En la noche del martes 17 de marzo Eduardo Hernández no aguantó más el ahogo y se internó en el hospital Gregorio Marañón de Madrid. Estaba ahogado y con tos y llevaba seis días consecutivos con una fiebre de más de 39 grados que lo devoraba. No fumaba, nunca ingirió alcohol, era un deportista consumado y apenas tenía 36 años. El diagnóstico fue inapelable: tenía neumonía producto del Coronavirus.
No lo podía creer. El español estaba convencido que sólo a los ancianos les podía atacar esta enfermedad. Por eso desde sus redes sociales advirtió algo que todos deberíamos tener y obedecer como un mantra: “tengo 36 años y buena salud, estoy ingresado con neumonía y te aviso: ojo, el virus es grave”