Vuelve y juega la colecta televisiva de la campaña Teletón 2018, actividad que busca reunir algo más de siete mil millones de pesos colombianos para un programa de rehabilitación física de una fundación privada que funciona como institución prestadora de servicios (IPS) contratista del sistema de salud. Será una nueva confrontación entre la gran prensa industrial de los dos grupos económicos en busca de la validación filantrópica de los dos canales privados de televisión y el movimiento social de personas con discapacidad.
Triste ver a tantos teleperiodistas reconocidos, de frente, sosteniendo un mensaje que se torna posverdad y que para muchos ofendidos constituye fake news por su naturaleza desinformadora, con afirmaciones que no son veraces ni siquiera el 50%. No llegan a verdades a medias. Por qué no es veraz la información promovida, la cual desata una resistencia en las organizaciones sociales y activistas de derechos de los colombianos con discapacidad y en sectores del periodismo.
- Teletón desconoce la voluntad del movimiento de colombianos con discapacidad que reclama el cumplimiento del ordenamiento legal sobre derechos de esta población. Los responsables de la campaña imponen el poder económico sobre la verdad pública del movimiento ciudadano. Naciones Unidas ha pedido al Estado colombiano no validar ni respaldar este tipo de acciones que distorsionan dignidad y derechos de personas con discapacidad.
- No es veraz porque promueve un mensaje según el cual "Teletón une a los colombianos" y la realidad es contraria, los divide y confronta. La institucionalidad y movimiento social de los colombianos con discapacidad rechazan esa actividad mediática.
- Siembra por fuerza del reconocimiento de periodistas tradicionales y poder de difusión de los canales privados el mensaje de que "Teletón es necesario para ayudar a los colombianos con discapacidad" y esto carece de veracidad para tornarse fake news, pues la IPS privada Teletón atiende un programa privado de rehabilitación para un grupo de usuarios, menos de veinte mil. Esto genera rechazo de la población con discapacidad que es superior a cinco millones de colombianos (2'700 mil según DANE censo 2005). Estos mensajes no serían aprobados los detectores de contenidos no veraces, que existen en algunas alianzas de medios.
Teletón fue un modelo que cumplió un ciclo después de su reconocimiento en 1980 cuando hizo visible a la población con discapacidad y recogió fondos para un programa de rehabilitación física. Cuarenta años después (comenzó hacia 1978 desde Chile) ese modelo es contrario a todos los avances normativos, sociales y culturales en derechos de personas con discapacidad. Teletón causa más daño que utilidad. Se reduce a una campaña impuesta a favor de intereses privados del poder económico, una fundación privada, una entidad bancaria que gestiona exenciones tributarias, unos medios privados con el mismo fin. Todo lo que hacen con estas implicaciones los involucrados en esa jornada que se cumplirá viernes 23 y sábado 24 de marzo, factura en precios del mercado mediático, pauta, propaganda, publicidad etc. al menos el triple del monto de 7 mil millones y algo más fijado como meta para este show de colecta televisiva. Por todo esto Teletón dejó de ser útil y causa más daño que beneficio. La arrogancia del poder económico sigue desafiando a ciudadanía y audiencias. El castigo lo pagan en credibilidad con el déficit y crisis de rating que hoy viven esos medios. Negocio torpe.
Esta semana Lenin Moreno, presidente de Ecuador, estuvo en Bogotá en visita de Estado y Juan Manuel Santos o cualquier periodista pudo preguntarle qué piensa de Teletón. La respuesta no favorece la credibilidad de esta campaña que seguirá cuesta abajo.