Este domingo los colombianos tendremos que decidir quién desempeñará la Presidencia de la República en el período constitucional 2014-2018. Serán unas elecciones atípicas porque son extrañas, raras, diferentes a todas las anteriores. Detrás de todo el proceso electoral hay un solo hombre que tras bambalinas, porque no puede legalmente ser candidato, mueve todos los hilos para tomarse el poder que tanto lo embelesa. Especializado en “chuzadas” como fórmula para conocer anticipadamente qué decisiones se van a tomar en este país que cree que le pertenece sólo a él por “derecho propio”, y en otras formas ilegales de hacer política desde cuando era presidente, ha diseñado estrategias alternativas para cumplir sus maquiavélicos sueños.
Anoche, en el debate de Caracol Radio, La Hora 20, el candidato a la vicepresidencia del candidato a presidencia del impulsador de esta estrambótica campaña electoral, anunció la nueva estrategia, un plan B, para garantizarle al delirante patrón su acceso al poder: condicionar el reconocimiento de los resultados de las elecciones del próximo 25 de mayo. Significa: con cara gano yo, con sello pierde usted. Si gana las elecciones Zuluaga, no hay problema; si las pierde, es porque hubo fraude. Así, más o menos, lo anunció Carlos Holmes Trujillo, candidato a la vicepresidencia de Uribe Centro Democrático, quien leía desde Barranquilla el libreto que le prepararon para el debate.
Resulta que hace unos días el patrón dijo que no tenía garantías para ir a la Justicia a responder por las denuncias públicas que hizo sobre supuesta financiación ilícita de una campaña política, y no fue; pero la verdad no fue por la falta de garantías, fue porque no tenía cómo demostrar que era verdad lo que había dicho; ahora, sistemáticamente, cuestiona por anticipado, a través de sus nuevos accidentales voceros, los resultados electorales que se van a presentar el domingo, y entonces lee Carlos Holmes Trujillo, refiriéndose a que tampoco tiene garantías electorales: “confiamos en que esas garantías se otorguen”. Lo importante de la estrategia, según se deduce, es crear un clima de opinión que les permita desconocer el resultado electoral si les es adverso, a cualquier precio… Dios nos ampare; esto es lo que me da miedo; un precio tendríamos que pagarlo todos los colombianos, no sé cómo, pero gravísimo para todo el país, para que el megalómano cumpla sus fantasías, lo que él siempre ha querido instituir: el ‘Estado de Opinión’, en contra del Estado de Derecho, mientras avanza a estados más ventajosos de poder personal: una posible Dictadura, que alcanzaría a través de su representante en la tierra, el supuestamente ingenuo Oscar Iván.
Este preaviso deben tenerlo muy en cuenta los demás candidatos, la misma Registraduría Nacional del Estado Civil, que por anticipado quedó en entredicho, el Consejo Nacional Electoral, la Misión de Observación Electoral de la OEA y otros organismos de veeduría internacional, porque es muy peligroso que quienes no aceptan para Colombia un proceso de paz, desconozcan anticipadamente unos resultados electorales. Eso indica que van por todo, legal o ilegalmente, a cualquier precio.
Y tengo miedo porque con los escándalos producidos por el descubrimiento de los métodos sucios para adelantar esta campaña electoral hemos visto miembros de la Fuerza Pública, activos y retirados, que no niegan sus simpatías por soluciones de fuerza y arrasamiento total… Hay deseos soterrados, y abiertos, de dañar el proceso de paz con cuentos como el de que la paz disminuye la dignidad de los uniformados en beneficio de terroristas y su impunidad, lo cual es ilógico e imposible, porque la paz favorece a todos. Pero todo vale con tal de encontrar apoyo en las Fuerzas Armadas para propósitos diferentes a los cuales las convoca con astuto patrioterismo… podrían ser inducidas, inclusive, a un posible golpe de Estado, con la falacia de que se “robaron” las elecciones, y en esta situación es fácil caer y muy difícil y dolorosa una recuperación.
Yo creo que es una obligación cívica y moral madrugar este domingo a votar por la paz, por la institucionalidad, por la tranquilidad, por el futuro; y en contra de la incertidumbre, la continuidad de la guerra, la persecución y las amenazas, contra una posible dictadura de las que ya ha padecido Colombia y varios países latinoamericanos, contra la mentira y la estigmatización por pensar y actuar diferente, contra la discriminación. Estamos avisados… la opción es valor o el miedo.
Tomado de: Proclamadelcauca
