Hay palabras que de tanto usarlas se vacían. Pero bueno, para mí la palabra innovación tiene que ver con disrupción de una continuidad, a la vez que con hacer que las visiones de transformación y cambio sucedan más rápido. La palabra comienza a ser efectiva cuando ese cambio para mejor, alcanza una velocidad mayor al deterioro progresivo que estamos viviendo.
Cuando digo innovación aparece en mi mente un gráfico que registra el deterioro social y ambiental de las ciudades en que vivimos, que va en progresión geométrica. Eso abre la posibilidad de dos versiones extremas: la apocalíptica, donde superamos la cantidad de personas, perdemos aún más acceso a recursos naturales, a formas de organización social y empleo, una ruptura respecto a la posibilidad de acceder a lo necesario para la vida.
Durante mucho tiempo tuve esta versión en mi cada mañana al levantarme y me angustió. Creo que comencé a moverme gracias a esa imagen apocaliíptica, y ahora creo que también existe la posibilidad de un escenario de mucha abundancia en el que logramos resolver nuestro acceso a recursos naturales, logramos organizarnos desde otro lado y dejamos de pensar en sociedades de pleno empleo y pasamos a sociedades de plena ocupación creativa.
Las probabilidades de llegar a cualquiera de los dos escenarios son las mismas. El reto es que logremos ir más rápido que la progresión geométrica del deterioro. De manera que lo que sustenta la innovación no es un proceso lineal, lineal es lo que nos ha llevado donde estamos.
Eso nos pone en nuevas ideas, en nuevas creencias, nuevas formas de pensar y relacionarnos con la vida. La innovación se concreta en salir a construir bienes públicos donde no se ha hecho.
Medellín está haciendo una reflexión que me inspira. El mundo de la innovación y el emprendimiento se ha basado en la idea de Silicon Valley, en diseñar la red social que desbanque a las que ya existen o en desarrollar aplicaciones para dispositivos móviles. Pero acá, se está pensando la innovación desde la gente y el entorno. Está la ciudad enfocada en acompañar emprendedores y emprendimientos que resuelvan los problemas locales. Emprender en latinoamérica no es lo mismo que hacerlo en el emisferio norte.
Latinoamérica es como una muestra de lo que pasa en el planeta. Conocemos la pobreza como África o el Sudeste Asiático, conocemos la riqueza como el Occidente, es decir, conocemos la inequidad. Somos como una muestra poblacional del mundo, de manera que si resolvemos los problemas juntos y encontramos mecanismos para organizarnos distinto, tenemos chance de regalarle al mundo soluciones.
Soñar es una forma de Cuidar.