Al día siguiente de elecciones tomé un taxi y por obstinado pretendí hablar de elecciones. Esto está mal, muy mal, el de arriba ve todo, él es el dueño de cada uno de nosotros, dijo el conductor señalando con el dedo índice contra el techo del carro, tanto que pensé que de seguir golpeándolo, de un momento a otro lo rompería y saldríamos eyectados; los comunistas no saben, pero están tomados por espíritus, espíritus de pecado, espíritus de venganza, y más allá, en el otro lado, todos vamos a estar en juicio y ahí sí que no quisiera estar en sus zapatos, en la fila de castigo para gente así. Silencio en la silla de atrás, ¡¡nada más!!
Ronda el episodio del taxi, por que de un señor a quien llaman Polo Polo, no sabía nada hasta un par de días atrás cuando se confirmó su elección al Congreso por la circunscripción que representa a las comunidades afrodescendientes; había visto eso sí a fuerza de páginas en los portales noticiosos, que este frecuentemente aparece en fotos masajeando a María Fernanda Cabal, como acariciando una gárgola (aquella figura medieval comisionada para ahuyentar pecadores).
Tras su elección, hasta la náusea oí una entrevista radial que le hicieron (La W). Entre las cosas que ensarta Polo como desperdicios de ideas, estas llaman profundamente la atención: No tengo ni idea de cuántas comunidades afro hay en el país; si una sociedad tiene muchos subsidios estamos graves; no defiendo derechos colectivos, defiendo derechos individuales; aquí me puso Dios y el que me quita es Dios; me gusta ganarle a los mamertos; los colombianos somos una mazamorra genética (lo cual oyéndolo da toda la razón a la afirmación); afrodescendiente es una persona que puede ser de piel oscura, ¡¡listo!!
Con la autosuficiencia prosaica de quien se considera “vertical, un negro de derecha", Polo grita en la radio y defiende su curul a la que llega avalado por un consejo comunitario del que dice los une “la lucha por una Colombia libre, una Colombia libre de comunismo”.
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Cuando la periodista le pregunta por qué no se hizo elegir por la circunscripción general y lo hizo por una para colectividades negras, Polo responde con ardor: pues, porque me dio la gana
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Pero cómo, se pregunta uno, atenderá intereses de su raza a la que no le reconoce interés colectivo, cómo lo hará si considera que cuanto habita esta tierra es mazamorra genética, de qué manera sin tener conocimiento acerca de cuántas son las comunidades de las que es vocero; cómo, si cuando la periodista le pregunta por qué no se hizo elegir por la circunscripción general y lo hizo por una que tiene por finalidad especial personificar aspiraciones de las colectividades negras, Polo responde con ardor: pues, porque me dio la gana.
Afirmaba Malcom X (¿sabrá Polo quién fue o, sabiéndolo, rumiará que fue solo un sucio demonio comunista?), que durante la esclavitud el negro que recibía el “privilegio” de servir dentro de la casa de los amos, tenía más posibilidades que el negro de afuera, aquel que debía entenderse con la cruda bestialidad impuesta a las labores del campo. Incluso el de adentro de la casa fue generalmente más duro con los de su raza, todo debido a la técnica del miedo instaurada a base de tortura por los amos, aquel miedo terrible y triste de perder el techo y el pequeño privilegio, asunto que con genialidad escribe Colson Whitehead en El Ferrocarril subterráneo (Colson, muy recomendado escritor, es negro, y creo que no es comunista para sosiego de Polo).
Ayer hace 401 años traicionaron, asesinaron y descuartizaron a Benkos Biohó, líder del alzamiento negro y del primer acuerdo de independencia aceptado por España en favor de la comunidad esclavizada en América, algo que lleva a preguntarse si también en este caso sabrá Polo quién fue o, si sabiéndolo, se romperá la mollera dilucidando si se trató solo de otro aterrador demonio comunista, en este caso antes del comunismo, porque en definitiva los engendros comunistas, herejes, liberales y ateos contra los que luchan las gárgolas son así, se hacen presentes con su mal incluso antes del momento en el que nacen.
El señor Polo dice que ha sido victima de racismo, y aunque manifiesta no tener idea de cuántas son las comunidades afro a las que representa, le interesa, según indica, una Colombia libre del comunismo; Jorge Tovar, hijo de Jorge 40 el aterrador criminal paramilitar, afirma que él mismo ha sido victima del conflicto y se hace elegir a contracorriente de la razón en una de las circunscripciones para las victimas.
Me viene a la cabeza que en el pasado Turbay Ayala decía ser el único preso político del país y Heinrich Himmler mandamás de los SS durante la era nazi se retiró de una corrida de toros a la que lo invitó el dictador Franco en España, porque le desagradó ver tanta sangre y crueldad. Bueno, ahora mismo Vladimir Putin, criminal de guerra que arrasa y desangra a un país vecino, se derrite por los perritos, a los que acaricia y besa en la boca. Estamos locos, o muy tontos, así es.
Polo dice que tiene buenos abogados para defender su curul y Tovar también tendrá su séquito. La mínima cordura justifica que sus elecciones se demandarán y seguramente caerán. Pero el tiempo en el que estén representando comunidades afrodescendientes y víctimas del conflicto será desde ya vergonzoso.