Multitudinario, meritorio calificativo para el acompañamiento que recibió la convocatoria a un paro nacional de taxistas el día 9 de agosto del 2023, en donde miles de conductores se dieron cita en las principales ciudades del país para reclamar por el aumento desmedido del combustible en los últimos meses, sin embargo, todo ha sido crónica de un fracaso anunciado.
Si bien es cierto que dicha manifestación fue apoyada de la manera esperada, los convocantes a la misma, sufrieron de una temprana amnesia que no les permitió recordar el discurso del presidente de la República el día anterior, es decir, el día 08 de agosto, en el conmemorativo homenaje a la batalla de Boyacá, donde legitimó la medida del aumento de la gasolina en nombre de dejar de subsidiarle la gasolina al millonario con la Toyota para dedicar esos recursos- supuestamente- a la inversión en educación, deslegitimando así en forma temprana el paro nacional de taxistas, que se daría un día después en las principales capitales del país.
Así, en consideración con aquel discurso conmemorativo, que en realidad fue un desparrame de todos los “logros” de este nuevo gobierno; la postura a la negociación con los taxistas, de forma -ANTICIPADA- se encuentra gravemente inclinada a la desidia del gobierno, pues, en el idealizado panorama planteado por el primer mandatario de la nación, uno de lucha contra la clase rica del país para ser el Robin Hood de los pobres, el tema del Fondo de Estabilización de los Hidrocarburos resulta un asunto inmodificable de su programa de gobierno, puesto que, y no se quien le ha vendido la idea, cree de que solo los ultrarricos andan en carro y que por eso subsidiarles la gasolina a ellos resulta un capital pecado.
Con la anticipada mirada del gobierno a no ceder ni un centímetro en la lucha del Fondo de Estabilización de los Hidrocarburos, ¿el paro nacional de taxistas fue un fracaso?, como expresión de descontento y como forma de manifestación, el objetivo se cumplió, amen que el respeto por la ciudadanía y la extraordinaria organización por lo menos en Cartagena, dio la sensación de que existe un gremio bastante robusto; pero en su objetivo de lucha por bajar los precios de la gasolina para así poder tener una mejor rentabilidad en su trabajo, los pronósticos de éxito son bastante bajos, pues estamos en un gobierno de Izquierda en donde la lucha en contra es contra el rico, para supuestamente beneficiar al pobre, pero en realidad se termina llevando por delante a la clase media trabajadora y pujante que se jactan de defender a toda costa en sus alocuciones populistas.
En este orden de ideas, todo parece indicar, siempre y cuando al gobierno del “cambio” se le ablande el corazón, que estos intereses por los cuales están luchando los taxistas-con toda razón y los animo a que sigan la lucha-, no tienen el panorama político para prosperar, pues ya, un día antes que se dieran las manifestaciones se empezó a escribir la crónica de un fracaso anunciado.
Posdata: señor taxista, ¿cree que está en la categoría de rico o cuenta con el suficiente dinero para poseer una Toyota?