Me encanta la dicha que el color puede traer a nuestras vidas y a nuestras comunidades y, por eso, intento acercar al artista que hay en mí a mis políticas. Edi Rama, primer ministro de Albania.
Edi Rama es el primer ministro de Albania. Tal vez no les suene mucho el país, pero está en el sureste europeo junto a Grecia, Kosovo, Macedonia y Montenegro; territorios que probablemente acaparan más la atención. Y como muchas de las pequeñas y buenas historias del mundo, la de Eri Rama se ha plasmado bajo la mirada silente de los grandes medios. Rama, fue alcalde de la capital albanesa, Tirana, durante once años, y en su mandato, le propuso al Banco Mundial una idea para modernizar los espacios urbanos, dándole prioridad a la atención y calidez ciudadanas. Ante la negativa de la entidad económica, Rama, con poco dinero pero con voluntad, ideas y acompañamiento, pudo cambiar los grises de la ciudad y algunas percepciones, tornando así, las sensaciones y formas de vida de los capitalinos en algo más llevadero. Adoptaron incluso sentido de pertenencia.Ver caso.
Pareciera ser tan superficial el arte como para cambiar complejos contextos sociales, pero tal vez no estaba errado Freud cuando en El Malestar de la Cultura,creía en su curioso poder,no tanto con un carácter transformador como necesario:“Las formas y gestos (…) en las creaciones artísticas (…) puede indemnizarnos por muchos pesares sufridos. El goce de la belleza posee un particular carácter emocional, ligeramente embriagador. La belleza no tiene utilidad evidente ni es manifiesta su necesidad cultural, y, sin embargo, la cultura no podría prescindir de ella”.
Ubicado en la Comuna 1, se encuentra uno de los barrios más oprimidos y estigmatizados de la ciudad de Santiago de Cali: Terrón Colorado. Muchas personas lo ven como una zona de la cual provienen personas que atentan contra la seguridad y la tranquilidad. Ante este tipo de imaginarios y prejuicios, una caleña quiso darle un viraje positivo a través de la integración ciudadana por medio del arte.
En apenas dos años, el pasado 2 de junio de 2014, se realizó la 11ª versión de la iniciativa. Su creadora, Sandra Freiye es rubia, de piel blanca y tiene mucha energía. Describe su trabajo como un “proyecto que nace de la necesidad de la ciudadanía de ver que Cali vuelva a ser una ciudad ejemplo en temas urbanos, artísticos, sociales y demostrar la solidaridad que existe en todos por ver a una Cali amable y segura”.
Este tipo de iniciativas, ya se ha realizado antes en otras partes del mundo: uno, es el caso de cinco españoles, “con raíces en el grafiti”, quienes consolidaron un proyecto similar, llamado Boa Mistura; han intervenido varios países del mundo, y ven su trabajo como “una (…) responsabilidad para con la ciudad y el tiempo en el que vivimos”; dos: se trata de un par de holandeses con su proyecto Favela Painting Project, quienes luego de sus primeras intervenciones en la comunidad, “entrenaron y contrataron a 25 jóvenes residentes de las favelas para que, en poco menos de un mes, cubrieran de color 34 edificios y transformaran así el aspecto triste y descuidado del paisaje. En los últimos años, el lugar ha pasado de ser evitado por cualquiera que no viviera allí a atraer la atención de turistas”.
Muchas personas creen que este tipo de actividades no sirven para nada, y que son “superficiales”, porque “pintando no se solucionan los problemas”. A lo cual, responde Freiye: “La idea es usar un elemento barato y fácil de manipular como la pintura, y aplicarlo sobre el barrio con la ayuda de la comunidad, de modo que la experiencia funcione no sólo por su componente estético sino como reactivador de la vida sociocultural del lugar y de la identificación de sus habitantes con éste”.
Y es que si los prejuicios pesan cuando se empieza a entrar acción, una vez inmersos, la apreciación cambia; tal y como le sucedió a María Isabel de la Cruz, estudiante de medicina de la Universidad Libre de Cali: “Mi percepción era que la zona era un poco peligrosa; por ende, esperaba encontrarme personas de todo tipo, pero al llegar fue mejor de lo que yo pensaba: la gente fue muy amable y con un gran corazón. Me gustó mucho la parte de la integración con la gente del barrio”. Y agregó María Isabel que quedó “bastante impactada” cuando una persona le contó cómo tenían que conseguir el agua. Estaba prácticamente debajo del barrio bajando todas esas escaleras y así es como hay que conseguirla. Un recurso que es un derecho para todos, entonces deja mucho que pensar sobre la falta de equidad, igualdad y justicia que tiene este país”.
“Falta mucho: en dos años apenas estamos sembrando confianza, sentido de pertenencia, visibilización. Falta mucho para que se hagan sinergias y esta comuna pueda recibir de quienes tienen la obligación, las necesidades básicas, que además son un derecho”, concluye Freiye, quien cumplirá con su proyecto este marzo de 2015, tres años de haberse desarrollado.
Los interesados en participar o donar dinero o elementos para las actividades, pueden informarse en el perfil de Facebook de Terrón Coloreado.