Hay estrategias de dominio y de abuso de poder que desvían por cauces escabrosos e inconvenientes la corriente de los pueblos lo que hace que los necesarios cambios se realicen mediante el colapso o el estrago revolucionario y no por procesos conciliados y escalonados. Algunas veces se reencauzan con mucho dolor, desde prolongadas huelgas, paros, e incluso conflictos armados, para construir senderos de justicia, o de menor injusticia, o de una nueva injusticia mejor maniobrada y menos onerosa como cuando se reduce la miseria pero no la pobreza. No obstante pudiera haberse menguado o evitado ese discurrir estrepitoso si se comprendiera que la mejor manera de ganar es dando a ganar, más que lo suficiente lo correspondiente a todos los coparticipantes de una empresa particular y sin discrimen alguno.
La exclusivista aspiración, megalómana o narcisista, y no solo economicista, y esto a nivel de nación o individuo, de querer ser los únicos como la de un potentado racista, sexista xenófobo, clasista , chauvinista rodeado de miserables o de mansos subyugados resulta un agravante monumental al conflicto humano versus la inclusivista participación de querer ser el primero y desde una sana competencia, como la locomotora que arrastre a todos al progreso, representa un cambio cualitativo al modelo de mercado que no necesariamente trasciende del mal al bien, pero si del mal mayor al menor mal, y por tal menos doloroso los saltos paradigmáticos. Que de un capitalismo a otro uno de ellos prosiguiera el desastre favélico y famélico, arrabálico o tugurial, la de los miseros salarios, que bien parece padece nuestro amado país, y el otro con un mercado interno ampliado por sus sueldos dignos o por su dignificación cuando se ajustan a su productividad veríamos por fin una luz real al final del túnel con esta ultima version.
Advertido entonces que desde la sanidad de un mercado regulado pudiera lograrse el sitial de haber ascendido y dejado atrás un tercermundismo recalcitrado. Hay que reconocer que a paso lento y respetando los procesos llegamos más lejos y más arriba, no parapetados sobre un andamiaje de cadáveres, ni sobre una escalera en el vacío de las deudas, sino sobre la catapulta del esfuerzo aunado de todos por llegar primero a la cima del éxito empresarial. Como quiera surge la necesidad de seguir y respetar lo procesal que quien quiere todo ahora…ahora se puede quedar sin nada como lo propio de un populismo desesperado y derrochador. Que mas allá del concepto privado de ganancia, para un gobierno reducir lo negativo resulta tan importante como aumentar lo positivo, y que perder menos resulta tan conveniente como ganar más en empresas de gran necesidad social. Que una manera optima de controlar los precios es la promoción gubernamental masiva de nuevos productores y la reincorporación de los rezagados a la producción y mercadeo de un determinado producto.
Si para una derecha el mercado determina el gobierno generando como resultante la antítesis capitalista de los monopolios y de las altas concentraciones de riqueza, para una izquierda el gobierno determina el mercado que sería problema si no se respeta precisamente esos procesos y se actúe con la suficiente claridad y con un propio modo para incrementar e incentivar la productividad laboral y la diversidad empresarial porque lo redistributivo debe ir en proporción directa a la creativo. Más que un IVA o un IVU sin estructura conceptual, lo que se requiere a veces es un EVO…un Evo Morales con una mente libre de toxinas teóricas pifiadas, pérfidas y porfiadas, además de superelucubradas, que le permitió descubrir para Bolivia la verdad sencilla de no defender lo “nuestro” sino “lo mejor para nosotros” viniere de donde viniere. Que un modelo malo como la derecha de los monopolios, y peor la de los internacionales con su eslogan de globalización, se le anteponga una izquierda sin ningún modelo solamente improvisando un estatismo burdo y conflictivo saldríamos entonces de Guatemala hacia Guatepeor. Lograr el poder es solo una fase, saber qué hacer con él es otra cosa. Que lo bueno de un modelo sea un modelo de lo bueno en lo que se promueva lo diverso, la sana competencia y la coparticipatividad del trabajador en los beneficios empresariales…y ¡bingo!la ampliación masiva de la clase media se advendría.
