Todos tenemos que entender que este tiempo en verdad es una época del tamaño de las dos guerras mundiales. Nada afectó tanto al mundo como estos conflictos y a pesar de que ha llegado sin ningún disparo de fusil, arriba un enemigo invisible.
Y quizás todo esto signifique que has comenzado a tener pesadillas. Algunos por primera vez y otros reiniciaron algo que ya tenían.
Los seres humanos somos cuerpos que se afectan fácilmente por lo que escuchamos, por lo que observamos y todas estas presiones no son menores para nuestra mente. Es más, tener pesadillas es algo normal que habla de que somos muy humanos y que tenemos temores aunque en el día a día nos mostremos invulnerables.
Nada más estimulable que la mente y quizás sea tiempo de trabajarla pues si es posible parar de tener estos malos sueños. Yo era uno de aquellos miles o millones que tenía pesadillas con la muerte y sentía que me caía desde muy alto y justo antes de llegar al piso, me detenía abruptamente, pero la experiencia era fatal. Pero la más recurrente era el temor increíble que tenía por las serpientes, que en diferentes sueños se me aparecían en el sueño ya sea conduciendo o debajo de la cama o llegar a un lugar lleno como aquella interpretación de película de Indiana Jones.
No es que me lo haya propuesto, pero ayudó mucho ver ejercicios contrarios y también encaminar la vida enfrentando dichos temores en la realidad. El caer creo que lo solucioné encontrando gusto por volar, es más he tratado de comprar un ultra liviano para volar lo más que es posible. Ciertamente que uno entiende a aquellas personas que les gusta el bungee jumping, pues es una forma de enfrentar los miedos y superarlos.
La otra pesadilla, la de las serpientes la comencé llenándome de razones viéndolas en el Discovery Chanel, luego vino National Geographic y muchos más que me hicieron entender que en el fondo son ellas las que deben temer al humano. Justamente tuve la oportunidad de tener una en las manos en una playa. No las podía ni ver, ni tocar. No digo que me fascine verlas en la naturaleza o en la televisión, no, pero entiendo que son una especie única que finalmente ayuda a la naturaleza con un equilibrio sobrecogedor pues comen roedores e insectos. Todo lo que tememos de las serpientes fue regalado por la religión y por las historias de unos padres que nos heredaron el mismo temor, aun cuando jamás siquiera (la mayoría de nosotros) tuvo una cobra izada mostrando los colmillos en la vida.
Nos programaron, es el problema, pero podemos ser reprogramados otra vez. Así como se aprende a escribir sin ver el teclado, a montar bicicleta o se prende u apaga un televisor desde un aparatito que no existía (antes teníamos que girar una perilla y esperar a que se encendiera), así creas que ya estás oxidado para ello, todo es posible.
La muerte es la idea a la que tememos. Créeme que cuando uno entiende que hay que vivir intensamente y se toman todas las medidas para vivir bien y con intensidad, sin arrepentimiento, las cosas mejoran. Vive hoy con tus hijos, excúsate con quien lastimaste, sepulta a quien te hizo daño (en tu corazón), date los gustos que puedas aforar, vive sin cargas innecesarias. Nosotros somos la única especie que se duerme con un bulto de cemento en los hombros y al día siguiente se lo hecha al hombro y sigue su jornada.
Hay un proverbio chino que dice: “si el problema tiene solución, para qué preocuparse y si el problema no tiene solución, para qué preocuparse”. No quiere decir que no haya que estar atengo, pero de lo que no puedes hacer para cambiar el universo, no debe afectarte. Cambia tu universo.
Trata de no ver noticias, mira las cosas que te gustan, incluso no cargues tu celular, apágale si es necesario y solamente observan cosas motivantes. Es una lucha la que tenemos, de no dejarnos afectar por el temor, por la muerte. Alguien dijo que “daría su vida por un momento de felicidad intensa”, seguramente el tuyo tienes que buscarlo. Cuando vivas lo que quieres vivir, nada será tan difícil. Por eso vive el ahora, frase tan trillada, pero verídica.
Hace mucho, pero mucho tiempo que no tengo pesadillas, eran fatales. Creo que en el ajedrez de la vida, voy ganando la jugada. El amor por la vida va ganando, pero ya no me aferro a lo que amo, sino que lo busco, lo degusto, lo atesoro y lo dejo volar como un pájaro. Es como tener una jaula adornada para meter flores, no canarios.
¡Vive sin temor, pero vive!
Espero esto os ayude.