Durante tres décadas he visto a mi padre, gestionar un maravilloso evento deportivo en Guapi (Cauca). Un evento que ellos han denominado desde hace 34 años como "LA MARATÓN DE LA CONFRATERNIDAD GUAPIREÑA". Este concurso se realiza cada 31 de diciembre en pleno centro del parque donde se dan cita niños, mujeres, jóvenes y personas de la tercera edad para correr como atletas por el pueblo, en lucha de vencerse a si mismo y de recibir un obsequio.
Aprovecho esta oportunidad y haciendo un sencillo y respetuoso llamado a su generosidad para que en la medida de lo posible colaboren con esta hermosa causa. No recibimos dinero, pero si agradeceríamos sobremanera envíos de los obsequios que estén a su alcance. Ropa, juguetes, elementos deportivos, trofeos, Etc.
LA MARATÓN DE LA CONFRATERNIDAD GUAPIREÑA, es un vaivén de rostros felices, es ver subir y bajar canoas al igual que sus aguas, con gente que desde lejos viene a participar por un premio que mi padre y sus amigos como fundadores han recogido en almacenes y amigos de la ciudad. Es casi que un oficio mendigo, en el que las ilusiones de estos hombres van de puerta en puerta desde el 31 de diciembre de 1979, y de todos estos años que yo recuerdo de mi adolescencia cuando mi padre nos hacia a mi y a mis hermanos pintar números en camisetas con aerosol y empacar de manera espléndida un detalle que en ocasiones era menos valioso que su papel de envoltura.
Pero para ellos eso no era importante, aun así la gente cuando recibía el premio, por insignificante que fuera pintaba en sus rostros una sonrisa, mucho más grande que la normalmente uno se imagina en los negros. A mi me encanta recordar cuando de los labios carnudos y rojos de mi padre brota un fuerte vozarrón en señal de “Listo y fuera”, y ver caer sobre el piso adoquinado y polvoroso la guasca tosca de cabuya que hace unos minutos mantenía al margen los sueños de niños, mujeres, jóvenes y ancianos que corren ansiosos como si fueran llamaradas de fuego.
Porque solo Dios y el Mar, saben cuántos días esperaron y entrenaron para obtener aquel trofeo brillante que no tuvo más precio que la beneficencia de la ciudad, pero que encarna la maratón de la vida. Recuerdo a Rupertina, una mujer que vende Otalla (mazamorra) en el pueblo, y a quien le pesan los años. Ella cada 30 de diciembre deja su maíz reposado y el guasa abandonado. Se embarca rumbo a Guapi en su potrillo desde Calle Honda, para concursar en la carrera de trotar por el pueblo y aunque nunca ha ganado, siempre llega contenta de recorrer el pueblo en aquella calle descubierta, que solo la observa como si fuese una reina. Porque a diferencia de aquellos días en que recorre la ciudad gritando “OOOOTALLA” nadie repara en ella como lo hacen aquel día de maratón. El silbido y sonrisa de los niños que entusiastas le avivan su vejez a ganar, son el premio de saber perder el fin y disfrutar los medios.
Diferente de la mujer anciana que compite sin importar el premio, participa también Maximiliano, un niño de 12 años recién cumplidos que se cuelga de su cuerpo escuálido la camiseta blanca y que antes de arrancar a la meta baja por instante la mirada a sus pies descalzos sobre el adoquín caliente y empolvado en señal de reproche a sus pies, para recordarle que no lo puede decepcionar. Así, que hoy te escribo desde mi fe como Comunicadora de que aquí hay una valiosa noticia y algo que vale la pena visibilizar a través de varios medios; no solo para resaltar la labor de estos hombres, sino para recibir sin duda el aporte de quienes podrían leer el articulo, para que este diciembre en Guapi, los participantes reciban más detalles de los que los hubieran podido llegar desde hace 34 años cuando tan solo menos de cinco personas aportaban en su crecimiento.
Creo que este es el momento de apoyar a Guapi (Cauca), una territorio que hoy se ha impregnado de la violencia, donde la gente se acuesta mas temprano de lo habitual, porque el miedo les hizo albergue, justo cuando una bomba trajo la cabeza de un difunto a la torre de la catedral y muchos muertos a su funeral. Yo estoy lejos de mi País y de mi Familia y desde hace unos días me pregunté por qué nunca antes había pensado en divulgar y apoyar este proceso.... pero me respondí a mi misma que solo es en la distancia y lejos de tu vida cuando te das cuenta que podrías hacer algo mas significativo en tu realidad.
Mi padre y sus amigos no saben qué tú podrías ayudarlos a recibir el regalo para un niño.
Los guapireños: Mario Banguera Angulo, Efrén Medina Saa y Manuel Viveros, son los fundadores y organizadores del evento y aunque la brisa del pacifico no acaricia su cuerpo todos los días, por que partieron desde jóvenes del pueblo hacia la ciudad; cada diciembre retornan a su terruño a competir con sí mismo para cumplir sus sueños. Gracias. Si te interesa el numero telefónico de mi padre es:
3103968156
Manuel Viveros