Menor mal para un país que domine quien identifica su poder con el progreso económico, en vez de unos que hacen del atraso su forma de conveniencia particular. Que se compita más para compartir mejor, o que se comparta mas para competir mejor no ha de ser el lastre sino el motor de arrastre hacia una sociedad más progresista y balanceada motu proprio un mercado regulado por el interés general, y no al revés. Una burguesía industrial marginada, una intelectualidad desenfocada y una clase trabajadora tan explotada como asustada escondidos muchos en la inoperancia de la abstención electoral, en la escasa participación en las manifestaciones populares, y en el poco flujo de alternativas funcionales y estructuradas de nuevos modelos económicos, brindan en bandeja de plata las arcas gubernamentales a una lumpemburguesía pueril y lacaya. Sector social como obtuso expoleador deja ese lastre castrante que condena a un país a un oprobioso tercermundismo. Plaga de langostas que para perjuicio de todos, incluyéndoles a ellos mismos, agotan o masacran el cuerpo recurrente que les daría sustento permanente si se respetara su ritmo de reproducción que son los recursos humanos y naturales. Ninguna pirámide se sostiene cuando la base de una mayor riqueza cunde atronadora hacia arriba, invertida, dejando entonces la economía bailoteando en sobrevivencia como un trompo zarandete con la punta retorcida de salarios bajos incluyendo a la clase profesional, y entre estos los maestros. Por desgracia ese mismo tercermundismo ya es una forma de vida atrasada y ajustada a la conveniencia de esa claque tan desarrollada en su esquema de poder que ya tiene su propio sicariato paramilitar para ajusticiar a sindicalistas y líderes comunitarios, y a cualquiera que atente contra sus nefastos intereses.
Esperar que una huelga de educadores sea el medio con que se reclame el protagonismo de la educación para el desarrollo de una nación demuestra más que la ineptitud la lacritud y soberbia avaricia de quienes por no perder nada de sus ingentes como corruptas ganancias tuercen en menoscabo un sendero de oportunidades que el gobierno debiere brindar en su totalidad para bien de sus connacionales. El desenmascarar como bien lo hizo su dirigente gremial el derroche gubernamental de recursos por actos de corrupción ilegal como la de Odebrecht, y legal por la tanta burocracia y agencia innecesaria y muy bien pagas, propio del manzanillismo político, es un monumental ejemplo del uso de instrumentos de protesta tan pacíficos como efectivos por lo comunicativo y resolutivo que es el mecanismo de huelga que bien presiona una justa reasignación presupuestaria.
Contra ese capitalismo tercermundista que mantiene al país, de los supuestamente afortunados por ser rico en recursos naturales, en el contaminante agujero negro de las materias primas y con su inherente enfermedad holandesa, se requiere entonces con denodada urgencia un movimiento de salvación nacional mas allá de una Unión Patriótica para liberar el programa de ese estatismo visceral y obsoleto. Un movimiento de salvación que use como cigoto las diversas y positivas iniciativas gremiales como la de los federados de educación, para un ataque en lo más profundo de la estructura corruptiva como urgida quimioterapia que cure un cáncer social metastásico, que por fortuna estamos dentro del tumor para una terapia más fácil y efectiva.
