El pasado 23 de febrero, en el noticiero de Yamid salieron dos palurdos de la DIAN anunciando con frescura que se proponen "visitar" a los deudores. Es como si la parca anunciara que nos viene a visitar.
La ingenua presentadora anunció con jolgorio la noticia. Yo no recuerdo que la historia registrara algo semejante, ni siquiera durante el Oscurantismo; excepto en la tira cómica de Olafo, el amargado (Haggar, The Horrible).
Ahora los cobradores llegarán a domicilio con túnicas de verdugo e instrumentos de tortura que envidiarían los de la Inquisición.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, los matoneadores telefónicos de las empresas de todo orden que campean a sus anchas en el país continuarán acosando a los sufridos clientes a toda hora, sin respetar horarios y sin que norma alguna se los impida.
El que le deba un peso a Davivienda entenderá la justeza de su publicidad: su dinero está en el lugar equivocado.
Los ciudadanos, pues, por atenidos seremos sorprendidos en el domicio por estos chepitos, o por asaltantes que hagan sus veces, casi lo mismo.
Ahora no solo nos asaltarán en la calle, sino que llegarán a domicilio para acosar, amedrentar, negociar o lo que salga, como en la pesca milagrosa. No basta con vivir en el caos de una ciudad destrozada a la que la ilustre burgomaestre cada vez le recorta más vías y vuelve más invivible
Nada bueno puede esperarse de esta iniciativa que se lleva de calle todos los derechos ciudadanos.