Por vez primera la humanidad tiene una sola historia, en la que todos estamos vinculados de diversos modos en redes complejas, que de forma ambivalente generan la sensación de compartir un riesgo colectivo, en los que la principal amenaza no es la violencia, ni la corrupción o la ineficiencia, sino la simplicidad social y política. Déficit teórico que se corresponde con una práctica política global que está empobreciendo a la población y cuyos sistemas no están siendo capaces de gestionar la creciente complejidad del mundo. En entornos geopolíticos que están volcados en el corto plazo y donde la riqueza se obtiene a través de la manipulación del escenario económico, sirviéndose de regulaciones establecidas para engañar a la gente.
Movilidad de clases que en términos absolutos en el mundo tiende a descender, llevando a la población a la reducción de confianza en los actuales sistemas sociopolíticos, ya que están destruyendo el principio de igualdad de oportunidades. Encontrándose las generaciones jóvenes con pocas posibilidades favorables, que condicionan su futuro y donde se suma el alto nivel de segregación por origen socioeconómico de los centros educativos. Así, la erosión de la clase media-baja global proporciona el mejor indicador sobre la desigualdad de un país, dado que en el mundo gran parte de estos hogares terminaron en el último lustro engrosando las listas de los más pobres. Que en países que tienen muchas personas bajo el umbral de vulnerabilidad, poca clase media y más clase alta, la pérdida de renta media entre las personas más pobres fue de un 20%. Con aumento de la pobreza extrema de más del 9,5 %(69, 5 millones / 731,5 actuales), según parámetros 2020 del Banco Mundial.
Población que sobrevive de acuerdo con la ONU con menos de 1,25 dólares diarios, cuyo número de personas por debajo de este umbral seguiría creciendo en los siguientes años, en la medida que la economía global entre en recesión y caiga abruptamente el producto interno bruto per cápita. Situación que al converger con el cambio climático, la precariedad laboral y la escasa inversión para elevar la mediana de los ingresos, alejan el objetivo de acabar con la pobreza extrema antes del 2030, dado que en muchos países el ritmo de reducción se ha revertido. Incertidumbre que en parte explica la pérdida de fe en el liberalismo en el mundo occidental, en un momento en que la lucha por contener la pandemia prosigue y cuya evaluación inicial de su impacto indica que los efectos serán de gran alcance.
Creciendo las voces que abogan por procurar la denominada “inmunidad colectiva”, reabriendo por completo las sociedades para ofrecerle al virus un camino de menor resistencia, lo que haría que escalara hasta lugares imposibles de superar en las tablas de clasificaciones de muertes y contagios. Niveles de inmunidad que para alcanzarlos (de acuerdo con cálculos de expertos epidemio-virólogos del Access Health International), tendría que infectarse más del 70% de la población mundial (5.379 millones de personas), sin asomo de aplanamiento de curva mientras no se disponga de una vacuna efectiva y se viva de forma responsable (cifra calculada sin contar con datos de países totalitarios, que no aportan cifras confiables).
Atención sanitaria del "masivo contagio global" que ocasionaría enormes estragos sociales y económicos, planteando complejos desafíos mundiales y dejando cicatrices difíciles de borrar. En un escenario donde 'nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo', ya que los virus pandémicos no respetan barreras ni fronteras. Desconociendo también si debemos estar preparados para que la esperada vacuna solo reduzca los síntomas, o que la inmunidad disminuya con el tiempo, o que no tenga efecto en personas inmunodeprimidas.
No obstante los optimistas anuncios de avances de multinacionales como Pfizer, que demuestran una eficacia del 90% contra el virus que ocasionó la pandemia, pero cuyos resultados son de un primer análisis preliminar de su ensayo de fase 3 (última etapa antes de pedir formalmente su homologación). Reconociendo Pfizer los "desafíos relacionados con la fórmula a temperaturas ultrabajas (por debajo de -70° C.) de su vacuna y los exigentes requerimientos de almacenamiento, distribución y administración", especialmente en áreas remotas y en países en desarrollo. En el mundo la desigualdad crece a la misma velocidad que la desesperanza y los cambios que presenta el panorama parecen un inmenso agujero negro que se lleva todas las certezas.