Una cura al paso de ir derribando barreras y rémoras que nos permitan al fin salir de ese atolladero tan castrante como oprobioso de la corrupción rampante como el principal de los nódulos cancerígenos tercermundizantes, además la de los comodities y de las revaluaciones del peso expeditas y a expensas de productos nacionales elaborados. También, la de una educación tan pobre como pobres lo que las reciben, la de una concentración de la riqueza suicida cuando genera una violencia y un mercado interno tan empobrecido en la que todos pierden, la de los justicieros que defienden a injustos con una victimización mediática como estrategia central, la de los privilegios indiscriminados como los contributivos en la que al final se termina discriminando contra lo que es mejor para nosotros como país, la de nuestras ventajas comparativas en la alta producción de productos y servicios de bajo valor añadido e industrias extractivas versus la compra masiva de productos importados de alta elaboración, la de la venta de materias primas a países que no nos compran nuestros bienes elaborados pero nos venden masivamente los suyos, la de la integración de economías tan dispares que el gato no se come al ratón de inmediato para juguetear a la libertad con él, la de paupérrimos salarios esperando que esa variable desborde mediante el crecimiento el pote avaricioso de capitalistas de baja estirpe, la de mega obras al servicio completo y perfecto del saqueo multinacional, la de la cultura de ganga entronizadas en cualquier colectivo público, la de reformas que deforman cuando los beneficiados no son los empresarios de probada efectividad ni trabajadores de alta productividad, la del éxodo de capitales y de cerebros, en fin. De todo eso y de mas líbranos señor, que haciéndolo mejor podemos llegar a la azotea del infierno para por lo menos con tu ayudita saltáramos al sótano del cielo…de un segundo mundo sin miserias. De un mundo en la que se luche por ser el primero y no el único
Lo que si debe tener claro un sindicato de educadores dada la dimensión de esta variable educacional para romper las barreras del atraso, es que sus objetivos no solo deben ser reivindicativos en cuanto lo remunerativo sino también revolucionarios en lo político y en lo curricular. Presionar lo político para que cambie lo curricular o presionar lo curricular para que cambie lo político es un dinamo si abundamos de profesionales y de trabajadores de alta calificación según las pertinencias de un mercado reorientado a dejar de ser un apéndice de lejanas metrópolis y más a ser un corazón de sí mismo. Una educación inscrita a lo social que se atempere a los cambios, o una educación circunscrita como partera de los cambios, son opciones válidas para ya no un derecho a la educación sino un derecho a la buena educación. Una educación que responde a una empresa o a un gobierno innovador, o una educación que exige a una empresa o a un gobierno innovación es el eje dialéctico que añade una corriente fundamental hacia un empresarismo compulso al valor añadido. Racimo de cabos sueltos que hechos madeja integrada pueden generar ese ser humano que rompa con esa segmentación cognitiva deshumanizante de los siglos previos y que hicieron de los más educados, con malicia o sin ella, los mayores productores de errores y de horrores en el campo de las relaciones humanas y en el manejo de las variables económicas.
La educación como centro motor del y para el conocimiento en cuanto todas las premisas filosóficas del qué, del cómo, del cuánto, del cuándo, del dónde, y sobre todo del para quién y del para qué se debe aprender, han de contribuir a la formación de un ser humano tan provechoso, integro como autoprogramable a partir de sus predisposiciones, en pos de la economía y de la democracia. La primera infancia ha de ser el foco central, una prioridad gubernamental, para esa formación de ese ser humano libre dentro del marco de la justicia y del amor. Una buena educación debe reconocer que el cerebro es un órgano digestivo en la que lo cognitivo se dosifica para asimilarse mejor y no para atragantarse o indigestarse, y también para eliminar las toxinas maliciosamente insertadas, y para reenfocar la asignación de nutrientes al fortalecimiento del musculo del amor y de la creatividad.
Acabar también las F estigmatizantes de fracasos y las D de deficientes por las R de reubicación rompe con ese lesivo paradigma de dividir al mundo entre superiores e inferiores que tanto inferioriza a una gran mayoría. Colocar la evaluación al servicio de la educación, y no al revés, que en vez de condenas produzca descubrimientos de talentos y talantes, contribuyendo así a la humanización del proceso educativo es una catapulta para la paz y el progreso. Desenmascarar las famosas pruebas estandarizadas como peligrosamente estandarizantes en la que cada nación, país o individuo pueda y reclame en contraposición ser evaluado en lo que se le considere pertinente según sus particularidades es una apuesta a la diversidad y al balance en el desarrollo de las partes. No resulta muy conveniente competir en el campo del otro y en lo que otros nos aventajan. Las filosofías educativas deben ser claras y aplicables al contexto que como en los tipos de sangre pudiera discernir por particularidades, o como un dador universal se busque un modo educativo aplicable a todos. Que para romper el círculo vicioso de la pobreza económica debe promoverse el hambre cognitivo que coloque en la vanguardia de la nación a gente de razón, de corazón y de afanes de superación. La educación no ha de ser una fábrica de productos sino de productores autogestores que del caos de su diversidad se advendría un mejor orden en el que el progreso sería propiedad de todos y encaminado hacia el infinito de lo impensado.