Para Rafael Poveda escuchar a Luis Alfredo Garavito hiela la sangre. En la entrevista de 20 horas que le hizo y que convirtió en uno de sus libros, el periodista vio a los ojos al monstruo quien, entre otras cosas, le contó que en Tunja, en 1996, estuvo a punto de ser atrapado. Encarnando una de sus máscaras, la de pordiosero, engañó a un niño, lo llevó a un descampado y lo acuchilló varias veces después de violarlo.
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Lo enterró en cualquier sitio. Una de las tías del niño se dio cuenta que el pordiosero había hablado con su sobrino. Lo siguió hasta el hostal mugriento donde se quedaba, cerca de la plaza central de la ciudad. Lo encaró. Incluso le llevó la policía. Garavito dio excusas torpes. Le dijo a Poveda:
-Es increíble que no me hayan agarrado ahí, no sé porque me dejaron ir.
Porque a pesar de los gritos de los testigos la policía no hizo nada para atajarlo. Porque si hubieran subido a registrar el cuarto, hubieran encontrado, debajo de la cama, el cuchillo ensangrentado con el que mató al niño
-Nos hubiéramos ahorrado 150 niños muertos
Le dijo al periodista con su frialdad.
Esta es la entrevista:
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