Perdone usted, disculpe usted, tenga paciencia usted pero eso si ¡pague usted!
Ya llegamos a extremos tales que finalmente podemos decir que el desgobierno es total el atropello es todo y la defensa del ciudadano no existe.
Más de cinco mil ciudadanos se miraron las caras y probaron su tolerancia la semana pasada en el puente aéreo de Avianca. Setenta vuelos cancelados el mismo día colmaron la paciencia de quienes pagando los costos que dice la aerolínea y cumpliendo con las tres horas mínimo para presentarse y poder abordar los aviones de la “empresa bandera de Colombia,” se vieron burlados y maltratados al no tener el medio que habían pagado para desplazarse a otras ciudades del país y del exterior sin mas explicación que el mal tiempo.
Ante la denuncia de los medios de comunicación vimos llegar a la ministra responsable del transporte que buscaba afanosa, no la solución, sino los micrófonos de los noticieros de radio y televisión que ya estaban allí, para dejar constancia de su presencia y en declaraciones con despeluque incorporado y discurso elaborado a la carrera, exigir la presencia inmediata del directivo responsable de tamaño despropósito.
Obra de teatro tratando de salvaguardar la imagen del gobierno, que fue complementada con la llegada del directivo requerido quien no paraba de recitar con cara descompuesta, la misma letanía de algunos de sus empleados. Las condiciones climáticas fueron el chivo expiatorio, mientras esas mismas condiciones permitían despegar a los aviones de las otras compañías que cumplían sin problema sus itinerarios.
Y horas después hacen su aparición el responsable de la aeronáutica y el superintendente de puertos, quienes con voz amenazante prometen imponer las sanciones que sean del caso y desaparecen en sus camionetas dejando a los ciudadanos igual que a los terneros.
Han pasado siete días y quienes vivieron el despropósito y la burla de Avianca no han podido saber qué fue de la palabrería de la ministra, qué de las amenazas de los otros dos funcionarios ni de las promesas del directivo de la empresa .Se probó una vez mas que el ciudadano no tiene quien defienda su dignidad y sus derechos y que las compañías de servicios pueden sobre vender su capacidad hasta donde les provoque. Igual cosa estamos viviendo con los operadores de telefonía celular, con los costos de servicios que le da la gana a los bancos, con los servicios de salud por mencionar solo tres. Qué cara tendremos ahora los colombianos que siempre nos toca llevar del bulto, claro, después de pagar.