El ser humano siempre ha sido tentado por la fruta del conocimiento y han nacido más de una mente curiosa que ha creído en lo imposible y cambiado el mundo.
Hoy en Colombia nos encontramos en un debate que ha polarizado inclusive al gobierno, un gobierno que se ha caracterizado por mantener “la unidad nacional” con respecto a proyectos y objetivos. Unos a otros el Ministerios de Transporte y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones se han pasado el asunto de Uber cual juego de “papa caliente”. Si bien es común en los políticos no querer postularse a luchas desfavorables, la falta de liderazgo ha dilatado esto hasta tal punto que la violencia, marchas y arengas se convirtió en el diario vivir de los taxistas.
Lo que hoy nos sucede con Uber es el efecto natural del avanzar de las tecnologías. Por esto el luchar contra la corriente tecnológica es realmente postergar lo inevitable. No me imagino en su tiempo a las empresas de correo tradicionales luchando contra la invención del correo electrónico, ni los conductores de carruajes atravesando sus caballos y lanzando arengas a los primeros vehículos, ni mucho menos a aquellos señores que operaban máquinas de escribir en las plazas lanzando injurias o destrozando casas por la llegada de los computadores.
Uber es una plataforma tecnológica que ha venido para quedarse y quienes realmente están interesados en que esto no sea así, son “las mafias” que manejan los cupos y flotas de taxis en nuestras ciudades. Han movilizado sus esfuerzos a hacerle creer a los conductores, que el problema de todos sus problemas es del diabólico Uber.
Analicemos un momento, hay cuatro puntos que podemos tomar para comparar:
- Tarifa.
- Calidad humana.
- Estado del vehículo.
- Seguridad/Respaldo.
Tarifa: Mientras que en un taxi la tarifa por kilómetro recorrido es de $780, en Uber es de $549 aparte de que el usuario siempre tiene la posibilidad de ver con anterioridad un estimado de su carrera aumentando la transparencia.
Calidad humana: Cuando llegó Uber, aunque parezca irónico, las personas lo que más resaltaban era la amabilidad y servicial que eran sus conductores, asunto que podría pensar cualquiera que conozca un poco de “servicios al cliente” diría que es lo natural pero lastimosamente no era así, es común incluso hoy que las quejas por malos tratos, insultos o incluso amenazas por taxistas sean del diario vivir y aún más cuando rechazan carreras porque no les apetece ir donde el cliente necesita.
Estado del vehículo: Con esto nos referimos desde la limpieza interna, el volumen de la música o hasta las facilidades como cargador que estos pueden ofrecer. No es un secreto que los taxistas sin importar el estado del pasajero o los gustos musicales, suelen ensordecer con emisoras populares o de moda a todos los que entren y tomen asiento. Muy contrario a los conductores de Uber que lo único molesto que vamos a encontrar es que te pregunten ¿Quiere música?, ¿El aire está bien para usted?, ¿Desea una menta o agua? o ¿Desea cargar el celular? Cada vez que accedemos a este servicio.
Seguridad/Respaldo: Las ventajas que nos trae la tecnología con respecto a la seguridad es enorme con respecto a lo tradicional. Hoy día es impensable que una mujer se decida abordar un taxi a las dos de la mañana en cualquier lugar de la ciudad, puesto que los casos de robos, violaciones y asesinatos por hacerlo es el pan de cada día. Gracias a la tecnología, Uber posee un sistema de rastreo GPS que te permite almacenar y ver en tiempo real la posición del pasajero, la placa del vehículo, la marca y el nombre del conductor, brindando una tranquilidad al usuario de que todo estará bien. Aparte, en caso de suceder un incidente Uber cubre todos los gastos de reparación del vehículo del conductor, lesiones físicas o mentales de los que iban en el carro o incluso en caso de destrucción total del vehículo, lo reponen. Esto jamás se lo ofrecerá una empresa de taxis a uno de sus empleados ni siquiera en los sueños más idealizados de nuestros taxistas.
Ahora bien, es notable que Uber tiene una ventaja considerable en los anteriores cuatro puntos, entonces ¿Qué deberían hacer los taxistas?
Debemos entender que la lucha no es contra la tecnología y que el no adaptarse llevará poco a poco a este gremio a desaparecer.
La batalla debe ir dirigida a exigir a los dueños de taxis, estos mismos que explotan hasta con doce horas de trabajo a un conductor por el pago de una cuota diaria, estabilidad laboral, es decir que los taxistas tengan pensión, ARL y EPS. A su vez que se garantice un estándar de servicio en los conductores por medio de capacitaciones, con tarifas fijas y estandarizadas por ciudad para que cualquier cliente sin importar su procedencia pueda conocer lo que deberá pagar de manera transparente e incluso implementar una plataforma segura que permita al usuario compartir su ubicación y los datos del taxi a cualquier contacto de confianza.
Seguramente, estas medidas harán que los usuarios vuelvan a los taxis, ya que, la experiencia de un taxista de las calles de nuestras ciudades, jamás serán comparables con un recién iniciado (novato) conductor de Uber.