Aprovecho este importante espacio de Las2orillas para participar en la discusión planteada por Isabella Mejía Michelsen, en una nota de LaSillaVacía (ver aquí), titulada El sector de ciencia e innovación se quedó corto para los PhDs colombianos.
Los invito a considerar el asunto desde la óptica del desarrollo de las cadenas de valor (M. Porter), desde los clásicos de la economía del desarrollo como W. W. Rostow, y desde los retos de supervivencia que afrontamos por cuenta del cambio climático.
El asunto no sólo tiene que ver con el panorama del empleo de los científicos colombianos. Así mismo, la cuestión va más allá de la relación entre industria, ciencia y Estado. La pregunta que la comunidad científica debe abordar es el papel que jugamos frente a los retos de supervivencia.
Solo la transformación de la estructura productiva raquítica puede ayudarnos a enfrentar dichos retos.
Esta transformación de la estructura productiva debe cumplir tres requisitos, uno de los cuales tiene que ver con el desarrollo del conocimiento, el otro con la transición de las tecnologías productivas, y el otro con el desarrollo desconcentrado del capital en Colombia. Estos tres requisitos apuntan a transformar los tres factores de toda actividad humana: Tecnología (T), Conocimiento (C), y Capital (K).
La estructura productiva es el conjunto de actividades económicas establecidas en un país. Su desarrollo depende de la diversificación económica (i.e. la agregación de nuevas actividades sobre las actividades existentes), y de la especialización económica (i.e. la creación de valor -el desarrollo de las cadenas de valor-).
Los tres requisitos de la transformación de la cadena productiva son pilares para el logro de los ODS de la Agenda 2030, reducir la vulnerabilidad frente a los impactos crecientes del cambio climático, para crecer sin destruir la naturaleza, con una menor desigualdad en la distribución del ingreso.
De modo que nuestro papel como científicos y académicos involucrados en el desarrollo de la estructura productiva tiene que ver con la manera de entender los procesos de transformación que nos conduzcan a un desarrollo con sostenibilidad y equidad.
Decíamos que el desarrollo de la estructura productiva involucra la transformación de T, C y K: de T (i.e. del conjunto de tecnologías productivas y de actividades de soporte como son la energía, la infraestructura de vías y sistemas de transporte, las comunicaciones, los sistemas de acueducto y de saneamiento, y las construcciones), de C (i.e. del empleo del potencial humano), y de K (los usos del capital y los derechos de propiedad sobre el mismo).
Por ahora dejemos de lado el análisis de las transiciones de T hacia tecnologías más productivas y menos contaminantes, y el desarrollo desconcentrado del K, y centrémonos en el análisis del tema que nos concierne: la transformación de la estructura del empleo del conocimiento C.
En el TLC de 1991 decidieron desmantelar la poca industria que había, relegar la agricultura a la ganadería y productos agroindustriales como caña, ganadería aceite de palma, café y banano.
Esto fue un acto de pérdida de soberanía que produjo una economía raquítica dependiente de la explotación de recursos minerales. Importamos alimentos básicos, exportamos petróleo, carbón, oro, flores, café en grano, caucho y otros productos de menor cuantía, e importamos nuestro caucho en forma de llantas, nuestro petróleo refinado (ver aquí el atlas de complejidad económica de César Hidalgo).
El desarrollo de nuestra estructura productiva requiere revertir la tendencia (asunto de Estado), y fomentar la especialización.
La especialización es el tema que nos ocupa, i.e. el desarrollo de las cadenas de valor en Colombia. Sólo así recuperaremos el desarrollo industrial perdido.
Los clásicos desde el renombrado Adam Smith, hasta teóricos del desarrollo como Walt Whitman Rostow nos enseñan que la base de todo despegue económico el desarrollo de la agricultura.
Esto es así por las sinergias y co-beneficios de la agricultura: es la fuente del ingreso de los hogares rurales, es la base de la soberanía alimentaria, es la fuente de producción de los insumos industriales, y representa el sector económico de donde surgen los excedentes para el desarrollo industrial. Esto lo sabemos desde el siglo XVIII, y lo sostienen teóricos de derecha como Rostow o T. Schultz. Pero parece que aquí el equipo del gobierno de la época no lo sabía.
Gracias a que el desarrollo industrial depende de la agricultura, es natural que consideremos desde allí el desarrollo de las cadenas de valor, y como nicho natural del desarrollo del empleo del capital de conocimiento y científico.
Miremos en más detalle cómo se estructuran las cadenas de valor desde la agricultura.
Los actores básicos de las cadenas de valor de la agricultura involucran a los productores agrícolas, los intermediarios, los transportadores, los transformadores de productos agrícolas en productos con valor agregado, los prestamistas y la banca, las comunidades del SNCTeI (¡ojo a nuestro papel!) y los actores de la industria global.
Miremos someramente el papel de algunos de ellos, y su rol en el desarrollo de la cadena de valor.
Decimos aquí que el SNCTeI juega el papel fundamental en el desarrollo de las cadenas de valor en Colombia, por su capacidad para generar los procesos de alto valor agregado (I+D+i), por su capacidad para determinar las necesidades (en forma de atributos físico-químicos y estándares) de la industria global, por su capacidad para liderar la actualización tecnológica y de conocimiento de la producción agrícola, para mejorar los procesos de logística, para encontrar soluciones financieras según los retos de las transacciones en cada sector, y para institucionalizar entre transformadores los procesos tecnológicos y de conocimiento para producir bienes y servicios con alto valor agregado.
Como decíamos, este desarrollo de las cadenas de valor es el corazón de la especialización económica, y además debe construirse teniendo en cuenta los requisitos de la transición de T y el desarrollo desconcentrado de K.
Aprovecho la discusión para invitar a Minciencias a desarrollar un programa que nos permita asumir este proceso de especialización económica.
Saludos.