que si te puedo asegurar es que, a pesar de estas circunstancias, las/os jóvenes y las/os presos que terminan la Básica Secundaria fácilmente calculan un promedio.
Ministra hasta ahora se empieza a reconocer lo que pude prever desde el día de su nombramiento: un cataclismo educativo. La educación del país no es una cuestión de cifras que se resuelve pensando que las condiciones de trabajo de las/os maestras/os y estudiantes de Colombia son homogéneas. La brecha entre la educación pública y privada seguirá creciendo mientras desde sus políticas (como “ser pilo paga”) se siga financiando la educación privada; mientras pretenda enredar con datos equívocos y falacias tecnocráticas a los padres y madres de familias, a las/os estudiantes y a algunas/os docentes incautos de las instituciones públicas del país; mientras piense que no se puede negociar en medio del conflicto; mientras crea que seremos el país más educado de Latinoamérica en medio de tanta corrupción, de tanta desigualdad y de tanta hipocresía de sus dirigentes.
Ministra Parody, la magia está en que muchas/os colombianas/os en todas las zonas culturales de este país siguen luchando en las calles, en las universidades, en los salones comunales, en las tulpas, en las aulas, en sus conciencias formadas críticamente contra ese sistema opresor y reproductor de la miseria y de la desigualdad al que usted, por opción, ha decido servir.
Fernando Palacios Valencia
@FerPaval
